¿Qué es un hombre rebelde?
Es un hombre que dice: “No”
-Albert Camus
Ví un libro publicado por el CONACULTA acerca del Taller de Grabado Mario Reyes en el taller al que asisto. Es una publicación modesta, con fotos de calidad bastante pobre, y sin embargo, la imagen pequeña y borrosa de un grabado bastó para dejarme intrigadísima con lo que observé: una escena de un cuarto, resuelta con líneas trepidantes, vertiginosas; personajes extraños habitando un armario. Un haz de luz temblorosa bajando por la ventana. Un ave indistinta muy tiesa en una esquina. Mi maestro me dijo que él vió ese grabado en vivo, que era una absoluta belleza, y que retrataba uno de los cuartos de la celebérrima Casa Azul de Coyoacán; hogar en su momento de Diego Rivera y Frida Kahlo. El autor: un ruso naturalizado mexicando llamado Víctor Kibalchich Rusakov, mejor conocido como Vlady.
Vlady nació en Petrogrado en 192o, en medio de la guerra civil. Su padre fué el escritor y político Víctor Serge, quien sufrió la persecución por el régimen totalitarista de Stalin. Escribió: “Pasaba las noches con los comunistas, en los puestos avanzados de la defensa. Mi mujer, encinta, dormía detrás en una ambulancia. Con una pequeña maleta que contenía algo de ropa y nuestros objetos más queridos, con el fin de que pudiésemos reunirnos durante el combate y abandonar juntos el campo de batalla”.
Vlady y su padre se exiliaron en Bélgica y luego en la nación francesa, donde internaron en una clínica a su madre: Liouba, quien agobiada por las persecuciones había perdido el juicio. Ella moriría ahí unos años después.
Durante su estancia en Francia decidió ser pintor, conoció a figuras como André Bretón, Wilfredo Lam y Aristide Maillol, quien lo inició en la técnica del grabado. Desgraciadamente, la ocupación de Francia por parte de los nazis en 1941 obligó a padre e hijo a exiliarse sin ser aceptados, por su filiación comunista, en La Martinica, República Dominicana y Cuba. Felizmente, México los acepta en 1943.
Víctor Serge falleció en 1947. Vlady se casó entonces con la mexicana Isabel Díaz, a su lado comienzó a incorporar en él la amalgama única de las culturas rusa y mexicana. Según la crítica de arte Berta Taracena, Isabel se convirtió en “La tierra de Vlady” dándole por fin una patria y un idioma al refugiado franco-ruso.
En 1949 se naturalizó mexicano, participando desde 1945 en mútliples exposiciones colectivas e individuales. Hizo viajes de estudio a Europa, fué seleccionado para participar en varias Bienales, entre ellas las de París, Sao Paulo, Tokio y Córdoba en Argentina.
Promotor de la Generación de La Ruptura (que perseguía una separación de la corriente nacionalista, buscando terminar con la hegemonía de los tres grandes: Rivera, Siqueiros y Orozco) se acercó a artistas como Alberto Gironella, José Luis Cuevas, Héctor Javier y Enrique Echeverría, estableciendo los derroteros del Nuevo Arte Moderno a partir de los cincuentas.
Aunque es la obra gráfica lo que más me fascinó de la obra de este ruso, he de decirles que Vlady también realizó murales: entre ellos unos monumentales en el Palacio Nacional de La Revolución, en Nicaragua , y los que adornan los muros de la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada en la Ciudad de México.
No le faltó el reconocimiento, en 1968 recibió la beca Guggenheim y viajó a Nueva York por más de un año a producir obra en compañía de Isabel. En 1998, el gobierno de Francia lo nombró Caballero de las Artes y las Letras, y en 2004, a un año de su muerte, donó alrededor de 4,600 obras, entre pinturas, dibujos y grabados, al pueblo de México por medio del Insituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Esto es sólo un poco de lo que es el vasto contexto que formó a este extraordinario artista. Les recomiendo con todo mi corazón que no se queden sin conocerlo. Aquí sólo abrí una pequeña ventana, como aquella del grabado de él que tanto me conmovió. Yo sólo puedo decirles que tengo un nuevo amor. Y que es ruso.