Saskia espera al tren con su fiel mariposa en la mano. La emoción de la nueva aventura no la deja ver que está en peligro.
Autor: Diana
La Estación
Saskia sale de su casa y cree que no debe ser muy difícil encontrar su camino en el metro. No le parece extraño que un enorme pez salga deslizándose desde los profundos túneles.
[lang_es]Es raro pero ocurre. En este caso, los rayones previos a la ejecución en la placa de zinc son mucho mejores. Los bocetos tienen el encanto de desvelar parcialmente un misterio.[/lang_es][lang_en]It´s strange but it happens. In this case, the sketching prior to executing on a zinc plate are much better. Drafts have the charm of a partially unveiled mystery.[/lang_en]
Vámonos a tomar algo
«Drinking liquor, I change to quiet another person. And then, this other person also wants a little bit of liquor.»
-Herschel von Ostropol, circa 1750
La bendita frase nos ha llevado a buscar imágenes de ese momento en el que uno, -solo o acompañado- se lleva a los labios alguna bebida que nos altera la percepción de la realidad. El ritual del alcohol y la cafeína mantiene vivas y bien aceitadas -aunque a veces quizás no tan sanas- muchas relaciones. Este momento en el que comienza el viaje hacia las confidencias y la relajación ha sido capturado por muchos artistas. Aquí en el callejón hemos hecho acopio de algunas para su beneplácito. Corran por su café o su bebida espirituosa y disfruten.
¿Habrán plantado a la chica del abrigo verde? Su rostro luce ensombrecido por algo más serio que el ala de su sombrero amarillo. Quizá lee su suerte en los pozos del café.
Es como si a esta musa de Soyer se le hubieran acabado los cigarrillos. Por su expresión inferimos que bebió algo más fuerte que un café.
¡Bocetando con tinta y plumilla! Sin perder la elegancia claro está. Tras su copa de vino busca historias.
Mademoiselle Segatori prefirió cerveza.
Con el ajenjo mucha gente olvidó el frío por un ratito.
Esta chica está y no está. El ajenjo la volvió hacia adentro.
Me extraña que este par sólo haya pedido café.
Este señor va por buen camino. Tranquilamente.
¿Quién no puede dejar de identificarse con esta bella escena de Munch? ¿El grito fué antes o después?
¡Salud!
Corre Mab, corre|Run Mab, run
[lang_es]Algo asustó a Mab en este dibujo porque ha decidido correr. Y con cuatro piernas se llega lejos.[/lang_es][lang_en]Something scared Mab in this drawing, she has decided to fee. And with four legs you can go far.[/lang_en]
Sylvia von Harden, la inmortal
«You know, if one paints someone’s portrait, one should not know him if possible.»
-Otto Dix
Hoy les comparto una de mis obras favoritas de la pintura, hecha por uno de mis artistas preferidos de todos los tiempos: el alemán Otto Dix.
Sylvia cuenta en su artículo de 1959: Memorias de Otto Dix que cuando el pintor la conoció en la calle tuvieron un intercambio que comenzó con él diciéndole:
-«¡Debo pintarte! ¡Simplemente debo hacerlo! Representas toda una época…
– Así que usted desea pintar mis ojos faltos de lustre, mis ampulosas orejas, mi larga nariz, mis labios delgados; quiere pintar mis manos largas, mis cortas piernas, mis grandes pies,- ¿cosas que pueden espantar a la gente y deleitar a nadie?
-Te has caracterizado a tí misma brillantemente, todo ello nos llevará a un retrato representativo de una época interesada no sólo en la belleza exterior de una mujer sino más bien en su condición sicológica.»
El retrato mide 120 por 88 cms, es una técnica mixta y se encuentra en el Museo Nacional de Arte Moderno de París, el Centro Georges Pompidou. Otra excusa para volver a París.
El mundo tiene cabeza de sombrero
«If you want to get ahead, wear a hat»
-@pandeperro
Este sábado por la nochecilla me dí una vueltita por el camellón de Chapultepec, a lo largo de tres de sus secciones se agolpa gente de toda clase y la nalgueadera es inevitable: sus librarios, artesanos y artistas plásticos atraen a los tapatíos ansiosos de sacudirse de la modorra familiar de fin de semana, o a aquellos que buscan un preámbulo entretenido para una larga noche. También hay música en vivo, los skatos patinan alegremente a lo largo de la avenida, las parejas se besuquean mientras los salpica la brisa húmeda que proviene del agua cochina de las grandes fuentes, los modernitos convierten la calle en su pasarela personal y los bicicleteros (algunos bastante hipsters) ruedan felices sobre el gastado pavimento.
Esa noche me topé con una adorable señora que teje. Teje y teje detrás de su mesa donde tiene infinidad de objetos de estambre. Me enamoré de dos hermosos gorritos. Ya los estrené ambos, hechos a mano por una doñita que bien podría ser mi tía abuela.
Todo esto me puso a pensar acerca de una de mis piezas favoritas de ropa de todos los tiempos: los sombreros. Son unos objetos bellos en realidad. Enmarcan el rostro, acentuándolo. Te hacen un enorme favor si tu pelo se rehúsa a acomodarse por la mañana, te protegen del inclemente creador-de-arrugas sol, y eso sin mencionar que te separan del resto de los mortales al caminar por las calles.
Pero alto, los sombreros, gorritos, boinas y demás adornos para la cabeza definitivamente no son para todos. Si resultas ser un pésimo lucidor (a) sólo terminarás gastanto sin sentido. Hay que ser lo más honestos a la hora de pretender comprar uno: a quienes nunca han tenido uno les aviso que se siente muy raro al principio, andas por ahí cayéndote de glamour pero con el cuello tieso de tortícolis. Toma tiempo habituarse pero vale la pena si te das cuenta de si el sombrero trabajó a tu favor. La gente se dá cuenta. La gente te dice. La gente te puede trollear a tus espaldas. Pero también tira flores. Y si el sombrero no te favoreció puedes regalármelo.
Yo tengo varios sombreros. Me encantan. Sé que me quedan bien. Creo que el hecho de que conozca poca gente que los sabe llevar se debe mas bien a que pocas amigas los usan. Anímense. Boten esas cosas horrendas que son las cachuchas (¡Guácala!), encasquétense un buen sombrero e ingresen a lo classy y sexy. El resto del guardarropa ya es elección libre.
Para una rica selección de sombreros visiten esas enormes tiendas departamentales que pululan por la ciudad, esa cuyo nombre comieza por L y termina con Iverpool tiene una sección nutrida y variada. Hay precios de todo. Igual sucede en esa tienda que tiene nombre de castillo de fierrro o algo así. Claro que pueden comenzar por el Camellón de Chapultepec y hacerse de una bella pieza tejida a mano.
¡Vistan a sus cabecitas con algo más que su pelo!
Una última anotación: los Juegos Panamericanos toman la ciudad desde el próximo viernes, el tianguis que les menciono será movido a Av. México durante las tres semanas que dura este evento. Ahí mero donde los domingos es el Trocadero.
La punta rota|The broken nib
[lang_es]Ayer estaba en la rayoneadera con mi súper finísima plumilla que hace líneas más delgadas que un cabello. En una de esas que la meto a limpiar al agua, al sacarla hice un movimiento un poquito menos delicado de lo normal y la quebré. Ya qué.[/lang_es][lang_en]Yesterday i was doodling happily with my extra super fine nib which makes lines thinner than a baby´s hair. At some point i dipped it in water to cleanse it, when i pulled it out i made a movement slightly harsher than i usually do and broke it. Have to get a new one.[/lang_en]
Los elefantes son contagiosos
«If trained right, can be used to smash things. Enemy things.»
-Definición de «elefante» sacada del Urban Dictionary
En este anterior post les prometí que les mostraría en que quedó aquella placa que comencé en aguafuerte. Les recomiendo leerlo si es que al ver esta imagen creen que la hice en lápiz, pluma bic o canutero. No, la hice con toda la fuerza y la sutileza de una tina de ácido.
Me gustan mucho los elefantes. Su prodigiosa fuerza, su memoria, su conciencia de los lazos familiares, su ciega brutalidad al defenderse, sus hermosos bebés y la curva grácil de los colmillos de los machos. Me encanta que tienen cuatro rodillas, amo sus trompa con la que alcanzan todo y también se acarician, su barritar ensordecedor, su aire de seres legendarios, sacados de quién sabe cual periódo post-dinosáurico. Y por si fuera poco, son símbolo de buena suerte.
En el Callejón somos animal lovers, nomás nos falta hacernos vegetarianos.
Escandinavia estereotipada
«I refuse to act my age»
«Strange things happen to strange people»
-El Jägermeister hablando a través de @DeadDamien
Este viernes me topé con una amiga que volvía ebria a su casa al filo de las 7 am. Pasó la noche bebiendo alegremente a puerta cerrada con los dueños de un pub y luego asistió a una amiga que de repente regurgitó el contenido de su estómago en el honorable Water Closet del local. El Jägermeister puso a esta mujer muy comunicativa, nuestro intercambio tuvo lugar a través del Skype -Dios lo bendiga-, cuando aquí eran casi las 12 de la medianoche y en Tampere (este lugar está en Finlandia) casi las 8 am.
Nos conocemos desde hace poco más de 10 años. La nuestra es una de esas amistades que ha sobrevivido a base de una pobre dieta de mensajitos por email, toques en el facebook, retweets y así. La chateada del fin de semana fué la primera que hemos tenido en años.
Las dos dimos gracias al inglés por ser tan fácil; sabemos que cuando el chino reine rampante las cosas no serán tan sencillas. Nos preguntamos algunas generalidades acerca de cómo nos ha ido en la vida últimamente, recordamos a una fallecida amiga británica a la que jamás vimos en persona, nos dijimos nuestras edades y luego estuvimos de acuerdo en que ninguna de nosotras actúa como una respetable mujer de tres décadas.
Recordé las cuatro palabras que me sé en finlandés: Yksi, kaksi, kölme y kiitos. Las primeras tres las conozco porque así se llamaban algunos de los gansos de la bandada que sale en la novela clásica de Selma Lägerloj: “El Maravilloso Viaje de Nils Holgersson”. Significan: “Uno, dos, tres”.
-“ Wow ” – me dijo la chica de Tampere – “ con eso llegarás lejos en un bar «.
-«Kiitos» – le respondí. Eso es «Gracias» en finlandés.
Después hablamos acerca de estereotipos. Le pedí que me describiera cómo era el de la gente de su país. Por el mexicano ni le pregunté, sé que es harto conocido en aquellos helados confines del pequeño mundo primermundista.
Como respuesta me mandó un vínculo a un sitio de cómics que dibuja una chica danesa conocida como Humon.
Las tiras que dibuja Humon no sólo abordan las caracterísitcas de los habitantes de cada país del norte de Europa, en muchas otras ilustra con desparpajo e irreverencia situaciones políticas, del pasado histórico, se burla de las costumbres de sus vecinos, pone de relieve sus comportamientos absurdos, se ríe sin reparos de las costumbres gastronómicas, sociales y religiosas. Me he divertido mucho mirando sus monos. Y lo que es más: me he cultivado.
Algún día pisaré suelo finlandés ataviada de sarape y bajo un enorme sombrero. Cuando conozca a mi amiga me cercioraré de que no un traiga cuchillo oculto bajo la manga, detrás del Jäger. Habremos de tener #pedasincera bajo el círculo polar ártico.
Dense una vuelta al sitio Scandinavia and the World, monos por la maravillosa danesa Humon.
Saskia ha vuelto|Saskia is back
[lang_es]Algunos de los cuadros de la serie de Saskia anduvieron por la ciudad un buen rato. Pero al igual que su protagonista, han vuelto a casa aunque ya tengan dueño. Subiré las imágenes pronto al álbum de la serie.[/lang_es][lang_en]Some of the pics from Saskia´s series wandered through the city for a long while. Like their leading lady, they have returned home even though they are owned. I will upload the images soon to the series album.[/lang_en]
Some of my concerns
Maybe this will be a dark post. Something surprising specially after the shiny character or the last one. I don´t care. This is a post about what´s eating me, my personal concerns and worries. Things that awake me in the middle of the night o drive me drowsy with tiredness at noon.
First: my parents. My father is an almost 60 year old with deep financial problems, a good hearted soul who somehow manages to bump into people who end up abusing him. He is too trusting and gives himself too easily. I don´t know why, but this neurosis of him has taken its toll on my mom, whose advice he never listens. In the verge of his sixtieth birthday, he has nothing certain, no safety net moneywise, no savings, no insurance, nada. If something were to happen, even the simplest of accidents (like a broken bone) they don´t have a fucking penny to sort it out. And he is so broken because of all of previous decisions. This is what they have led him to. It panics me to even think of him at old age. He is extremelly sensitive to any remark said to him on this subject, which makes matters worse. Recently i have found myself incredibly angry, frustrated, not no mention fucking furious at him for his innability to be supportive, he can´t be relied on, unlike so many fathers out there. I am an adult and can manage, but my mom, oh my. She has arthritis, and though the evolution of her sickness relatively well, she has problems with the movement of her hand. Her obsession with house chores worsens her, yesterday i saw her painfully scrubbing the kitchen sink and realized -again, i´ve been aware of this since i am a child- that cleaning a house is how she wants to spend her life. And that´s how she wants to spoil her hands too: cleaning till ill falls off or worse. She has no friends, no social life, she is like a shade of grey, it pains me how far down her insecurities have dragged her. I panic when i think about my parents at old age. Maybe because i am looking and my grandparents, my gradma has trouble walking and talking because she has suffered small brain lesions, she has to be looked after all the time. My grandpa is still very strong at 83, but this sunday he awoke feeling a dizzyness so intense he couldn´t get out of bed. Yesterday i heard my mom saying that they could move in with them. I shivered at the mental image of the four of them in the same space.
I think i´d kill myself first before becoming a burden. I am deep and sensitive but also vain and proud.
And last but not fucking least: there´s the horrible violence and bloodshed ravaging my beloved country. I can´t be dismissive about it.
I have to go back to row.
Much hugs,
D.
Una cazadora solitaria
«We are all damaged in our own way. Nobody´s perfect. I think we all are somewhat screwy, every single one of us»
– Johnny Depp
Hubo un tiempo atormentado en el que andaba buscando el amor en el lugar equivocado. Conocí gente compleja e interesante, personas torturadas por su percepción del mundo, almas de sensibilidad exquisita pero quizá un tanto narcisistas. Esta crónica narra una noche pivotal en la que comprendí que hay mundos a los que no pertenezco, por más fascinantes que los encuentre. Un corazón roto puede ser una brújula vuelta loca, eso me pasó a mí.
«Las ratas cruzan presurosas la explanada del Expiatorio en pos de sus guaridas diurnas. Las esquivo con asco y dificultad, apenas aguanto los tacones. Son las 7:00 de la mañana. Amanece un sábado de abril. Debe ser la parte más fresca del día de esta primavera que acabamos de estrenar. Llevo un vestido azul de seda italiana que me costó carísimo en una boutique de un barrio “alternativo” de Hamburgo. Doy gracias a los dioses -en plural- porque regresa inerme. No le cayó cerveza encima. Nadie vomitó sobre él. Sigue de una sola pieza. No puedo decir lo mismo de mis medias púrpura casi nuevas. Exhiben un nada estético boquete a la altura de mi rodilla derecha. El taxista no quiso llevarme hasta mi casa. Paramos en Madero y Prisciliano Sánchez, de ahí ya no quiso seguir. No sé si es un patán o un imbécil. O si ya se hizo cierta idea de mí porque ando sola a estas horas. Ya no traigo chapetes, la piel de mis párpados absorbió la sombra de ojos desde hace un buen rato. Paradójicamente, los ojos se me ven más grandes, o sería que el espejo del baño de mujeres del café Lido me distorsionó a favor. A estas horas ya he perdido todo el glamour que tan cuidadosamente trabajé horas antes. El hechizo temporal de la lustrosa apariencia de cabello planchado y ojos ahumados debe haberse roto por ahí al filo de las 4 am cuando confronté al tipo que no paró de coquetearme a lo largo de toda la fiesta. Ahora sólo quedo yo, dentro de mi disfraz de mujer hecho jirones.
Se animó a acercarse hasta que estuvo borracho. Yo programaba cualquier canción en la laptop del anfitrión y él se endiosaba. Me sorprendió. Nadie había sido nunca tan frontal conmigo. ¿Un caballero ahogado en alcohol? Me pidió que si podía besarme la mano. Yo tampoco era, a las 2 am, la imagen de la sobriedad, se lo permití. Sentí la ausencia de varias de mis amigas, supe que debían estar en el patio, fumándose el único gallo de la fiesta. La luz era tenue, las caras estaban envueltas en penumbra. Él también se sabía la letra de Parklife. La cantó incluso con un sobreactuado acento que pretendía sonar británico. A esas horas y en mi estado, más bien me sonó escocés. Onda Mark Renton. Le fascinó que me fascinaran Leonard Cohen y David Bowie, que me supiera todas las letras. Le fascinó lo de él que vio en mí. Pero en esa fiesta todos éramos espejos, todos teníamos el mismo pelaje, le aullábamos a lo mismo. “Permítanme decirles que, ustedes las mujeres…”-empezó a decir, atragantándose con su propia saliva- “son una maravilla, son la onda, ¡que viva la vaginocracia!”. Cuando alcancé a escuchar eso charlaba con las chicas de la fiesta, hablábamos sobre el futuro, de dónde íbamos a sacar ladrillos para edificar lo que deseábamos. Harta, lo agarré del hombro y me lo llevé al rellano de la escalera, donde nadie pudiera vernos. Se dejó llevar como un corderillo.
Él era considerablemente más alto que yo, y me quedaba a contraluz. Apenas podía verle los ojos. Debió pensar que lo aparté para besuquearlo o para hacerle alguna propuesta en privado porque pude notar su emoción cuando se acercó aún más a mí. Pero yo sólo deseaba hacerle una pregunta: “Dime algo, si somos taaaan maravillosas, ¿porqué ustedes son tan mierda?”. Peló tanto los ojos que pude ver su brillo en la oscuridad. Se quedó en silencio unos instantes. “Por pendejos, por eso” me respondió, luego me abrazó. Y me besó. El beso fue rudeza, dientes y encías. Y yo, que me sentía tan valerosa dentro de mi traje azul –y más aún después de cuatro cervezas-, tan imponente sobre mis tacones de aguja, tan invencible y chingona detrás de mis sombras grises, rompí a llorar como magdalena mientras me decía que no sabía quién me había lastimado, pero que no tenía idea del tesoro que había perdido, y que ningún hombre merecía que una mujer llorara por él, ni siquiera Brad Pitt. Luego agregó lo hermosa, lo divina, lo guapísisisima que me encontraba, lo mucho que le gustaba, dijo que no me fallaría, que si mi personalidad, que si mi pelo, que si mi manera de ser, y mientras más cosas hermosas me decía, más lloraba yo. Quería que nos fuéramos a su casa. Al oído me suplicó que lo dejara amarme. No le dije que no. Pero él entendió. Abandonamos la fiesta en taxi y nos dirigimos al Lido. A las cinco de la mañana. Los parroquianos parecían restos de algún naufragio. Los manteles de poliéster estaban todos repletos de agujeros abiertos por cigarrillos encendidos. Mi acompañante y yo nos sentamos cerca del baño. La camarera de cara grasosa y pestañas tiesas como telarañas nos tomó la orden: un café negro para mí, una tecate para él. Seguía pidiéndome permiso para besarme la mano mientras vaciaba la primera cerveza de cinco. Nunca pude verlo sobrio. Supe que es cineasta y que tiene broncas con la soledad. Le eché cuatro cucharadas de azúcar al café. Todo lo posible por endulzar esa madrugada. Tenía sus ojos clavados en los míos a sólo un palmo de distancia. Pude ver un polvo blanco en sus delicadas fosas nasales. “Proyectas tanta esperanza” –me dijo, y luego agregó que me amaba. Se me escurrieron un par de lágrimas más que ya no tenían que ver con el desamor, los ojos me escocían. A las diez tenía una despedida de soltera y antes debía despedirme de él. Pedimos la cuenta.
Abracé, tal vez por última vez, a ese hombre que dijo haberse enamorado de mí en unas horas. Con los primeros rayos del sol dolía verlo tan perdido. Yo sabía que lo nuestro que nunca empezó en realidad no habría funcionado. Pero sus palabras fueron lo que necesitaba oír. Abro la puerta del taxi, la piel del dorso de mi mano rígida de saliva seca y me marcho a casa. Miro la ciudad despertarse. Aquello que busco no puede estar muy lejos.»
La placa abortada|The aborted plate
[lang_es] Esta placa de zinc luce muy bien entintada y lista para ser impresa. Por eso le tomé la foto. Cuando ví la prueba impresa me dí cuenta que no tenía pies ni cabeza. Horrible. Ni modo. Tomé la decisión de borrarlo todo. Asi sucede a veces, pasé horas borrando mis propios rayones sobre el metal. El próximo lunes nacerá otro grabado.[/lang_es][lang_en] This zinc plate looks very good inked and ready to be printed. That is why i took a picture. When i saw the test print i realized it had no logic and that the composition sucked. Horrible. It could not be helped. I decided to erase it all. It happens like that sometimes, i spent hours sanding down my own doodles on the metal. Next monday another engraving will be born.[/lang_en]
Un confesionario con patas
…eso es lo que a veces creo que soy. Por alguna extraña razón, la gente conocida y extraña me cuenta sus cosas. A veces las más orates, otros las más dolorosas. Los taxistas son unos seres que desbordan historias. Por lo general me cuentan de sus pasajeros, las menos me cuentan sobre sus vidas. Esta es una crónica de unas confidencias que me confió un taxista el año pasado, cuando al levantar una ansiosa mano sobre la avenida él fué el primero que se ofreció a llevarme. Se las comparto:
“Creí que era su vestido de novia” me dice el taxista a propósito del largo plástico blanco en el que llevo envueltos varios cuadros. Éste ondeaba al viento que precede a toda lluvia inminente cuando levanté la mano para pararlo. Es toda una ironía. Más cuando no tengo idea de si algún día querré casarme de blanco. O si aquello con lo que siempre estaré casada será el dibujo. Todavía estoy tratando de acomodarme bien en el asiento trasero del vehículo cuando indaga: “¿es usted pintora?”. No es exacto, -sobre todo soy dibujante- pero respondo que sí. Un sí categórico. Apenas puedo verle la parte de atrás de la cabeza desde donde estoy sentada. Lleva revueltos los pocos pelos que le quedan, y cosa extraña, no suena ni la radio ni música alguna dentro del vehículo. Se crea una burbuja de silencio mientras circulamos por López Mateos. A la luz roja del semáforo, el taxista inclina angustiosamente su cabeza de un lado a otro. Parece que trae al mundo entero sobre sus hombros. La burbuja se rompe cuando se lo digo. Me entero de que solía ser transportista hasta que hace unos meses su tráiler se dañó. Necesita 30 mil pesos para volver al camino. Luego me informa que recién enviudó. A continuación menciona que está enamorado de nuevo. Voltea a verme en otra luz roja. Los ojos azules lucen tristísimos y cansados. Sonríe con timidez. Le faltan todos los dientes que debieran ir entre los caninos. Su nueva novia vive en Tepic. Trabaja de cajera en un Ley. Y se porta méndiga con él. No le dice que lo quiere.
“Cuando la conocí, pensé que esas pulgas no brincaban en mi petate, pero resulta que si brincan. Mire que así, chimuelo, sigo teniendo mis pegues”. Hay orgullo en su voz cascada. Y añoranza. La chica/señora no se acaba de decidir a venir a vivir con él. Está desconfiada. Crió sola a sus hijos. Puedo entenderla, pero eso no se lo digo al taxista. Llegamos a mi destino pero no me bajo pues él sigue hablando. No me atrevo a cortarlo. Luego viene la historia de un viejo amor del camino. Una adolescente de 16 años. Se amaron locamente por tres días. En alguna ranchería en Chihuahua. “Me sentía como un méndigo toro”-comenta. Él siguió camino. Cuando pasó de nuevo por aquel lugar al venir de vuelta, la chica estaba muerta. El padre la mató a balazos por su deshonor. Pienso que hay gente que paga demasiado caro su amor. Esa chica pagó el precio más alto. No sé qué decirle. Minutos después aún puedo sentir vibrar la brutalidad del episodio, él aparenta demasiada serenidad. Sus ojos no se han empañado ni un segundo. Creo que a él no le haría mal llorar un poco. Le recomiendo una masajista de shiatsu que hace unos meses literalmente me exprimió las lágrimas cuando hundió sus dedos implacables en mi espalda. Entonces me dice que sus recursos son escasos. No ha empezado a llover. “Casi todo el dinero que gano se lo mando a mi novia, por eso no me he puesto mi prótesis dental” a estas alturas de las confidencias, puede sonreír sin pena. Alcanzo a verle la campanilla. El amor siempre tiene un precio.
Probably i´m in not condition of writting right now. In the heart of
this moment i´m listening to Bowie singing about a Rebel while some weird smoke comes from my neighbor´s window. Which makes me remember a very recent time when someone in the building decided to throw some Hiroshima mass-murdering ant poison.
About a month ago i was riding an art collector´s pick up with his family in the aftermath of a huge thunderstorm. In this city, rain is not a gentle phenomena. It pours down furiosly: people´s houses are flooded, trees fall down, power shuts down and so on. I was so happy i was on board this powerful vehicle i even said out loud: «Oh how lucky are we to be on this truck, no harm will come to us» I had not ended uttering this words when the all-mighty vehicle stopped on its tracks, something happened it broke down. A funny whipslash kinda noise came from the motor. What followed was a massive black out and the slowest and most crowded taxi ride of my entire life. I got home at 2 am completely knackered and entirely convinced that my collector is completely barmy. This sorta things only happen to him. And i am supposed to be the crazy artist. Jesus.
I have to tell all of you that on my way home from the engraving workshop, about an hour ago, i saw a flock of little black birds. Hundreds of them, flying in a river-like formation, making the most beautiful noise with their fluttering wings. I wish i was Tiresias right now, for he could foresee the future through bird-watching.
Something great happened about three weeks ago. I think it would be enough if i just said that my life has changed entirely for good. Most of the time i feel happy and blessed, the least of the time i am freaked out and scared, but i think that i have learned, after a long time of smacking into walls and feeling miserable, to be happy and complete-by-myself, i knew the joys of my solitude and now share myself from my sense of wholeness, not from my emotional voids. It took me more than two years to evolve into the person i am now. It was a long way but it was worth every step.
I can say with all honesty i am still a terribly insecure person. And thay maybe i have many things stalled because of this yucky factoid of my personality. I keep pulling and pushing myself because time is a ruthless creature and it simply does not know the meaning of mercy.
I want to reach old age with no regrets.
Much luv to all,
D.
[lang_es]Cuando estaba haciendo la serie de Saskia en el Subterráneo, pensé que ella al final perdería su larguísimo pelo. En algún lugar leí que la memoria emocional se queda en el cabello, así que pensé que sería una forma de dar a entender que ella, de alguna manera, se liberó de cosas. Luego me dí cuenta de que Saskia pelona no es ella. Se ve triste sin su pelo. Así fué como conservó su liso infinito.[/lang_es][lang_en]When i was working on Saskia en el Subterráneo (Saskia on the Underground), i thought that she would lose her long hair in the end. Somewhere i read that the emotional memory is stored in the hair, so i believed it would be a way to get across the point that she freed herself from stuff. Then i realized that an almost bald Saskia is simply not her. She looked sad without it. So she kept her infinite locks.[/lang_en]
[lang_es]Estas monas fueron producto de un momento completamente random, sin propósito ni beneficio, sólo miran desde el cuaderno.[/lang_es][lang_en]This women where the product of a moment of utter randomness, without any purpose whatsoever, thet just stare from the sketchbook.[/lang_en]
Probably i´m in not condition of writting right now. In the heart of
this moment i´m listening to Bowie singing about a Rebel while some weird smoke comes from my neighbor´s window. Which makes me remember a very recent time when someone in the building decided to throw some Hiroshima mass-murdering ant poison.
About a month ago i was riding an art collector´s pick up with his family in the aftermath of a huge thunderstorm. In this city, rain is not a gentle phenomena. It pours down furiosly: people´s houses are flooded, trees fall down, power shuts down and so on. I was so happy i was on board this powerful vehicle i even said out out: «Oh how lucky are we to be on this truck, no harm will come to us» I had not ended uttering this words when the all-mighty vehicle stopped on its tracks, something happened it broke down. A funny whipslash kinda noise came from the motor. What followed was a massive black out and the slowest and most crowded taxi drive of my entire life. I got home at 2 am completely knackered and entirely convinced that my collector is completely barmy. This sorta things only happen to him. And i am supposed to be the crazy artist. Jesus.
I have to tell all of you that on my way home from the engraving workshop, about an hour ago, i saw a flock of little black birds. Hundreds of them, flying in a river-like formation, making the most beautiful noise with their fluttering wings. I wish i was Tiresias right now, for he could interpret the future through bird-watching.
[lang_es] Aquí está la dama de nuevo. Muy flexible ella.[/lang_es][lang_en]Here is the lady again. Quite bendable she.[/lang_en]