Pues que ando merodeando por la FIL desde ayer. Y digo desde ayer y no desde el sábado porque me cayó una chamba de hacer unos monos para un diario local. Después de pasar encerrada 72 horas dándole a los retratos, resultó que no les funcionaron. Bueno, pues me encabroné. Perdí mi tiempo, mi material y además dinero. Estoy esperando que termine la feria librera para negociar qué onda con el pago. Lana que, por cierto, irá directa y sin escalas whatsoever a terminar con mi diminuta deuda con la banca. Diminuta pero jodona. Como una piedrita en el zapato.
Y pos puede que haga un viaje fuera del rancho antes de que acabe este loco y rarísimo 2010 en el que me he pasado buscando mil cosas sin encontrarlas aún. Otra cosa: estoy también un poco encabronada con las gentecitas de la tintorería Aquamatic: llevé unas prendas la semana pasada, fuí por ellas el viernes y resultó que el broche de mi maravilloso suéter rojo-como-la-sangre estaba dañado, el cinturón de mi gabardina: perdido. Pues que me lo van a buscar, y el broche, dicen que lo arreglarán. La respuesta aún no llegua, estamos a miércoles y pienso que la gente no debería hacer un trabajo mediocre jamás. Pero en fin, la mediocridad es la norma por lo general, en todo. Eso también me hace encabronar.
Pero desde ayer que paré mis patitas en la Feria Internacional del Libro, la cosa mejoró. Ví amigos que no veía en un buen rato, me topé caras conocidas, cazé algunas historias, ando por ahí con mi pasecillo de prensa, mi cámara, mi laptop, mi curiosidad y toda mi disponibilidad.
Bendita la vida por los amigos y amigas, me salgo de casa y no hago sino comprobar que no estoy sola. Siguen los lobos aullando por ahí.
Me voy a la FIL. Sigan la cobertura compostera aquí.
Y last but not least, mi amigo Jorge Báez y dos de sus amigos transmiten todos los días de la FIL, desde las 8 pm por las ondas efemeeras (o sea de FM) de Radio UdeG, el magnífico programa radiofónico Buenos Muchachos. ¡No se lo pierdan! es en el 104.3 de frecuencia modulada.
¡Saludos!
D.