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«Desconfía de ciertas flores»

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Esta es una de las frases que, parodiando haikus, fueron impresas en uno de los tantos posters promocionales de la magna exhibición que Yoshitaka Amano tuvo en Nueva York en noviembre de 1997. Virtualmente desconocido fuera de su natal Japón, Amano invirtió millones de dólares en comprarse su primera exposición en Estados Unidos. Pagó por cubrir de publicidad 577 vagones del metro de la ciudad (más de la mitad) y por insertos en revistas y periódicos. Afiches anunciando su muestra de 10 días en el edificio Puck se pudieron ver por casi toda la ciudad.  Además, un enorme mural que proclama «Think like Amano» (piensa como Amano) dominó por varias semanas una pared de un edificio de la calle Houston, a unos pocos pasos de la sede de la muestra. La exposición fué un éxito tanto de crítica como de ventas y significó para Amano darse a conocer y legitimarse como artista serio (a pesar de la desvergonzada promoción, que tenía horrorizados a los críticos puristas) en Estados Unidos.

Lanzarse al mundo del arte nunca ha sido fácil, y el talento para la autopromoción, sin importar que tan vulgar o extravagante sea, es algo que nunca ha lastimado a ningún artista: Basquiat repartía postales con su trabajo impreso en los restaurantes de Soho de Nueva York, Jeff Koons instaló un cachorro de veinte metros hecho de flores a la entrada de una exhibición en Europa,  Joseph Beuys vivió por tres semanas en una galería con un coyote, y quién no recuerda al pintor tapatío Juan Kraeppelin, quien vendía camisetas en el Baratillo y en una ocasión llegó a una exposición empujando una carreola en la que venía paseando una cabeza de puerco.

¿Pero quién es Yoshitaka Amano? Amano es un diseñador, cineasta, ilustrador y pintor cuyo campo de acción va desde ilustración para libros, diseño de personajes de videojuegos, pintor de escenografías para obras de teatro y vitralista. Amano es el pincel y la mente detrás de personajes que hemos conocido en México como el trágico José Miel (Honeybee Hutch) y la Fuerza G (Gatchaman), a quienes creó siendo aún adolescente. También ha diseñado los personajes y ha sido el director de arte de la mayor parte de las series de juegos RPG Final Fantasy. Colaboró con el director Mamoru Oshii en los ochentas para producir y realizar toda la concepción visual del corto de culto El huevo del ángel.

Yoshitaka Amano, muy limpiecito para estar trabajando
Yoshitaka Amano, muy limpiecito para estar trabajando

Amano nació y creció en Shizouka, una población al pie del monte Fuji, en 1952.  Empezó a dibujar en rollos de papel que su hermano mayor llevaba a casa del trabajo. Después de una visita a los Estudios Tatsunoko (responsables de la serie que aquí conocimos como Meteoro), Amano decidió -para gran horror de su familia y amigos, quienes esperaban que persiguiera una carrera más tradicional- que había encontrado su vocación y dejó la preparatoria a los 15 años para dedicarse de lleno a dibujar. Deslizó varios de sus trabajos bajo la puerta del estudio y eventualmente fué contratado.

El éxito lo acompañó desde el principio. Amano parece poseer aquello que los japoneses llaman un, puede ser traducido como suerte o visión, combinado con un extraordinario sentido de la oportunidad. Su estilo trae reminiscencias del arte de Arthur Rackham, el británico que ilustró Alicia en el país de las maravillas, de artistas del cómic como Michael Kaluta, o de pintores como el genial vienés Gustav Klimt.

La cautivadora Terra Brandford, protagonista de Final Fantasy VI, sobre su Magitek
La cautivadora Terra Brandford, protagonista de Final Fantasy VI, sobre su Magitek
El osado grupito de héroes del primer Final Fantasy se enfrenta a Ex-Death
El osado grupito de héroes del primer Final Fantasy se enfrenta a Ex-Death

El arte de Amano es fantasía; en su imaginería abundan las chicas, las espadas, los monstruos. El movimiento de sus líneas es vertiginoso, nada está estático, todo parece vivo, los ojos melancólicos de sus personajes, orlados de elegantes ojeras, cautivan y nos hacen pensar en las historias que guardan detrás. Su atención a los detalles es exquisito. Amano puede tomar un personaje tipo bárbaro, grande y tosco, y lo hará hermoso. Tal vez el más claro ejemplo de esto es su legendario D, el cazador de vampiros basado en la serie de novelas Vampire Hunter D escritas por Hideyuki Kikuchi. D es poderoso pero estilizado, con miembros acentuados pero de pose ligeramente andrógina, su obsesión: atrapar y matar al Rey de los Vampiros: Drácula, quién puede o no ser, a la Edipo Rey o Star Wars; su padre.

D, el cazador de vampiros
D, el cazador de vampiros
D, parricida en potencia
D, un elegante parricida en potencia

Amano ha publicado numerosos libros a lo largo de su carrera, incluso ha colaborado con el escritor Neil Gaiman en el libro «The Dream Hunters». Hay muchas recopilaciones de los dibujos y pinturas que ha realizado en sus más de 30 años de labor, pueden encontrarlos en amazon.com o si tienen suerte y dinero tal vez se topen con alguno en su comiquería o convención de historietas favorita (no hay muchas en la ciudad).

El señor Amano es muy joven aún, no pasa de los sesenta años y su  pluma sigue tan viva como cuando empezó, es un hombre que puede decir con orgullo que no ha hecho nada en su vida mas que hacer monos. Sigue tan fiel a sí mismo y comprometido con su arte como cuando entró a trabajar a Tatsunoko cuando no era más que un mocoso de 15 años. Eso se nota.

¿Están listos para confiar en las flores?

http://www.amanosworld.com/