La entrada número cien llega, sin bombo y platillos, pero sí desde nueva ubicación geográfica: misma ciudad, diferente rumbo, depa nuevo. Volví por el rumbillo por el que he habitado casi toda mi existencia. Aún no tengo teléfono ni internet, y ni falta que me hace por este preciso momento en el que lo gorreo desvergonzadamente. Lolo tiene ya casi nueve meses y está hecho todo un adolescente insoportable. Tiene podridos a los vecinos con sus desgarradores maullidos y porqué no decirlo, también a mí. Le urgen unos abrazos.
Ya en serio, la vecina del uno es una suerte de brujita enjuta, con piel delgada cual capa de cebolla. Su cuello es como un montón de papel de china arrugado. Se le tensan los pellejos de su pescuezo cuando habla, y no podría apartar los ojos de esa parte de su anatomía si no fuera por sus cejas; un par de trazos cerosos como de crayón carmencita que describen dos arcos, como los de la bruja de Blancanieves. La mujer luce además una hirsuta mata de pelo color zanahoria que recoge en una especie de chongo. Jamás en mi vida me he llevado bien con las mujeres que se llaman como ella: Socorro -qué nombre atroz-. En la primaria tuve una compañera con ese apelativo que siempre se las arreglaba para comerse mi lunch, en la secundaria una de ellas quiso ser mi amiga a base de hipocresías, y en mi vida “adulta” otra Socorrito es la némesis de mi amiga más antigua. Fuck. Y ahora, otra de ellas es mi vecina.
A esta Socorro la tienen podrida los lamentos de Lolo. Parece, además, que vive a la espía de verme salir para emboscarme y tildarme de maltratadora de animales. Yo no puedo sino mirar las líneas de sus cejas que con este calor torrencial de principios de noviembre se derriten lentamente.
Pero Lolo irá al antirrábico la próxima semana, espero que su tormento termine.
Anoche fué Día de Muertos, escribí unas cosillas a propósito de mi nueva serie, aquí les pongo algunas:
Un elefante de cinco patas,
Un ojo en cada rodilla
Baila con suma gracia,
Apoyado en su pata non.
La niña de cuatro piernas
Tiene dos más cortitas -las de en medio
A veces se apoya en ellas
Dejando las otras suspendidas.
Danza por las calles la niña
Como una calavera dislocada
Al son de los latidos de un trombón
Que suena en manos de la mujer sin piernas.
Los pájaros con rostros de hombre
Cortejan a la mujer sin piernas
Ella se siente sensual
Aunque no pueda entregarse en abrazo doble.
La locomoción es cosa extraña
La mujer ha crecido siete piernas
La niña se ha desatornillado dos
Y a horcajadas sobre los hombre de la adulta te observa.
Un funeral para una pierna
Quizá es cosa extraña
Pero esta mujer los ha celebrado
Para cada una que ha perdido en cada guerra.
¡Déjate crecer las piernas sin demora!
No te las muerdas, no las amputes, no se las prestes a otros
Que un fémur es un bien muy caro
Y los muñones comunes.
Hay un anciano con un cuerno en la cabeza sin pelo
Custodia una gallina con cola y piel de gato
Ella pone huevos rellenos
Repletos de plomo de ceniza.
La ciudad canta con sus edificios que se comban
Las chimeneas silban humo elástico
Que forma redes mas allá del mar.
La niña de cuatro piernas a veces parece una mujer
La mujer sin piernas a veces parece niña.
Su lecho lo guardan un dodó y un alca
Bajo la cama una tortuga y el rinoceronte negro
Las cosas que ya no existen son sus iguales
Y las cosas que a duras penas nadie ve en esta vida
Ellas se las topan al doblar las esquinas.
La escarola gotea agua copiosamente
Cruzaste mil charcos al arrastrarla
Tus dos pares de zapatos son unas sopas
Los calcetines cuerdas empapadas
El vestido se siente pesado
Como tu alma, como tus pensamientos
El trueno retumba sobre los edificios combados.
La mujer sin piernas sólo observa
Queriendo asir aves masculinas con su mirada -como si sólo eso bastara
Pero ellos sólo se posan cerca
Al filo de su sillón imitan los parches
De cualquier manera -sin tocarla jamás
A ella no le sirven de nada.
Querríamos mucha cortina y mucho teatro
Para ocultar lo que sentimos
Pero la cortina y el teatro ardieron hace tiempo
Ahora yacen en cenizas
Las gallinas se las han comido.
Con cuatro piernas se siente inmóvil
Con cuatro piernas y toda la libertad no sabe a dónde
Con cuatro piernas se siente sola
Con cuatro piernas y todo el miedo de no saber cómo
Con cuatro piernas ella es todo un drama
Ignora las leyes de la locomoción.
Feliz mes once.
D.