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Un trébol es un trébol es un trébol

Alguna vez escribí en este Callejón acerca de uno de los mangas del cuarteto nipón CLAMP: la tragedia  hiper violenta, apocalíptica y fatídica X/1999. Mencioné que aunque X, con todo y su ambiente de que todo está a punto de irse por un caño cósmico, su imaginería gore tan delicadamente dibujada, sus historias de amor condenadas al fracaso,  y sus magníficas escenas de acción; no es el trabajo que más admiro del grupo.

Mi favorito de los mangas que las CLAMP han producido sólo lleva cuatro tomos publicados. Se encuentra en pausa desde 1995. Aquí ya nos hemos hartado de esperar. Estamos hasta la madre de tanta falta de respeto a los lectores. Queremos que Mokona Apapa y Nanase Ohkawa boten un poco sus más nuevos proyectos y terminen esa maravillosa fantasía cyberpunk que es Clover.

Suu, una de las protagonistas de Clover, llora. Yo quiero imaginar que le ruega a las CLAMP que le den un buen final. De una vez.

Clover (Trébol) es el nombre en clave que se les dió a un grupo de niños nacidos con poderes síquicos. Encontrados y recultados por el gobierno para convertirlos en armas, fueron clasificados según sus aptitudes: así un trébol de cuatro hojas sería el más poderoso de todos, por encima de los de tres, dos y una hoja. Cuando dos tréboles se unen, sus poderes se suman según sus hojas, así la suma de un trébol de tres con el de uno apenas equipararían el tremendo poder del de cuatro. En esta ciudad lluviosa en la que la historia transcurre, un consejo de ancianos tréboles de una hoja dirige los destinos de la gente.

Suu es una chica de trece años que vive en una jaula. Una jaula inmensa, sin más compañía que unos extraños pajaritos de metal con alas de plumas de brillante metal planchado. Ella misma es como un ave: delgada, delicada, con una voz bellísima. Dedica sus horas a cantar una melodía que alguna vez escuchó en voz de otra fascinante mujer que se convirtió en su única amiga: Oruha, una ronca y sexy cantante de club nocturno con un corazón de oro.

Oruha, un trébol de una sola hoja.

Suu es un arma letal. Es el único trébol de cuatro hojas que ha nacido. Por eso la mantienen confinada. Sus guardianes creen que si ella nunca llega a desarrollar sentimientos fuertes por nada ni nadie no será un peligro. Así que es prisionera, custodiada por unos extraños conejitos enfudados en trajes victorianos.

Pero un día, se le encarga al ex-militar Kazuhiko que escolte a Suu a una locación secreta. En el camino se enfrentarán a gente que desea apoderarse de Suu y su imensa fuerza. Esta delicada niña es capaz de invocar armas de la nada, materializar alas que son capaces de amortiguar una caída de varios pisos o mover pesados objetos por medio de telekinesis. Suu es obligada a usar sus poderes en el camino, enterándose durante la travesía que su guardían es el ex-amante de su fallecida amiga Oruha, quien, dicho sea de paso, era un trébol de una hoja. El único poder de Oruha era el de conocer el momento en el que iba a morir, un dato que ensombreció su amor por Kazuhiko y lo tiñó su pasión con una amarga tristeza.

Ayudando al antiguo militar y su protegida se encuentran Gingetsu, un funcionario del gobierno, y Lan, un chico con un talento extraordinario para las computadoras. Estos dos tienen una relación bastante cercana, formando una simbiosis que sólo podría explicarse en una pareja de muchos años.

Kazuhiko visita la jaula de Suu. Aquí se conocen y comienzan su viaje.

En este manga, las CLAMP dejan de lado su recargado estilo de dibujo y apuestan por un uso bellísimo del espacio negativo: las zonas en blanco, o silencios, ocupan una gran parte de los paneles. Esta deliberada falta de los ambientes añade una tensión incomparable a las expresiones corporales y faciales de los personajes. La obra es dinámica y estática a cada vuelta de página, como un latido lento y bien llevado. Como el viaje de Suu hasta donde quiera que debe llegar. Es por esto que cuando Kazuhiko y Suu son atacados, las líneas del combate turban este espejo límpido que es esta canción del aislamiento que es Clover.

Me preocupa que cuando las CLAMP retomen esta obra congelada termine luciendo como un pastiche mal hecho. El estilo de dibujo y de escritura evoluciona rápidamente, el trazo de Mokona, a más de diez años de haber concebido a los tréboles, seguro será muy distinto.

Espero que Apapa tenga un DeLorean para su mano. Los fans de Clover seguimos esperando, sin olvidar.