Andábamos por ahí en la web el otro día y nos encontramos esto:
A continuación lo traducimos para beneplácito de l@s visitantes de este callejón de cochinada:
Las ventajas de ser una artista mujer:
1.-Trabajas sin la presión del éxito.
2.-No tienes que estar en exposiciones con hombres.
3.-Puedes escapar del mundo del arte en tus trabajos freelance.
4.-Sabes que tu carrera podría despegar después de que cumplas los ochenta.
5.-Tienes la certeza de que cualquier clase de arte que hagas será etiquetado de femenino.
6.-No te quedarás atascada en un puesto docente vitalicio.
7.-Ves vivir tus ideas en el trabajo de otros.
8.-Tienes la oportunidad de elegir entre la maternidad y la carrera.
9.-No te asfixias al fumar enormes habanos ni has de trabajar enfundada en gigantescos trajes italianos.
10.-Dispondrás de más tiempo para trabajar cuando tu pareja te bote por alguien más joven.
11.-Eres incluida en versiones revisitadas de la historia del arte.
12.-No tienes que pasar la vergüenza de ser llamada «genio».
13.-Ves tu foto en las revistas de arte usando un traje de gorila.
Esta lista nos intrigó sobremanera. Más cuando es precisamente una mujer que quiere llamarse a sí misma «artista», la que administra este blog. El punto uno me fascina, pues aunque la idea de «éxito» es un término completamente subjetivo dependiendo de la escala de valores de cada persona, me considero exitosa al tener independencia y además ser una enormísima mantenida por mis pobrecitos monos. Espero que el punto cuatro se me haga realidad mucho antes de cruzar el umbral de mi octagésimo cumpleaños. El punto cinco me pasa todo el tiempo. Aún no me encuentro en la encrucijada que plantea el octavo, me he medio ahogado por querer hacer a lo que se refieren en la primera parte del noveno, espero que el diez no me ocurra nunca y el doce es completamente genial.
Pues resulta que este increíblemente ácido, ingenioso -y verídico- poster es obra de un grupo de feministas activas desde mediados de los ochenta quienes se autoproclaman Guerrilla Girls.
Las mujeres que forman parte de esta agrupación portan máscaras de gorilas en sus apariciones públicas, -de ahí lo del punto 13 de la lista anterior y lo del nombre; la palabra guerrilla y el vocablo gorila en inglés suenan casi igual- se reúnen muy lunáticamente cada 28 días, y usan como seudónimos nombres de mujeres artistas ya fallecidas. Estas féminas enmascaradas buscan denunciar el sexismo y el racismo en todas sus manifestaciones, han llegado incluso a autoproclamarse «la conciencia del mundo del arte» (estas palabras pueden leerse al pie de la lista que publiqué al inicio del post).
La agrupación recibe donaciones de mujeres simpatizantes, también obtiene ingresos de la venta de sus posters y publicaciones, de los pagos de sus seminarios y charlas. Han sido objeto de grandes debates, se ha escrito sobre ellas en cientos de tesis doctorales, son entrevistadas por grandes cadenas televisivas como BBC o CNN, y en marzo de este año, Yoko Ono les otorgó el premio Courage Award for the Arts.
No puede regateársele a estas chicas ni la inteligencia ni la agudeza. Su ácido sarcasmo intenta corroer el óxido de los prejuicios, las nociones anquilosadas que aún en pleno siglo XXI se niegan a morir. Se ha avanzado considerablemente en la lucha por los derechos de las mujeres y las niñas, pero aún estamos lejos de haber alcanzado un equilibrio.
De repente se me ha ocurrido que siempre he tenido ganas de traer una máscara de gorila en mi bolsa y hacerme llamar Artemisia Gentileschi.
Todos los padres que tenemos hijas querríamos que se convirtieran en Guerrilla Girls cuando crezcan, y que nunca nos lo confesaran—Russell Banks, novelista.