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Subirse a un camión con rumbo desconocido, Babel revivió

No logro recordar cómo han sido los calores de años pasados. Este año está inclemente. Ayer me fuí en camioncito a un lugar cuando me dí cuenta de que la temperatura era tremenda cuando me descubrí sin pensamientos y sin ganas de jalar el ipod desde mi mochila.

No se puede mantener el glamour en estas condiciones, no, no y no.

El sábado, después de acabar cuadro me largué a hacer realidad una fantasía que tenía desde el martes: comprar un bello saco negro que le venga a todo el resto de mi guardarropa. Lo logré. Salí de la plaza, tomé un camión con rumbo desconocido y entré a colonias a las que no había ido antes. Al final el autobús me bajó en una avenida gigantesca que yo tomé por el Periférico pero que era en realidad la Carretera a Tesistán. Ahí tomé un Názgul que me trajo raudamente a Minas Morgul, bajándome en el Hospital San Juan de Dios para los enfermos mentales.

Luego sudé muchísimo en mi casa, tanto que boté los pantalones (nunca había hecho eso) decidí que el domingo no haría nada. Nada mas que tomar la vía recreactiva de Zapopan a las 8 am, dormir y ver a dos amigas. Fué también la primera vez que bicicletié en Tabachines. Me dolió todo. No es una zona fácil, el pavimento está en pésimo estado, deplorable. Esto es algo de lo que te percatas cuando andas en bici solamente ya que tu sensible trasero lo resiente. Otra cosa: a la vía de Zapopan le faltan señalamientos, le falta personal: me perdí dos veces por no estar segura de por dónde ir. En la vía que pasa por Chapalita es muy distinto. Creo que no debería haber diferencia alguna. Pero la hay. Abismal.

Espero este domingo volver a tomar la que llega hasta el Metropolitano con mis dos amigas bicicleteras geeks :D Quiero perder 5 kilos, aunque con los desayunos que nos damos luego de nuestra épica de 24 kms. no creo que lo logre pronto.

Me voy a tramar algo nuevo,

Cuídense.

D.