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Recta final del mes más cruel

Aquí con la novedad de que inauguré expo el jueves. Se llama «Retratos de Gourmets», estará todo un mes en las instalaciones de la Alianza Francesa (López Cotilal 1199). Pásenle a ver a mis gordos. Una serie de 12 cuadros que me costaron muchísisimo trabajo terminar. Nunca una serie había tenido un proceso tan lento y difícil como esta. Hoy es lunes y he de lidiar con el síndrome post-expo. Estoy pensando que sigue. Y que es imposible descansar. Ya descansé tres días. Pero no sé porqué, siempre la gueba me produce mucha culpa. Pienso en lo que viene, y en que mayo debe ser muy productivo. Mi cumpleaños, y por lo mismo, mi año nuevo, se viene encima. Quiero tantas cosas.
Una amiga se casó al civil el sábado. Fui su testigo y me gustó. Luego visité una gigantesca cantina al aire libre (también conocida como Feria de San Marcos) y fuí a un concierto. El domingo vegeté aunque intenté tomar a Babel bajo el sol de justicia mientras planeaba los gastos del mes que entra. Tomé conciencia de que soy una manirrota de lo peor. Ya tengo que ahorrar.

Y aprendí a comprar por internet -craso error-.

Abril no fué, este año, el mes más cruel. Pero si uno en el que elijo cortar cosillas. Como hizo mi querida Klodia con su cuchillito.

Cuídense,

Bais.

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El último unicornio

¡Quédate donde estás, noble bestia!
Este mundo no es para tí.
Quédate en tu bosque y mantén
verdes tus árboles, protege a tus amigos
Y que tengas buena suerte, porque eres el último.

Tenía sólo siete años cuando la vi por primera vez. Y 23 años más tarde, por culpa de ella, llevo desde hace unos días un solo arete de plata en forma de unicornio pendiendo de mi oreja derecha. También tengo un dije de pewter con la misma forma. Podrían sacarse muchas conclusiones de esto: que si el cuerno espiralado de esta bestia fantástica es un símbolo fálico, que si nunca he crecido, que si me escapo de la realidad. Todo eso es basura. He revisado la génesis de mi amor por estos animales mitológicos. Y es la que les voy a contar.

Pasaron la película una noche. Mis padres me la grabaron en la fiel Betamax. La cinta, en dibujos animados –maravillosos-, narraba las desventuras de el último unicornio que quedaba en el mundo. Recuerdo la música, el intro, las rimas maniáticas de la mariposa que le hace saber a la unicornio que un terrible ser llamado El Toro Rojo empujó a todos los de su especie –menos a ella- hacia el oceáno. Y el viaje que ella emprende en búsqueda de sus congéneres. Un viaje que la lleva a darse de frente con algo aún más pavoroso que el infame bóvido del color de la sangre vieja: el amor. Parece un lugar común, pero el último unicornio se convierte en el único que sabe lo que es amar, y sentir remordimiento.

El poster promocional de la película, en la imagen, el infame Toro Rojo

"Soy el último unicornio que queda en el mundo"

No podía sino sentir una pena inmensa por la unicornio. Agotada en los caminos de los hombres, ninguno la reconoce por lo que es. Todos ven una yegua blanca. Intentan apresarla. Poseerla. De todos logra escapar. Menos de la bruja Mommy Fortuna y su Carnaval de Medianoche, quien a pesar de su mezquino corazón logra reconocerla a la vera del camino.

Mommy Fortuna usa trucos de quinta para lograr que la gente reconozca a la unicornio atrapada. “Es la única forma en que en estos tiempos alguien pueda reconocer a un verdadero unicornio”- le dice. Y es que todo el show de la bruja consiste en engaños. Embruja a sus tristes animales cautivos para que parezcan una quimera, una mantícora, un sátiro. La gente, embotada, queda completamente engañada. Y paga por ver.

Entonces entra en escena el incompetente mago Schmendrick. Él libera al unicornio no con su magia, sino robándole las llaves de la jaula al otro chalán, un pobre diablo llamado Rukh. Schmendrick está bajo una maldición: la de la inmortalidad. Sólo podrá envejecer y luego morir cuando se convierta en un mago de verdad.

Y así esta película, y el libro, el cual tuve la fortuna de comprar hace unos años en Seattle, trata sobre quiénes somos en la realidad, y quiénes pueden vernos en todas nuestras fortalezas y debilidades. Sobre la pobreza de la conformidad, sobre el valor de arriesgarse a dejar el autoengaño.

Ahora tengo 30 años, y aún no he visto un unicornio. Me pregunto si no me irá a pasar como a Molly Grue, la segunda acompañante del último unicornio en su búsqueda. La tercera persona capaz de reconocerla.  Me pregunto si no le diré, cuando lo vea, lo mismo que Molly: “¿Dónde estabas hace diez años, hace veinte años?, ¿Dónde estabas cuando yo era pura? Cuando yo era una de esas doncellas inocentes a las que siempre te acercas… ¿Cómo te atreves…?,¿Cómo te atreves a venir ahora?, ¡¿Cuándo soy esto?!”

Esta escena me partía el corazón de niña. Ahora, con mayor razón.

No dejen de ver «El último unicornio” la película salió en 1982. La produjo el estudio Rankin/Bass -si, los mismos que animaron series como Halcones Galácticos y Thundercats-  en la versión en inglés, las voces son de Mia Farrow, Jeff Bridges, Alan Arkin y Angela Lansbury. La música es de América. Pueden comprarla, con un poco de suerte, en Mixup.

Y tampoco se pierdan la novela, el autor es el fabuloso Peter S. Beagle. La encuentran en inglés en amazon.com. La casa editorial es Roc Trade.

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Mi fantasma favorito…

…es, sin lugar a dudas, el ánima de Sayula.

Aquí les dejo, todo un clásico del siglo XIX

En un caserón ruinoso
De Sayula en el lugar,
Vive Apolonio Aguilar
Trapero de profesión.

Hace tiempo que padece
Hambre voraz y canina
Y por eso está que trina
Contra su suerte fatal.

No es borracho, ni juega
Solo comer es su vicio
Pero anda mal del oficio
Ni para comer le da.

Cuatro tablas, dos petates
Un bacín roto de barro;
Cuatro cazuelas y un jarro
Son de su casa el ajuar.

Su mujer y sus hijuelos
Macilentos y hambreados
Con semblantes extraviados
Piden pan con triste voz

Pan allí ni por asomo;
Hambre s, disgustos mil
En aquel chiribitil,
A pasto y a discreción.

Llanto solo de miseria
Que goteando noche y día
Apagó dejando fría
La ceniza del hogar.

Por eso el trapero esconde
Entre sus manos la cara;
Maldice su suerte avara
Que le causa aquel dolor.

Y fijando en su consorte
Su penetrante mirada
Con voz grave y levantada
De esta manera le habló:

«Es preciso que ya cese
Esta situación terrible;
Vivir así no es posible,
Harto estoy de padecer.

Me ocurre feliz idea,
Que desde luego te explico;
Esta noche me hago rico
O perezco en la función.

Escucha y no me repliques
Mi suerte está decidida.
El porvenir de mi vida
Depende de esta ocasión.

Tu sabes que en esta tierra
Entre la gente de seso
Se cuenta cierto suceso
Que ha causado sensación.

Se dice, pues, que de noche
Al sonar las doce en punto
Sale a penar un difunto
Por las puertas del Panteón.

Que las gentes que lo ven
Huyen a carrera abierta
Y todos cierran la puerta
Encomendándose a Dios.

Que por fin un desalmado
Se encara, ya con el muerto;
Más de terror quedó yerto,
Patitieso y sin hablar

Esto lo aseguran todos
Y mi compadre José
Me ha jurado por su fe
Que también al muerto vi.

Y me asegura que el muerto
Tiene la plata enterrada
Y busca gente templada
Con quien poderse arreglar.

Pues bien, me siento con bríos
para hablarle al mismo diablo,
A ese muerto yo le hablo
Aunque me muera después.

Mucho peor es morir de hambre
Que morir de puro miedo
Y si yo con vida quedo
Seremos ricos después.

«Por Dios! Apolonio» dijo,
Su mujer muy afligida:
«No juegues así la vida
Deja a los muertos en paz.»

«No mujer, no retrocedo,
Es una cosa resuelta;
Si pronto no doy la vuelta
Prepara mi funeral».

Dijo y con paso veloz
Pálido como un difunto,
Salir de su casa al punto,
Camino para el Panteón.

Envuelto en tinieblas yace,
De Sayula el caserío
Y un aspecto muy sombrío
Allí reina por doquier.

No se oye voz humana
Ni el más ligero ruido,
Solo lejos el aullido
Pavoroso de algún can.

Algún pájaro que cruza
En las tinieblas perdido
Lanza fúnebre graznido
Al ir de su nido en pos.

Y al extinguirse perdido
Que al corazón pone susto,
Canta el tecolote adusto
En el ruinoso torreón.

Negro toldo cubre el cielo,
Y al soplo del viento frío
Gimen los sauces del río
Con quejumbroso rumor.

Lúgubre la noche está
Y en su fondo pavoroso
Brota a veces luminoso
Un relámpago fugaz

La silueta del trapero
Que a la ventura de Dios;
Va de la fortuna en pos
Hasta vencer o morir

Mas a medida que avanza
Su valor se debilita
Y es dueño de honda cuita
Su angustiado corazón.

Avanza pues presuroso
Aquel hombre de faz yerta,
Y al fin se mira en la puerta
Del tenebroso panteón.

Allí con mortal congoja,
La hora fatal aguarda;
Hora que tal vez no tarda
En sonar en el reloj.

Por fin de repente suenan
Doce lentas campanadas,
Cuyas notas compasadas,
Vibran con sordo rumor.

Notas lentas y solemnes
Cuyo sonido retumba
Como el eco de una tumba
Con quejumbroso rumor

Por fin a esperar se pone
Y sin grande dilación
Las puertas de aquel panteón
Se abren de par en par.

Cruza el lindel el fantasma
Mudo, rígido y sombrío
Como el sepulcro frío
Y horrible aborto de horror.

Lleva cubierta la faz
Con negro y tupido velo
Y arrastrando por el suelo
Lleva también el sudario.

Aguilar, de espanto yerto
Y erizado su cabello
Con agitado resuello,
Corre tras de la visión.

Y haciendo un supremo esfuerzo
Cual si jugara la vida
Con voz despavorida
De esta manera le hablo:

«De parte de Dios te pido
Me digas cómo te llamas
Si penas entre las llamas
O vives aquí entre nos.

Qué buscas por estos sitios
Donde a los vivos espantas?
Si tienes talegas cuántas
Me podrás proporcionar?»

«Me llamo Perico Zurres»
Dijo el fantasma en secreto,
«Fue en la tierra buen sujeto
Muy puto mientras viví,

Ando ahora penando aquí
En busca de algún profano
Que con la fuerza del ano
Me arremangue el mirasol.

El favor que yo te pido
Es un favor muy sencillo,
Que me prestes el fundillo
Tras del que ando tiempo atrás

Las talegas que tú buscas
Aquí, te las traigo colgando,
Ya te las iras arrimando
A las puertas del fogón».

Lleno de sorpresa quedó
El pobrecito trapero
Y echando al suelo el sombrero,
El infeliz exclamó!

«Por vida del Rey Clarión
Y de la madre de Gestas
Qué chingaderas son estas,
Que me suceden a mi?

Yo no sé lo que me pasa.
Pues ignoro con quien hablo,
Este cabron es el diablo
O mi compadre José!.

Buena fortuna me hallo
En esta tierra de brutos,
Donde los muertos son putos
Que garantías tengo yo?

Lo que me suceda a mi
Es para perder el seso;
Si los muertos piden sieso
Los vivos que pedirán?

Venir de lejanas tierras
A buscar aquí, la vida
Y mi suerte maldecida
Me depara un trance atroz.

No tener yo mas alhaja
Que la alhaja del fundillo
Y me la pide este pillo
Que dice que ya murió!.

Esto es cuanto puede verse
Por las crestas del Demonio
Si lo aflojas Apolonio
De aquí, sin culo te vas»

Así el trapero exclamó!
Muy pensativo y mohíno
Del pueblo tomó el camino
Y en sus calles se perdió!.

Y es fama que cuando oye
Que hablan del aparecido
Receloso y confundido
Se pone una mano atrás.

MORALEJA

Escucha, lector:
Si por alguna vez
Te vieres como Apolonio
En crítica situación.
Si tropiezas acaso
Con alguna Anima en pena,
Aunque te diga que es buena
No te confíes jamás.
Y por vía de precaución
Llévate como cristiano
La cruz bendita en la mano
Y en el fundillo un tapón.

Bais,

D.

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Y ahora no camino vuelo…

Es sábado de gloria. Volvió el agua. Y tiro líneas para mí. Por mí.

Luego quiero que vuelen conmigo.

A finales de abril. En la Alianza Francesa.

D.

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Rechinando los dientes

Odio odio odio los días santos. Estos días que transcurren como en cámara lenta y todo está parado. Hoy es jueves santo y tengo despierta desde las 7 am. Me arreglé, saqué la basura, tomé unas fotos de unos cuadros, las edité, las envié por correo electrónico, metí a lavar mis sábanas y bueno, acabo de enterarme hace unos pocos e histéricos minutos que olvidé el megacorte de agua que el SIAPA venía anunciando desde hace semanas cuando intenté jalar la manilla de mi inodoro.
Las siguientes escenas fueron lamentables: no pude lavar los platos (me desquician los platos sin lavar) tuve que sacar las sábanas a medio lavar de la lavadora y proceder a exprimirlas lo mejor que me da la fuerza de mis brazos ñengos, me dí cuenta de que completar lo que había quedado a medias con el agua de mi garrafón me costaría tres días se sed. La mejor salida sería, lógicamente, ir a casa de mis padres en lo que la sequía termina. Pero, uf, no quiero ir. Prefiero terminar los tres días de corte hecha una bestia de pelo grasiento y enmarañado que volver. No hay problemas familiares, ni nada que se le parezca. Simplemente no quiero ir a casa de mis padres.
La vida en libertad es adictiva.

¡¡Aergh!! apenas va el jueves santo, faltan otros tres días de ciudad fantasma y aquí en la mansión no hay agua…

Me jalo mis -próximamente grasosos- pelos

Cuídense,

Bais.

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Las habilidades meseriles del pasado distante

Creí que no sabía cocinar. Mis habilidades en en el encantador cuartito de mi casa donde habita la estufa no pasaban de calentar agua para las sopitas -exquisitas- de sobre y alguna carne marinada en harto jugo de limón. Pero hoy vinieron en mi auxilio las habilidades que aprendí cuando fuí mesera en la Hostería del Ángel. ¡Preparé rotolatas! cada una me quedaba mejor que la anterior. Y el sabor, oh sí el sabor, mucho mejor de lo que recordaba.

Considerablemente más complicadas que las sopas de sobre.

Casi me puedo casar.

Cuídense,

D.

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Gordo y suculento amor

Pues sí. En mi próxima serie retrato a una vieja y obesa pareja que padece de un hambre terrible y crónica. Para quienes no lo sepan, la autora de este blog también dibuja, expone y vende sus monos.

El primer boceto del callejón

Una pareja de gordos, ejecutados en su mayoría en grafito sobre tela, comen, aman, se limpian los dientes, se van de picnic y escandalizan a su nietecita a lo largo de 12 piezas que ya verán, si se animan, en la Alianza Francesa. ¿Cuándo? el mes que entra, durante la última semana de abril.

Algunos de los cuadros de los gourmets, en mi estudio. No me disculpo por el mugrero. Es un chiquero hermoso.

No sé porqué empecé a dibujar a este par de personajes. No necesitas tener todo claro cuando empiezas un dibujo. Las cosas se despejan solas conforme avanzas, y las razones por las que escoges plasmar una forma en vez de otra se van develando en tanto transcurre el proceso. Los cierto es que uno siempre se está autoretratando, incluso cuando se recurre al fusil (no mientan, queridos ilustradores y/o pintor@s).  Pero rara vez de una manera frontal. Los reflejos que constituyen el trabajo son como los de esos laberintos de espejos que hasta hace poco encontrabas en las ferias de pueblo. Por ejemplo: a la señora que protagoniza -¿o antagoniza?- la serie le puse un lunar en la frente. Hace un mes más o menos, recordé que yo tengo un lunar en el mismo lugar. La coincidencia me sorprendió.

La obesidad ha sido retratada por los artistas en innumerables maneras a lo largo de la historia. Desde las figuras neolíticas como la Venus de Willendorf -una efigie femenina que representa la fertilidad- pasando por las sensuales -y absolutamente reales-  mujeres de Rubens, los perennes gordos de Botero o la celebérrima supervisora de la seguridad social de Lucien Freud, las formas rebosantes y orondas tienen un simbolismo tan personal como cada artista que ha elegido representarla.

La Venus de Willendorf, una oda a la fertilidad femenina

Sue Tilley, la supervisora de seguridad social, retratada por Lucien Freud
Sue Tilley, la supervisora de seguridad social, retratada por Lucien Freud
Las sensuales Tres Gracias de Pedro Pablo Rubens son todo menos etéreas

Las excusas que puedo dar a la obesidad y la vejez de mis nuevos personajes obedecen a aspectos de mi vida. No he retratado sus redondeces para denotar su sensualidad, su ingenuidad o su belleza. Son gordos porque están llenos de cosas y cargas viejas que deben soltar. Tal vez su gordura los hizo viejos. Por la misma fuerza de su edad ya no son fértiles en el sentido convencional del término. A lo mejor la vejez les hizo engordar a ese extremo. Lo cierto es que lo grotesco entró en mi trabajo. En una época en la que no podía ser de otra manera.

Cierro con un beso de mis viejitos, invitándol@s a que no se pierdan los Retratos de dos Gourmets.

Cuidado con ahogarlo, luego no te lo podrá devolver

Y no olviden sacar de paseo a su oscuridad.

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Arthur Rackham y su «muchosidad»

El director tapatío Guillermo de Toro comenta, dentro de los extras del DVD de El Laberinto del Fauno, que las ilustraciones del británico Arthur Rackham lo influenciaron grandemente para el diseño del personaje que da nombre a la cinta.  También, en la película Hellboy, el árbol que crece en el altar ante el cual llevan a Hellboy en Escocia era llamado por el realizador, «el árbol Rackham».

Un clásico árbol con todo el estilo depurado de Arthur Rackham. Se llama "Los árboles y el hacha" fué hecha en 1912. Está basada en las fábulas de Esopo
Un típico árbol de Arthur Rackham. La imagen se titula "Los árboles y el hacha" está basada en las fábulas de Esopo

El señor Rackham solía, a sus 18 años, trabajar como oficinista en Londres por allá en los alegres años de la época victoriana. Eran tiempos dickensianos también, aquellos en los que los oficinistas jugaban papeles importantes tanto en la ficción como en la vida real. Arthur iba, en su tiempo libre, a la Lambeth School of Art, y también era ocasionalmente reportero para el Pall Mall Budget. Poco a poco fué tomando confianza para incursionar en el campo de la ilustración, y aunque sus primeros trabajos dejaban ver una gran facilidad para el dibujo, no parecía que fuera a perfilarse como el maestro de la ilustración en el que se convirtió.

Finalmente, en 1892, la oficina le quedó chica a Arthur y renunció a su trabajo de sueldo fijo para perseguir una carrera en el azaroso campo de la  ilustración. Fué un artista que se labró su estilo a la vista de todos. Sus primeros trabajos muestran a un ilustrador en la búsqueda de su propia voz. Carecían del alma que más tarde empaparía cada una de sus pinturas.

Una de las primeras ilustraciones publicadas de Rackham

El florecimiento del estilo que influenciaría a toda una generación de niños y artistas gráficos surgió con claridad en 1905 cuando ilustró el clásico cuento de Irving Washington: Rip Van Winkle. A éste le siguieron obras maestras como las series que ejecutó para ilustrar Sueño de una noche de verano, Sigfrido y el ocaso de los Dioses, Peter Pan, El viento en los sauces y Ondina entre otros.

Ondina

"Duérmete, que yo te arrullaré en mis brazos" de Sueño de una noche de verano

Rackham también es, junto con John Tenniel, uno de los ilustradores más importantes de la saga de Alicia en el país de las Maravillas, el clásico de Lewis Carroll que anda en boca -y ojos- de todos ahora que Tim Burton hizo su versión de la obra. No me meteré a analizar la cinta. Si gustan leer una excelente crítica de la misma, la opinión que de ella vierten aquí es muy similar a la de su servilleta.

La maravillosa serie que Rackham produjo inspirándose en el texto de Alicia, poniendo su enorme talento al servicio de la fantasía, es quizá el más reconocido de sus trabajos. Aquí, sus líneas sueltas y deslavadas, sus árboles de raíces retorcidas y fantasmagóricas y sus fondos repletos de diminutos detalles hacen parecer que la serie fué concebida ex-profeso para que fuera su mano quien la llevara al reino de las imágenes. Estos dos hombres -Lewis Carroll y Arthur Rackham- incluso estuvieron vivos al mismo tiempo (Carrol murió en 1898,  Rackham nació en 1867) este último tenía sólo 31 años cuando el primero murió.  Ambos eran hombres proveyentes del mismo contexto y ambiente -la Inglaterra victoriana-, y quizá por ello la amalgama texto-imagen resultó, en este caso tan sorprendente como conmovedora.

"Es sólo un mazo de cartas"

"¿Quién eres tú?"
El Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo, condenados para siempre jamás a vivir eternamente en las seis de la tarde: la hora del té

Quizá la mayoría de los que vimos la nueva cinta de Burton y que aparte habíamos caminado por por los mágicos y tenebrosos bosques pintados por el pincel de Rackham esperábamos más. Hay un riesgo muy sutil detrás de tanta delicadeza, me atrevo a decir que ahí está el hechizo que vuelve a estas imágenes tan seductoras. Son hermosas, pero hay algo ahí que no acaba de cuadrar. Es la atmósfera del sueño del que recién despertamos, aquello inasible que tan bien logró capturar con algo tan delicado como un pincel.

Asómense a la obra de Rackham, maravíllense. Sus bello trabajo es la antítesis de la Era Industrial que lo hizo accesible a las masas.

Y luego me cuentan cómo les fué.


http://rackham.artpassions.net/

http://www.artst.org/illustration/arthur_rackham/

http://www.midnight-muse.com/1rackham.htm

http://www.wikigallery.org/wiki/artist44431/Arthur-Rackham/page-4

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La gloriosa hemorragia nasal de Edward Gorey

Túmbate boca arriba y tápate la nariz, es lo que debes hacer si tienes una roja fuga
Haz como el señor si te sangra la nariz, túmbate boca arriba y tápate la fuga

En 2005 tomé un taller de grabado en el estudio de José Fors. El tórculo enorme, con su imponente platina y sus metálicos rodillos gemelos convivían en medio de botes de acrílicos, ramilletes de pinceles y bastidores con sus telas a medio tensar. El papel liberón se apilaba en la mesa que los alumnos usábamos para ejecutar nuestros trabajos sobre  placas metálicas.  Mis manos, al terminar la sesión, olían a cobre y a sangre, por el hierro del que estaban hechas las gurbias de grabado.

Fué con esas manecitas tan cochinas que tomé por primera vez un libro de Edward Gorey. El señor Fors tenía a bien dejar sus libros desperdigados por el estudio. Este libro no era otro sino el célebre Amphigorey, en cuyas páginas se narra, con breves textos e imágenes, entre otras cosas, la desventurada suerte de 26 niños cuyos nombres comienzan con cada letra del alfabeto.

La S es por Susan, quien pereció de ataques
La S es por Susan, quien murió de ataques

La K es por Kate, quien fué golpeada por un hacha
La M es por Maud, a quien se la llevó el océano
La X es por Xerxes, quien fué devorado por ratones

Edward Gorey es un ilustrador y escritor norteamericano que nació en 1909 en Chicago. Su trabajo plástico es sumamente ingenioso y macabro, su humor es fino, nostálgico, y tan negro como su técnica preferida, la tinta.

Sus líneas son sencillas y en sus planos predomina la vista de perfil. Al señor Gorey parecen tenerle sin cuidado las perspectivas complicadas o los rostros hiperdetallados. La humildad de su ejecución deja hablar contundentemente a los textos que van aparejados con sus imágenes. Aunque debo decir que el señor Gorey ha publicado libros mudos enteramente elocuentes.

Edward Gorey es un apasionado del teatro, diseñó el vestuario de la versión de Broadway de Drácula, recibiendo un premio Tony (los óscares del teatro) por este trabajo. Y su genial historia  El invitado incierto, ha sido adaptada para las tablas por las compañías inglesas de teatro Hoillopoi y Touring en asociación con el Teatro Real de Plymouth.

El invitado incierto sale de las páginas
El invitado incierto sale de las páginas

2000 fué el último año de Edward Gorey, a los 75 años, la muerte, uno de los temas que más tocó en su obra, lo alcanzó.  Su obra, igualmente sublime que mística y absurda, le sobrevive, y a ésa si que nunca, la tocará la calaca.

El rostro detrás de la pluma

http://www.edwardgoreyhouse.org/

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El día que wordpress chafeó…

….es hoy precisamente, estoy tratando de subir mi nuevo post del Callejón y está tartamudeando horrorosamente, tanto, que estoy temiendo perder lo que he escrito Anoche me dí un susto de muerte porque mi principal comprador me dijo que mi trabajo estaba bajando de calidad, casi me dio un ataque, yo no pienso así, de ninguna manera. Simplemente creo que estoy ganando expresividad y perdiendo un poco esa neurosis por los detalles obsesivos. No sé que voy a hacer…en fin.
Tengan un lindo inicio de semana, yo sigo en el deschongue con wordpress.

Abrazo,

Bais.

D.

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Amores gordos..

…oh sí, y el gordo encerrón que tuve ayer y antier en casa de mi maestra. Llegué a mi asesoría de los jueves a las 5 pm, en taxi (como deberá ser mientras no tenga carro propio, es imposible andar en camión cargando cinco cuadros) y ahí estaban el Sr. Fundidor y su chalán, listos para llevarse el puerquito de plastilina que sería vaciado en bronce ventitantas veces.
La asesoría propiamente dicha empezó a las 8 más o menos, me dí cuenta de varias cosas, la primera: necesito un caballete, es curioso que mientas mi chamba pierde su aire buenito y demasiado dulce y empieza a sacar las brillantes uñas de la sátira, necesite un utensilio más de pintor que de ilustrador. La segunda: mi maestra, una de las pintoras más renombradas del país, es una mujer que me dobla la edad, y es una cabrona para hacer las críticas. Mientras cada una trabajaba por su cuenta, ella de repente volteaba a ver mi trabajo y me decía cosas como: «Esa nalga te quedó culerísima, cámbiale la forma. Los omóplatos, ¿porqué tan marcados si la mujer es sumamente gorda?, ¿porqué esa dicotomía?, la luz, la luz, no te olvides de dónde está tu fuente de luz. Huye de los lugares comunes como si fueran la mismísima peste». Pues muchas gracias. Los cinco cuadros que están resultando de su brutal y al mismo tiempo amorosa dirección son muy, muy distintos a los otros, sigo siendo yo, pero con colmillos. Estoy feliz de no estar perdiendo el aire de caricaura pero estar ganando en seriedad.
Ya los verán.
Trabajamos hasta bien entrada la noche, entre las carcajadas por el chanchito -el pinche puerco, le decíamos- que ella esgrafiaba con una espátula de dentista, la buena conversación, las críticas, los lápices y el vino tinto.
Acabé dormida en el sillón de su sala. Y a la mañana siguiente casi acabé otro cuadro. Ella acabó el marranito.
Hoy sigo, con mis gordos amores, pero ya en mi casa, en la mansión.

Cuídense,

Bais.

D.

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«Desconfía de ciertas flores»

amano1

Esta es una de las frases que, parodiando haikus, fueron impresas en uno de los tantos posters promocionales de la magna exhibición que Yoshitaka Amano tuvo en Nueva York en noviembre de 1997. Virtualmente desconocido fuera de su natal Japón, Amano invirtió millones de dólares en comprarse su primera exposición en Estados Unidos. Pagó por cubrir de publicidad 577 vagones del metro de la ciudad (más de la mitad) y por insertos en revistas y periódicos. Afiches anunciando su muestra de 10 días en el edificio Puck se pudieron ver por casi toda la ciudad.  Además, un enorme mural que proclama «Think like Amano» (piensa como Amano) dominó por varias semanas una pared de un edificio de la calle Houston, a unos pocos pasos de la sede de la muestra. La exposición fué un éxito tanto de crítica como de ventas y significó para Amano darse a conocer y legitimarse como artista serio (a pesar de la desvergonzada promoción, que tenía horrorizados a los críticos puristas) en Estados Unidos.

Lanzarse al mundo del arte nunca ha sido fácil, y el talento para la autopromoción, sin importar que tan vulgar o extravagante sea, es algo que nunca ha lastimado a ningún artista: Basquiat repartía postales con su trabajo impreso en los restaurantes de Soho de Nueva York, Jeff Koons instaló un cachorro de veinte metros hecho de flores a la entrada de una exhibición en Europa,  Joseph Beuys vivió por tres semanas en una galería con un coyote, y quién no recuerda al pintor tapatío Juan Kraeppelin, quien vendía camisetas en el Baratillo y en una ocasión llegó a una exposición empujando una carreola en la que venía paseando una cabeza de puerco.

¿Pero quién es Yoshitaka Amano? Amano es un diseñador, cineasta, ilustrador y pintor cuyo campo de acción va desde ilustración para libros, diseño de personajes de videojuegos, pintor de escenografías para obras de teatro y vitralista. Amano es el pincel y la mente detrás de personajes que hemos conocido en México como el trágico José Miel (Honeybee Hutch) y la Fuerza G (Gatchaman), a quienes creó siendo aún adolescente. También ha diseñado los personajes y ha sido el director de arte de la mayor parte de las series de juegos RPG Final Fantasy. Colaboró con el director Mamoru Oshii en los ochentas para producir y realizar toda la concepción visual del corto de culto El huevo del ángel.

Yoshitaka Amano, muy limpiecito para estar trabajando
Yoshitaka Amano, muy limpiecito para estar trabajando

Amano nació y creció en Shizouka, una población al pie del monte Fuji, en 1952.  Empezó a dibujar en rollos de papel que su hermano mayor llevaba a casa del trabajo. Después de una visita a los Estudios Tatsunoko (responsables de la serie que aquí conocimos como Meteoro), Amano decidió -para gran horror de su familia y amigos, quienes esperaban que persiguiera una carrera más tradicional- que había encontrado su vocación y dejó la preparatoria a los 15 años para dedicarse de lleno a dibujar. Deslizó varios de sus trabajos bajo la puerta del estudio y eventualmente fué contratado.

El éxito lo acompañó desde el principio. Amano parece poseer aquello que los japoneses llaman un, puede ser traducido como suerte o visión, combinado con un extraordinario sentido de la oportunidad. Su estilo trae reminiscencias del arte de Arthur Rackham, el británico que ilustró Alicia en el país de las maravillas, de artistas del cómic como Michael Kaluta, o de pintores como el genial vienés Gustav Klimt.

La cautivadora Terra Brandford, protagonista de Final Fantasy VI, sobre su Magitek
La cautivadora Terra Brandford, protagonista de Final Fantasy VI, sobre su Magitek
El osado grupito de héroes del primer Final Fantasy se enfrenta a Ex-Death
El osado grupito de héroes del primer Final Fantasy se enfrenta a Ex-Death

El arte de Amano es fantasía; en su imaginería abundan las chicas, las espadas, los monstruos. El movimiento de sus líneas es vertiginoso, nada está estático, todo parece vivo, los ojos melancólicos de sus personajes, orlados de elegantes ojeras, cautivan y nos hacen pensar en las historias que guardan detrás. Su atención a los detalles es exquisito. Amano puede tomar un personaje tipo bárbaro, grande y tosco, y lo hará hermoso. Tal vez el más claro ejemplo de esto es su legendario D, el cazador de vampiros basado en la serie de novelas Vampire Hunter D escritas por Hideyuki Kikuchi. D es poderoso pero estilizado, con miembros acentuados pero de pose ligeramente andrógina, su obsesión: atrapar y matar al Rey de los Vampiros: Drácula, quién puede o no ser, a la Edipo Rey o Star Wars; su padre.

D, el cazador de vampiros
D, el cazador de vampiros
D, parricida en potencia
D, un elegante parricida en potencia

Amano ha publicado numerosos libros a lo largo de su carrera, incluso ha colaborado con el escritor Neil Gaiman en el libro «The Dream Hunters». Hay muchas recopilaciones de los dibujos y pinturas que ha realizado en sus más de 30 años de labor, pueden encontrarlos en amazon.com o si tienen suerte y dinero tal vez se topen con alguno en su comiquería o convención de historietas favorita (no hay muchas en la ciudad).

El señor Amano es muy joven aún, no pasa de los sesenta años y su  pluma sigue tan viva como cuando empezó, es un hombre que puede decir con orgullo que no ha hecho nada en su vida mas que hacer monos. Sigue tan fiel a sí mismo y comprometido con su arte como cuando entró a trabajar a Tatsunoko cuando no era más que un mocoso de 15 años. Eso se nota.

¿Están listos para confiar en las flores?

http://www.amanosworld.com/

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Día de saturno

I get high with a little help from my friends.

Los Beatles, unos genios.

Lápiz 8b, mi little darling.

Y la amiga que no llega.

Abrazo,

D.

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El ataque de risa…

…que me dió hoy, quien sabe en que convertirá al rato.

Saludos,

D.

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El Callejón Magenta y los taxistas que se confesaron

Hola.

¡Ayer inauguré mi blog en la composta! Pasen a verlo por aquí, será actualizado cada semana, el objetivo es hablar de ñoñerías e ilustración. También subiré fotos de cuadros en proceso y cómo va mi labor creativa, también será algo así como una mirada exhibicionista a mi estudio. Otra cosa: nadie en la composta habla de moda, yo intentaré hacerlo, desde una perspectiva que no sea completamente palacio.

Hoy tomé dos taxis para ir y venir de mis asesorías de pintura. Lo curioso es que el primero que tomé iba tripulado por una chica ex policía. Me contó de un chavito alcohólico al que detenía a cada rato mientras trabajaba de guardiana del orden en Magdalena, una población cerca de Tequila. La historia acabó en tragedia porque en una de las borracheras el padre lo sacó de la cárcel y a la mañana siguiente se mató con la novia en la carretera. A la chica taxista le tocó ir al accidente, reconoció al chico y le tocó darles la lamentable noticia a los padres.

El segundo taxista me contó de cómo había dejado un empleo magníficamente bien pagado como mecánico de locomotoras viajando por todo el mundo para la General Electric a cambio de pasar mas tiempo con su familia y no estar solo. Me dijo que entendió que el dinero no lo es todo. Que hay cosas más importantes.

Vaya que las hay. Mis lapicitos salvan. ¡Hoy compuse geométricamente! Nada al azar, ya no.

El arte es cosa mental, dijo Leonardo.

D.

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Apropiarse de los mitos

El genial Mog, de Final Fantasy VI...¿alguno de ustedes consiguió todos sus bailes?
El genial Mog, de Final Fantasy VI...¿alguno de ustedes consiguió todos sus bailes?

El año: 1996. Cursaba la preparatoria mientras los fines de semana aprendía a dibujar cómics con un grupito de ñoños en una cochera tan apestosa como interesante. Yo era la única chica sentada en un sillón percudido repleto de manchas de procedencia dudosa. Hojeaba mis primeros mangas sin entender ni medio kanji (ahora puedo leer unos cien). Por esas fechas me obsesionaba Final Fantasy VI (el mejor juego de esas series, según mi opinión) un juego de rol para el SNES que, como todos los de este género, contaba una historia, una historia que a mí me tenía completamente atrapada, el arte de su instructivo era exquisito, el ilustrador, nada menos que el genial Yoshitaka Amano. Amé profundamente a varios de los personajes, al punto que no quedé conforme con el final que desfiló ante mis ojos tras partirle la madre a uno de los villanos más memorables de la historia de los videojuegos: Kekfa Palazzo.

El juego terminó, pero yo quería más, más sobre esa saga que, para mí, había quedado cortada en seco. Imaginaba las ramificaciones y las historias que podían surgir del antes y después de tantos personajes. Pero nunca las escribí. Lo que en ese momento no sabía, es que lo que se me ocurría ya lo estaban llevando a cabo miles de personas en el mundo desde hace décadas. Y no sólo ideando acerca del genial elenco de Final Fantasy VI, sino de todas las historias provenientes de los más diversos géneros, desde series de TV, pasando por cómics y novelas clásicas que los y las habían cautivado por alguna razón a lo largo de sus vidas.

Estas historias, basadas en universos creados por otros autores, conforman un fenómeno que en la cultura popular se conoce como fanfiction, un término en inglés que quiere decir “ficción de fans”, y es que es precisamente eso: la ficción que los fans crean, apropiándose de los mitos contemporáneos (de cualquier tipo) para reinterpretarlos, llevándolos por donde les hubiera gustado que fueran, dándoles otro final, ahondando en situaciones que nunca ocurrieron o describiendo con mayor detalle sucesos que sólo se leyeron entre líneas; las posibilidades son tantas como la inventiva (y la ñoñez) de quien escribe.

Que otro autor escriba una continuación de una obra consagrada por alguien más no es algo nuevo, y los ejemplos en la historia de la literatura abundan: desde secuelas no autorizadas de Don Quijote de La Mancha en el siglo XVII, pasando por las imitaciones de Las Mil y una Noches que se escribieron y publicaron en Francia después que esta obra se diera a conocer allá.

El fanfiction moderno comienza en el siglo XX cuando se publican varias parodias y revisiones de Alicia en el País de las Maravillas y versiones de las historias de Sherlock Holmes escritas por fans.

En los años veintes y treintas, admiradores de Jane Austen escribieron y publicaron historias basándose en sus personajes, estos relatos salieron a la luz en fanzines (publicaciones no profesionales hechas por y para fans de algún tema en particular).

Sin embargo, el advenimiento del fanfiction y su popularización como una expresión masiva de la interacción de los fans entre ellos y con una obra en particular, llegó a través de los fanzines que los fanáticos de Star Trek comenzaron a publicar desde finales de los sesentas. El primer fanfiction en el sentido moderno del término, como una historia escrita sin ningún fin de lucro y por pura diversión y placer de hacerlo, salió publicado en 1967, en Spockanalia: el primer fanzine de Star Trek.

Spockanalia2
La portada del primer fanzine Spockanalia. Fué publicado en 1967

Con la llegada de internet, la popularidad del fanfiction se ha disparado, lo que antes sólo encontrabas en los fanzines y las convenciones de cómics ahora está a un par de clics de distancia. En 1998, el programador angelino  Xing Li fundó el sitio Fanfiction.net, el más grande archivo de fanfiction en toda la red con más de dos millones de usuarios y 50,000 historias en 30 idiomas.

El mejor fanfiction es aquel que logra atrapar la esencia de los personajes y la trama, y al lograrlo se lee casi como el material en el que está basado. El material abunda, sin embargo, el fanfiction malo es lo más común, y si quieren empezar a leer obras de este tipo les recomiendo paciencia. Hay verdaderas joyas entre los cientos y cientos de relatos disponibles, yo he llegado a leer fanfiction basado en novelas de Anne Rice que es mil veces mejores que el material original (supongo que por esta razón la autora demandó a los fans que escribían, al contrario de J.K.Rowling, quien ha declarado sentirse honrada por el andanal de fanfiction que su obra ha inspirado).

Hay varias recomendaciones que les puedo hacer para encontrar buen fanfiction: la primera es que usen su sentido común. En los sitios que albergan este material (al final del post les dejo varios vínculos) por lo general te dicen cuantos comentarios (reviews) tiene cada historia. No es una garantía, pero dales oportunidad a aquellos con más de 30 comentarios. Si encuentras alguno con más de 100 (los hay, oh si), es casi seguro que la historia estará buena. La segunda es que busques comunidades temáticas, en éstas se agrupan autores que se editan entre ellos y se critican, encuentra una que trate la obra que te interesa desde la perspectiva que buscas. Por lo general existe un listado de comunidades en los sitios de fanfiction.

Otro pequeño detalle es que los mejores autores escriben en inglés. Ni modo. Incluso los que tienen como lengua materna al español, ¿la razón? Llegan a un mayor número de lectores. ¿Lo bueno? Practicarán su inglés.

Así que ya saben, tanto si quieren leer cómo Mulder y Scully de X-Files resuelven la tensión sexual entre ellos, o si nunca les convenció que Harry Potter terminara emparejándose con Ginny Weasley, o si pensaban que era imposible que Faye Valentine y Spike Spiegel convivieran en el Bebop sin atraerse, encontrarán lo que buscan, no hay posibilidad que no se esté explorando en el mundo del fanfiction, incluso las más orates.

Ahora que si son puristas, pues ni le busquen porque quedarán francamente escandalizados.

Pero yo sí encontré lo que buscaba, Final Fantasy VI sigue tan vivo en la mente y las plumas de los fans como hace más de diez años. Y sí, soy fan del buen fanfiction.

Aquí algunos links, chéquenlos:

http://www.fanfiction.net/

http://www.fanfic.es/

http://www.adultfanfiction.net/

http://www.mundofanfiction.es/inicio/

http://www.tc.umn.edu/~pres0049/VC.htm

http://www.twilighted.net/

http://trekfanfiction.net/

http://www.harrypotterfanfiction.com/

http://www.coffee-and-chocolate.com/category/ships/remus-lupinsirius-black/

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Sólo quería añadir que…

Amo amo amo a David Bowie.

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Sólo quería añadir que…

Amo amo amo a David Bowie.

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Las manos blancas

Tengo las manos blancas por estar imprimando. Y el sol hace amago de esconderse. Mas le vale no hacerlo. Últimamente los días nublados, lluviosos y fríos me dan para abajo. Ayer me fuí pedaleando hasta Tetlán, hasta el «fin de la vía» y de vuelta. Por primera vez bicicletié escuchando el ipod. Un estúpido se me cerró y realicé una maniobra milimétrica que me libró de dejar medio cuerpo embarrado en el pavimento irregular frente la estación San Andrés. Por lo demás fué un maravilloso paseíto dominical. El viernes hubo aquelarre y ¡wow! todas pachequeamos y bebimos y nos lavamos los pies en torno a mi mesa nueva y al mazo de tarot que Carolina trajo. Haré otro, pronto.
Febrero empieza con todo, soy la única de mis amigas que no está emparejada y Michelle dice que «No tienes pedos», Carolina y Talia que «Tómate un año libre, diviértete, no busques vato hasta el año que entra» pero resulta que sí busco a alguien, a alguien que, como bien dijera Bridget Jones, sea extraordinario.
Porque yo no ofrezco menos.

Y por mientras a divertirse, ¡y a trabajar!

Hoy habrá post en el callejón, el primero.

Abrazo,

D.

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Charquitos

Los charquitos en mis converse negros, los charquitos que se formaron por la pertinaz lluvia de martes y que me acompañaron todo el día, los charquitos que mojaron las oficinas y casitas que visité hoy. Llevé al agüita de paseo, la dejé por todas partes mientras crecía mi hambre voraz, mientras tomaba clases y mientras me fumé un cigarrillo de tabaco orgánico. Incluso metí mi caldito de patitas al cajero automático. Ahora mismo el caldito de patas se seca dentro de los converse. La ropa de Michelle tiene dos días mojada, colgada del tendedero. Qué bueno que no es la mía. Ahorita me voy a bañar oh si, y a trabajar. En Lumen del centro no tenían lápices 6B, m encabroné, por eso y por una cuestión de 10 centavos, y ah, también porque un 142 me empapó sin pudor alguno. Muchas horas con los charquitos, el sonido chasqueante al caminar y la resignación a traerlos de paseo todo el día.
Así el martes.
Con puro lápiz del 4B, ya que.

¡Y hay header nuevo!