Saskia invita a sus supuestas tías a una cena. Una cena muy especial. Las mujeres están encantadas: piensan que porfin la hosca niña amante de los insectos se ha doblado ante su carisma. Pero es demasiado tarde cuando se dan cuenta de que la mocosa ha usado las mariposas en almíbar para preparar el exquisito potaje que se devoraron sin casi sentir. Los miembros se les agarrotan y el aire se congela en sus gargantas tal como Saskia lo sospechó: alérgicas a las mariposas. Acuarela y grafito sobre tela.
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