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Las manos blancas

Tengo las manos blancas por estar imprimando. Y el sol hace amago de esconderse. Mas le vale no hacerlo. Últimamente los días nublados, lluviosos y fríos me dan para abajo. Ayer me fuí pedaleando hasta Tetlán, hasta el «fin de la vía» y de vuelta. Por primera vez bicicletié escuchando el ipod. Un estúpido se me cerró y realicé una maniobra milimétrica que me libró de dejar medio cuerpo embarrado en el pavimento irregular frente la estación San Andrés. Por lo demás fué un maravilloso paseíto dominical. El viernes hubo aquelarre y ¡wow! todas pachequeamos y bebimos y nos lavamos los pies en torno a mi mesa nueva y al mazo de tarot que Carolina trajo. Haré otro, pronto.
Febrero empieza con todo, soy la única de mis amigas que no está emparejada y Michelle dice que «No tienes pedos», Carolina y Talia que «Tómate un año libre, diviértete, no busques vato hasta el año que entra» pero resulta que sí busco a alguien, a alguien que, como bien dijera Bridget Jones, sea extraordinario.
Porque yo no ofrezco menos.

Y por mientras a divertirse, ¡y a trabajar!

Hoy habrá post en el callejón, el primero.

Abrazo,

D.