Alo.Hoy terminé un cuadro para una expo de cristos. Mi cristo tiene unas ojerotas dignas de Nosferatu y una expresión de catástrofe inminente en su cara sin barba. Le puse su aureola de santidad, con su alfa y su omega a cada lado. Sostiene un libro con palabras en griego en la mano izquierda y un lente con pestañas en la derecha. Nunca antes había hecho una imagen de este tipo. No me desagradó. Pero no creo que lo vuelva a repetir.
Otra cosa que hice hoy en un «rato libre» fue mi primer esténcil. Fuí a la papelería a comprarme un bonche de acetatos, un cutter de esos finísimos como lápices y una magnífica lata de pintura mata-neuronas en aerosol negra. Pensé que no sería muy complicado ejecutar una de estas cosillas en un formato pequeño. Pero la cagué. La cagué en cantidad. Cuando rocié la pintura sobre el esténcil observé que había cortado todo al revés. Lo bueno es que descubrí que tengo buen pulso para la cortada. Igual y hubiera sido una buena cirujana. Pero es el primero de muchos, y por dios que dominaré esta técnica. He visto harto tutoriales en Youtube y leído artículos al respecto. También tengo la opción de que, si la sigo cagando, puedo preguntar a ciertas autoridades en el tema.
Hoy fuí al super con mi abuela, todos los martes hace sus compras para la semana y cuando puedo la acompaño. Mi abuela parece tener algo de demencia, le cuesta un supremo esfuerzo evocar las palabras correctas para expresarse, y sin embargo es una mujer que no necesita lista del súper. Todo lo trae en la cabeza. El problema es que a veces nos tardamos una eternidad en cada pasillo mientras ella recuerda lo que hace falta. En estos casos corro al departamento de panadería, le traigo una rebanada de pan con mantequilla a ella y una mantecada cuajada de nueces para m. Entonces mi abuela, con las mejillas brillantes de azúcar, recuerda que no ha olvidado nada y podemos seguir al siguiente pasillo.
Hoy ví a una niñita encapricharse por un pastelito con betún rojo radiactivo decorado con una araña dibujada con jarabe de chocolate. El pastel estaba tan horrible que resultaba mono. Su papá se lo compró mientras a ella temblaba de emoción, -¡Me voy a comer una araña!-decía con una sonrisota de 100 watts. Es la primera vez que encuentro a una colega amante de las arañas. En eso estaba yo, cuando mi abuela dice que va a anular su voto en las próximas elecciones, porque: -Es como pasar de la caca al estiércol-dijo. Todo esto en la fila de la panadería. Estuvimos de acuerdo con ella.
De hecho yo pienso anular mi voto utilizando mi boleta para hacer algún diseño chido de origami.
Tengo mucho trabajo. Pero creo que mañana me valdrá madres. Necesito un día libre.
Cuídense harto.
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