In this section i periodically upload all the random scribbling and sketching that comes before any pic, along with them i write an explanation of what i think i´m doing. I hope i can bring the creative process closer to you. All pictures have to be destated, some are born, but there are also miscarriages. Whatever happens in the end, this raw lines hold an expressiveness that finished and polished works can be lacking. Here you will also find updates for my other blogs, this section builds bridges to my other worlds in the net. Enjoy and leave a comment!
¡Tengo gripa otra vez! La producción de mocos está alcanzado cotas nunca antes vistas, si los pudiera vender, juntaría suficientes pesos como para visitar Japón en cualquier momento, los traigo en mi nariz, en mi garganta, por todos lados, impidiéndome respirar. Y también me duele la garganta y traido el cuerpo troceado de nuevo, la neta mejor me río y adopta una postura de “ya que”.
“I know very well that I would be better off living normally, better off keeping to the straight and narrow, not to be (at the age of 30 years) as futile as Cherubino di amore for Beaumarchais (…). I know that I do not have enough respect for the law, that I am as scatterbrained as a mayfly, and as unworried as a monk, I know that I do not contribute to the good of the State but that which you do not suspect and that which will cause all serious people to faint, right up until the fifth male generation, is that I am happy and almost proud of being like this and not otherwise…. I hope that this surpasses the boundaries of decent insanity…”
-“Sé muy bien que estaría mejor viviendo normalmente, mejor si me mantuviera en lo derecho y estrecho, no ser (a la edad de 30 años) tan fútil como Querubino como con su amor por Beaumarchais (…) Sé que no tengo suficiente respeto por la ley, que soy tan atolondrado como una efímera, tan despreocupado como un monje, sé que no contribuyo al bien del Estado, pero lo que no sospechas es que aquello que hace que la gente seria se desmaye, hasta la quinta generación masculina, es que estoy feliz y casi orgulloso de ser así y no de otro modo…espero que esto sobrepase los límites de la locura decente…”
-Carta de Félicien Rops a Emile Leclerq, 1863
Una chica casi desnuda, joven y absolutamente deseable lleva sujeto a un cerdo, camina sobre un friso exquisitamente esculpido, con sus botines y sus medias de lazo, manteniendo un perfecto equilibrio a pesar de llevar los ojos vendados por debajo de su sombrero de terciopelo negro. Un moño azul le ciñe la cintura, como si fuera el cinto que acabaría por realzar su figura si llevara el vestido. De hecho, la chica lleva todas las prendas que corresponderían a alguien de su estatus y condición; menos las principales, las que la pondrían a salvo de las miradas lascivas. Es esta falta de pudor básico, y en que precisamente lleva cubierto aquello que uno quizá podría ver sin tanta alharaca, lo que hace parecer aún más desnuda a la muchacha.
Se han hecho múltiples análisis de esta obra: que si el cerdo representa las bajas pasiones dominadas apenas, que si mas bien es el dominio del hombre por parte de la mujer a través del sexo, que si los ángeles que revolotean alrededor de la mujer son sus antiguos amantes, algo es cierto, al autor de esta obra, el grabador y dibujante belga Félicien Rops, el debate le hubiera parecido maravilloso.
Rops nació en 1833, su talento para descubrir en imágenes las falsedades de su tiempo, su mirada agudísima a las hipocresías de la sociedad en que habitaba, y su técnica impecable, lo llevó a ser uno de los simbolistas más polémicos y respetados de su momento. En su trabajo siempre hay un trasfondo, un mensaje entre líneas que incluso nos hace olvidarnos por un momento de su magnífica técnica.
Fué precisamente su extraordinaria habilidad la que le trajo reconocimiento de varios artistas, ello le abrió las puertas hacia París. Durante una de sus visitas a la Ciudad Luz estudió grabado al aguafuerte con los maestros Bracquemond y Jacquemart. Dado que su amor primario era la línea, no tardó en volverse un maestro de todas las técnicas de grabado, en particular el barniz blando, la punta seca y el aguatinta.
Rops conoció al escritor Charles Baudelarie a través del editor Auguste Poulet-Malassis, para ese momento, el francés estaba completamente seducido por la obra del belga, y dijo alguna vez, refiriéndose a Félicien en una carta a Manet: “¡Rops es el único artista verdadero -y tal vez aquello a lo que sólo yo me refiero como “artista”- que he encontrado en Belgica!” Pronto, Rops se encontraba haciendo la portada de “Las Epaves” de Baudelaire, de esta obra, el autor francés se expresó así: “¡Oh Monsieur Rops, esto está tan vivo…nunca ganará un premio de Roma, pero su talento es tan vasto como la pirámide de Keops!”.
En su madurez, Rops se mudó definitivamente a París, ahí vivió y amó a las hermanas Duluc, de sus numerosas relaciones amorosas, las que sostuvo con Auleríe y Leontine fueron las que más duraron, incluso tuvo una hija con la primera.
En este punto de su carrera, Rops era el mejor ilustrador de París y trabajaba para una gran cantidad de escritores, entre ellos se encontraban: Théophile Bautier, Alfred de Musset, Barbey d´Aurevilly, Joséphin Pelladan y muchos otros.
Félicien murió en 1898, tras padecer por diez años una enfermedad en los ojos que lo obligó a bajar su ritmo de trabajo. Al final de sus días lo acompañaban sus amadas Aurelién y Leontine, su hija Claire y sus amigos más cercanos.
Rops siempre mantuvo un perenne amor a la vida misma, y aunque su estilo de vida nos suene ahora escandaloso, lo que para él imperaba era la honestidad, siempre se debatió por ser lo más fiel a sí mismo que pudo, en el camino rompió conciencias y algunos corazones, pero al final lo logró.
(…) I have faith in art, and indeed a great faith. I have arrived at a stage in life that I find particularly pleasant, since having seen almost everything that needs or must be seen in order to formulate one’s judgement on things, to sort out one’s vision on human beings, I am neither blasé nor exhausted, nor tired. I have all my teeth, my kidneys are solid enough to carry out their functions and I have such a great love of life that it seems to me every morning as if I am reborn (…). “
(…) Tengo fe en el arte, y es en realidad una gran fe. He llegado a una etapa de la vida que encuentro particularmente agradable, tras haber visto casi todo lo que se necesita o debe verse para poder hacerse un juicio propio de las cosas, para hacerse una visión personal de los seres humanos, no estoy agotado, ni exhausto. Tengo todos mis dientes, mis riñones son lo suficientemente sólidos como para llevar a cabo sus funciones y tengo tal amor a la vida que me parece renacer cada mañana (…)”
Tengo cuatro días en la sordera. Quién sabe de dónde saqué está horrible infección de la garganta, ya llevo una semana así y pues como que ya me estoy hartando. Una semana ha pasado desde que vine a casa de mis papás a pasar la Navidad y aún no me regreso a mi depa. A mi helado, solitario y silencioso departamento. El 2011 no está teniendo el mejor inicio. No me siento nada bien. Pues ya que.
Espero poder oír bien pronto. Que feo se siente estar así por mitad. Y tosijosa, ayer me salí a andar en la bici y a los cinco minutos estaba de vuelta, empecé a toser muchísimo mientras pedaleaba.
¡Alooo a toda la gente navideña! Estoy a punto de cenar riquísisisisisimo, a punto de bañarme con agua calientita y sentarme a la mesa con mi gente y la señorita Klo of cors.
Hoy es navidad y este blog ya tiene dos años, qué caray, dirían los viejitos. Pero yo no estoy viejita y también digo qué caray. Quisiera que el tiempo no pasara a veces. Como hoy.
A ver que pasa en 2011, puras bendiciones para ustedes.
Y que nunca me abandone el duende de la inspiración.
Hoy ha sido el día del antiglamour. Amanecí desvelada tras haber ido a una posada tan alegre como fría la noche. Desperté con la garganta adolrida, aterida por la temperatura bajísima -mi casa nueva es muuuuy helada-cerdísima tras dos días de no bañarme -otro efecto secundario del frío- y para conorar el cuadro: con cólico.
Fiel a mis costumbres quejumbrosas (quiensabe porqué, pero en esta temporada estoy muy sensible al frío, ando congelándome la mayor parte del día. Esto no tiene lógica, hace tres años andaba yo corriendo rampante por la helada Hamburgo con sólo una chamarrita pedorra) me salí de la cama y se me ocurrió que a esa hora de la mañana, bañarme ya sería algo fácil de lograr -mi boiler, por alguna razón, no calienta el agua como es debido, esto, aunado a que mi casa es la sucursal del polo, pues no ayuda a la higiene- pero aunque dejé el agua correr 15 minutos (¡) nomás no se calentó lo suficiente.
Así que tomé una decisión extrema: me puse una gorrita en la cabeza para ocultar mis sebosas guedejas, me enfundé una falda larga y como no me pude despojar de la parte superior de mi pijama de franela, me puse mi súper chamarra 1000% poliéster de cuadritos tipo Rober de Niro al final de Machete (sí, puse Rober sin la “t” al final a propósito), metí en una bolsa mis cositas y me fuí a casa de mis padres con esta trabajadísima imagen.
Ya en la casa paterna me receté unos adviles, me eché un rato y me sentí mejor. Luego trabajé toda la tarde con la Señorita Klo a mi lado y me bañé ahí mismo. El agua sale con vapor: ¡me encanta! Por Dios que nunca, nunca, nunca volveré a dar por sentado un baño caliente. Es un placer supremo.
.Hoy me pasó algo bien bonito. Bueno, varias cosas, pero la más bonita es que estaba yo trabajando, o “tragajando” en casa de mis papás y a la hora de ir al baño me habla mi mamá para mostrarme unos trajes de perro que estaba viendo en internet. Puede que esto no les suene raro o especial, pero lo es, vaya que lo es. Porque mi mamá no sabía manejar una computadora hasta hace unas dos semanas.
Hoy me pasó algo bien bonito. Bueno, varias cosas, pero la más bonita es que estaba yo trabajando, o “tragajando” en casa de mis papás y a la hora de ir al baño me habla mi mamá para mostrarme unos trajes de perro que estaba viendo en internet. Puede que esto no les suene raro o especial, pero lo es, vaya que lo es. Porque mi mamá no sabía manejar una computadora hasta hace unas dos semanas. Mi hermano le ha enseñado lo básico y hoy me la encontré navegando felizmente la página de Martha Stewart (mi mamá es fan). Su compu es una Compaq de las chiquitas. ¡Cuando ví a mi mamá manipularla y ver lo que le interesa me dió muchísisisisisisisisisisima ternura! :D Me puso muy feliz verla. Tanto, que se me olvidó ir al baño.
Y pues la otra cosa es que fuí a recoger un cómic que tenía “prestado-secuestrado” desde hace más de un año.
Y ah, otra cosa, compré unas medicinas para mi mamá, eso me puso también muy feliz.
Corregí un cuadro, me gustó. Pero eso no fué, curiosamente, fuente de felicidad, más bien sólo de tranquilidad.
Hoy estreno calentón, y escribo con guantes, enfundada en mi pijama de franela, con mi abrigo de 1000% poliéster, ya saben, tipo Robert de Niro al final de Machete.
Vimos a dos chicas suecas en una grabación que se proyectó en el auditorio Juan José Arreola del MAZ. Emma y Ana, las dos cabecitas sonrientes del vídeo: una con su cabello rubio, lacio y gafas de montura negra; la otra con su pelo castaño y corto, ambas de chispeantes ojos claros, dijeron en perfecto inglés que les parecía que la primera edición del Geek Girl Meet Up fuera del país escandinavo, o sea en Guadalajara México, era “very exotic”.
Luego de la proyección de las palabras de las dos chicas que organizaron el primer encuentro de este tipo en el mundo, la organizadora del evento en esta ciudad:Oyuki Matsumoto, nos explicó que, ante la abrumadora mayoría masculina en los eventos geeks, las suecas decidieron armar uno al que asistieran puras mujeres. Mujeres ávidas de compartir sus conocimientos en nuevas tecnologías, de estar más cerca las unas a las otras, de enriquecernos entre todas, de intercambiar experiencias y explorar nuevos caminos en este vasto universo que es el internet. El Geek Girl Meet Up México tiene varios meses cocinándose: se requería que nos registráramos en en el blog del evento, se nos animó a cooperar con alguna dinámica o algun apoyo en logística o en material, sobra decir que las chicas composteras: Lizeth, Tania y yo -geeks de rancio abolengo-nos apuntamos en fa al magno suceso.
Y dimos una ponencia. Lizeth se lució ante el resto de las chicas con su disertación sobre filosfía en la REDefinición del sujeto, Tania arengó a la salida del clóset geek, y yo hablé -qué raro- desde una perspectiva intimista, lo que ha significado mantener dos blogs.
El formato del evento era de una “unconference”. Ni idea de lo que eso quería decir. Pero resultó una forma de armar las actividades en el mismo lugar, no había nada fijo. Tomabas una hoja de papel del color del patio o foro donde te quisieras prensentar, apuntabas tu tema y lo pegabas en el programa que las organizadoras habían adherido a la pared. De este modo tomó estructura el encuentro geek.
En el patio Tania y Lizeth me hicieron notar que no traía mi pin de la composta; #fail para mí. Observé al resto de las chicas: mujeres glamorosas de pelo rosa, botas Dr. Martens y estolas tejidas, otras andaban por ahí caminando enfundadas en vestidos cortos de hermosa caída, gabardinas largas y suéteres elegantes, algunas otras con ropa de original corte, el cabello de todos los largos: no podía haber más diversidad, y sin embargo, todas lucían ñoñísimas.
Pensé que yo soy ellas.
Lizeth sacó libros de su mochila. Al sol de las 10 am brilló la tapa de su ejemplar de “Los Anormales” de Michel Foucault. Sobre dos mesas largas bajo una pequeña carpa había pan dulce, té, frutas y café. Las hambreadas geeks les hicimos los honores.
Una chica llamada Laura, peinada de colitas y fleco disparejo dió otra charla en la que varias programadoras dieron sus puntos de vista acerca del html-5: que si era mejor que el html a secas, que si los navegadores detectaban los sitios programados en uno u otro lenguaje, que si cual tutorial es mejor para aprender. No entendí nada. Al final, Laura animó a varias aventadísimas geeks a enseñar los calzones para fotografiarlas e iniciar el hashtag #campuspanty en twitter.
Lo cual nos lleva a que nos urgía tuitear. Cosa que nunca pudimos hacer a lo largo del evento. Una tortura y una completa paradoja: ¿cómo podía no haber wi-fi en un evento geek?. Pues no lo había. Así que los tuits se fueron acumulando en nuestras ñoñazas mentes hasta que por fin llegamos a nuestras casas por la noche.
Liliana y Paola fueron otras dos de las ilustrísimas geeks que pudimos conocer, las dos chicas hablaron acerca de los advergames: videojuegos que sirven para promocionar algún producto o marca. Ellas tienen su propia empresa de marketing digital bautizada como: Medio Tubo. Ellas son las mentes maestras detrás del hilarante juego: “El góber devoto” que hace poco tiempo tenía a todo mundo pegado a la página del diario Milenio. Pueden jugarlo aquí.
Moríamos de hambre y le entramos a unos riquísimos baguettes y papitas, seguidos de una plática en pleno patio impartida por Samara Guzmán y Oyuki Matsumoto. El tema: el trueque. Quedamos en abrir un blog en el que todas pondríamos nuestras habilidades para intercambiar bienes y servicios en una forma de economía que poco a poco va ganando adeptos en todo el globo. Para estas alturas, todas las hermanas geeks ayudamos a recoger las sillas y las cajas, terminando de ipsofacto. Luego nos fuimos a un bar a bebernos la chela de rigor y terminar de sellar el incio de amistades espero duren muchísimo.
En el mundo virtual cada día en apariencia estamos más cerca. El Geek Girl Meet Up es para establecer conexiones, conocer los rostros detrás de los twitts, mirarnos en el mundo real.
Hoy fuí al último día de la FIL a buscar la historia de alguien, pero me topé con alguien que hace historias.
Antes que eso sucediera, fuí al Stand de Santillana a comprarle un libro a mi mamá, muere de ganas de leer la segunda entrega del libro “Arrebatos Carnales” del escritor Francisco Martín Moreno. Pero mi progenitora quedó decepcionada en su cachonda curiosidad, el libro sale hasta enero.
La FIL a punto de terminarse está al borde la intransitabilidad, mi sicomotricidad nunca ha sido buena, así que reparto empujones, piso pies a diestra y siniestra, y cuando menos me lo espero ya traigo dos libros nuevos en la mano: una versión de Alicia en el País de las Maravillas con las ilustraciones de John Tenniel a 40 pesos, y Los Cuentos de Imaginación y Misterio de Edgar Allan Poe, a 500 pesos. He de salir de aquí, pienso, y me dirigo hacia la salida, en el camino reconozco al chico moreno que servía el café en la sala de prensa disfrutando lo que debe ser su único momento de caminar por la feria. Se la pasó con un pie engrapado al tambo de café y, junto con otra chica, sirviéndonos a todos.
Me harto y me siento en unas sillas en las que no había reparado, los asientos están hechos de cientos de hojas de papel oscuro. Estoy al lado del desangelado stand de Castilla y León. Y también al lado de un señor que intenta sin éxito comunicarse con alguien por su celular. Se llama Elíseo Álvarez. Es un maestro jubilado desde hace apenas un año después de haber dado clases en el sistema educativo federal por cuatro décadas. Dice estar buscando que hacer con el tiempo que le queda de vida. Tiene la idea de poner un negocio propio. Para darse ideas vino a la FIL. Sostiene en sus manos un libro que se titula: “Más dinero”. El autor es un tal Adrían Loustaunau.
“Este autor me gusta mucho, es de Sonora. Dice que los cuatro pasos para ser rico son: visión, perseverancia, fé en tí mismo y ser siempre lo mejor que puedas”- Elíseo los enumeró estirando con cada paso un dedo enérgico. Me quedé impresionada de su buena memoria. Lo malo es que aún no tiene nada claro de qué quiere hacer su nuevo negocio.
“También estoy escribiendo una novela. Sobre las vivencias y las situaciones en las escuelas. El protagonista es el director del plantel”- “Quisiera presentarla aquí en la feria el año que entra”-el Sr. Álvarez eso sí lo tiene claro, a diferencia de su futuro negocio.
“¿Es una novela autobiográfica?”-le pregunto.
“Un poco sí, es que por lo general los directores son tiranos, autoritarios, duros e intransigentes. A lo largo de mi carrera, habré conocido unos 20, de esos, sólo uno era humano y orientador. El de mi historia es de los malos. Aún no sé cómo terminará” -apostilla.
Lo que seguro ya terminó es la FIL. Ojalá vea al Sr. Álvarez presentando su primera novela en la edición XXV. Compartiendo cartel con el invitado especial: Alemania.
Al caricaurista e historietista Rafael Barajas “El Fisgón”, -a diferencia de Emilio González, gobernador del estado- no le asustó recibir la elegante efigie huesuda de la tía de las muchachas. Hoy, al filo de la 1 pm, al artista gráfico se le hizo entrega, dentro del marco del IX Encuentro Nacional de Caricaturistas en la FIL, el premio “La Catrina”. Este galardón se le otorga a los mejores artistas del género que por su trayectoria, compromiso e inteligencia van dejando una huella indeleble con sus lápices y canuteros.
Barajas no sólo es un caricaturista político, a lo largo de su carrera también ha ilustrado libros para niños (imaginó y vistió de líneas y formas el genial cuento de Francisco Hinojosa: “La Peor Señora del Mundo”), ha sido curador de exposiciones, ensayista, y también crea obra plástica. Ha denunciado violaciones a los derechos humanos con su serie “Mike Goodness”, sus cartones han criticado con agudeza las hipocresías, defectos y maldades del sistema económico y político de México y del mundo neoliberal en publicaciones como los diarios Unomásuno y La Jornada. También Ha sido fundador y director de las revistas de humor político El Chahuistle y El Chamuco.
En su discurso al recibir La Catrina, “El Fisgón”, con su cabello cano y su perenne sonrisa, fué de lo humorístico a lo serio, mencionó que: “No está en la naturaleza de los caricaturistas recibir elogios. Pero reconocimientos como estos no cabe duda que lo reivindican a uno. A los que trabajamos en El Chamuco se nos acusa de no ser objetivos, de tomar partido. Pero la objetividad se comprueba con el tiempo. Nos acusan de militar por nuestras ideas. Peor es no tener ideas. Y aún peor: no tener el valor de defenderlas. El periodista Alejandro Gómez Arias solía decir que él tomaba partido incluso cuando dos perros se peleaban. Que generalmente le iba al perro flaco porque el gordo solía atacar primero. Y cuando un perro flaco iniciaba el ataque, era porque tenía muy buenas razones para hacerlo”.
“En el México neoliberal es imposible no tomar partido, por los derechos de los niños y las niñas, de las mujeres, de los homosexuales, tomar partido por defender el presupuesto de las universidades públicas, porque defenderlo es proteger a la comunidad, a la inteligencia”. Con estas palabras cerró su discurso, los asistentes estallaron en aplausos.
El salón comenzó a vaciarse. La mayoría de la gente corre hacia la sala de prensa o al baño. O al revés. Me quedé junto a los fans que se apiñaban alrededor de la alta mesa del presidium, aguardando su turno para que “El Fisgón” les autografiara libros. Nunca había tenido tan cerca a uno de mis caricaturistas favoritos. No podía dejar de mirarle las manos mientras le tiraba fotos. En eso se acercó un amigo al que tenía rato sin ver: el monero Erasmo.
Erasmo nota mi entusiasmo y se ofrece a presentarme al nuevo dueño de La Catrina. Me siento como groupie adolescente mientras subo a saltitos las escaleras de la tarima. Mientras espero mi turno puedo ver de cerca la estatuilla de la calaca. Al lado están -¡oh por Dios!- unas hojas blancas con el discurso que acabo de escuchar, una caja alargada de Faber Castell -¡sus lápices!- y un bloc de papel fabriano. Me atrevo a abrirlo y observo fascinada unos dibujos hechos directamente de su puño. Erasmo me agarra la mano y me presenta por fin al hombre que le dió rostro a “La Peor Señora del Mundo”.
“Admiro muchísimo su trabajo”-le digo.
“El Fisgón” me abraza y apenas lo puedo creer. Es un tipazo.
Me acordaré de este día por muchos, muchísimos años más.
Estábamos en la sala de prensa chorcheando cuando a Tania le empezó a sangrar la nariz. Se tumbó boca arriba ahí al ladito de la mesita de los refrescos y el enorme dispensador de gel antibacterial. No sabía que mi amiga padecía de fragilidad capilar. El amabilísimo Auxiliar de Contenidos de la FIL, el Sr. Mariño González, nos envió directamente a un rinconcito de la Feria que yo nunca había visto: la enfermería.
Acostaron a Tania en una especie de diván, le colocaron hielo en la frente, tuvo que quedarse así 10 minutos. Había varias camillas naranja apiladas a pocos centímetros. Me pregunté a cuántos escritores habrían llevado a cuestas. Quizás estaba mirando la que transportó al fallecido Carlos Monsiváis aquella vez que se desmayó.
Salí del cubículo y me quedé esperando sentada en un sillón. Las paredes eran blancas con un soclo negro. El techo bajo. Una báscula al lado de la puerta de entrada que no tardaría en abrirse. Entró una señora joven con un niñito que recién había vomitado, su piel morena lucía un leve tono verdoso. Una de las doctoras era una chica joven y amabilísima de cabello largo. No quedó más remedio que inyectar al pequeño. El chico se portó como todo un valiente, no lo oí quejarse.
Luego el consultorio se quedó solito unos minutos. Les hago algunas preguntas a dos de las personas que ahí atienden las emergencias. Aunque yo alcancé a contar a cuatro personas en la enfermería, parece que sólo dos son médicos. Los demás pertencen a la brigada de primeros auxilios de la Expo. Pueden tomar la presión, inyectar, y administrar suero.
“¿Saben algo del virus que supuestamente hay en la sala de prensa?”-me interesaba preguntar eso ya que precisamente me empezaba a sentir mal. Además, desde el martes circulaba ese chisme desde que un conocido locutor se había enfermado.
“Se corrió el rumor de que era influenza, ¡pero claro que no!, ¡Imagínate, si ese hubiera sido el caso, la FIL se hubiera parado!” -la otra doctora, una chica blanca de rostro redondo y franco, se desternilla de risa y añade: “Lo que sí ha habido, son casos de faringoamigdalitis”. Suena bastante mal, estoy a punto de preguntar qué es eso pero se abre la puerta. Entra un chico bastante joven y cabellos hasta el hombro. La misma doctora que se atacara de risa un momento antes lo atiende. Resulta que viene a que le retiren unas puntadas. Me acerco y en efecto, adornan las yemas de sus dedos anular y corazón unas alegres puntadas de hilo azul cielo. Se cortó con un cutter. La doctora asevera que su paciente, proveniente del stand de CONACULTA, se parece muchísimo al personaje Dedo Polvoriento, de la trilogía Corazón de Tinta, de la autora alemana Cornelia Funke.
“Dedo Polvoriento, o Dedo de Pólvora, era una especie de juglar. Un tipo egoísta que no tomaba en cuenta a nadie mas que a él. Controlaba el fuego. También era un chismoso y un soplón” -dice mientras intenta retirarle las puntadas al chico.
En eso llega un señor de la administración. Dice que no puedo estar entrevistando a la gente de la enfermería. Le prometo que me quedaré sentada sin abrir la boca y felizmente me deja en paz. La doctora de las puntadas pide un sacacejas, nadie trae. Se lamenta que no haya mujeres glamorosas entre los profesionales de la salud.
La hemorragia de Tania se ha detenido. Nos vamos. Sigue llegando gente, una señora de la cocina con su cofia transparente tiene la presión alta. Un cocinero enfundado en su filipina presenta síntomas de alguna alergia.
Yo tengo el cuerpo cortado. Pero es genial saber que no hay ningún virus zombie en la sala de prensa.
Hace muchos años venía a la FIL a buscar títulos que no se podían conseguir en ningún otro lugar. Luego los títulos se volvieron encontrables en las librerías de a pata. Pero en esta edición de la feria puedo volver a decir que he encontrado libros que no volveré a econtrar mas que aquí. Son todas novelas gráficas. Están en el stand de Sexto Piso. Y lo mejor es que no están nada caras.
Platiqué con Fernando, un chavo de la editorial a propósito de estas novedades. Resulta que uno de los fundadores de Sexto Piso es un admirador de la novela gráfica y del cómic, fué a raíz de este gusto que se han convertido en distribuidores de los catálogos de dos grandes editoriales españolas que publican estos géneros: Atisberri y Sinsentido.
Entre los títulos que puedes encontrar están varios del incomparable Peter Kuper, su adaptación de La Metamorfosis de Kakfa, su Diario de Oaxaca (que no es precisamente una novela gráfica sino más bien una especie de diario ilustrado) y una maravillosa Alicia en el País de las Maravillas ilustrada por él. Ninguno rebasa los 300 pesos.
También está la novela gráfica en la que se basó la película “Una historia violenta” del director David Cronenberg. La obra del mismo título es de la autoría de John Wagner, está ilustrada por Vince Locke. El galardonado cómic “Bone” (en 2005, ganó el premio Eisner -los óscares de la ilustración- en la categoría de Mejor Álbum Ilustrado) de Jeff Smith se encuentra en esta mesa de maravillas, el premiado “Píldoras Azules” de Frederick Peters está disponible a un costo muy accesible, y hay otros tantos títulos que están a la espera de estar en sus manos y en sus libreros.
La editorial Sinsentido ofrece una colección de novela gráfica muy especial, la serie Sin_nosotras, un catálogo de este género hecho por mujeres. De estos títulos traen a la autora libanesa radicada en Berlín Zeina Abirached con sus obras: “El juego de las golondrinas” y “Me acuerdo, Beirut”.
Fernando dice que las ventas van muy bien, que los compradores por lo general son hombres de 20 a 30 años. Pero que la verdad a él, leer con monitos aún lo confunde. “Luego no sé cuál cuadrito sigue”.
¿Nosotros siempre sabemos verdad?
Pasen al Sexto Piso, serán felices con menos de 300 pesos. El stand es el L2.
Las personas que pueblan está crónica serán mentados y mentadas como letras, a fin de preservar su precioso anonimato. Y elijo las polémicas LL, CH, Y, (¡se dice i griega!) y las dos V y B a propósito. ¿A quién diantre se le ocurre aseverar que las primeras dos no existen? Anoche fuimos, las señorita LL, el señor CH y yo a la fiesta de prensa de la FIL.
La sede: un salón a unas cuantas cuadras de La Mutualista. A la entrada: enseñar el pase de prensa, cruzar un zaguán de techo alto y luces azul neón hasta el salón de piso de cuadros negros y blancos. Hay algunas mesitas altas, redondas, de cubierta de vidrio. Son apenas las 11:30 de la noche, y ya hay gente muy borracha. Me doy cuenta cuando al dirigirme a la barra por una bebida, un tipo me toma de los hombros intentando apartarme delicadamente de su camino, casi me tira y además acerca su cara a la mía lo suficiente como para percibir la cerveza en su espeso aliento. Eso no me disuadirá de beberme la fabulosa cantidad de tres chelas en toda la noche. El señor CH es como yo: cero tolerancia al alcohol.
Además, en esta fiesta todo lo que bebas es gratis.
La señorita LL ya se encuentra charlando animadamente con otras señoritas. Saludo a las otras chicas, también amigas mías. La música retumba en nuestros oídos y tenemos que hablar a gritos (de hecho hoy estoy un poco afónica), la pista de baile está abarrotada, pero nosotros no estamos aún de humor para mover los pies.
De pronto, la señorita V divisa entre la muchedumbre al genial cronista Pablo Ordaz, corresponsal para el diario El País en México. Al Señor Ordaz el ondulado cabello cano le llega hasta la nuca y sostiene una charla (seguramente también a gritos) con otro señor. Ambos portan sendas latas de cerveza (por cierto que el aluminio de éstas llevaba impreso el logo de la Feria y el de Castilla y León, toda una borrachera muy culta). Puedo ver los perfiles de ambos, Ordaz tiene una nariz aguileña encima de un mentón delicado pero decidido. Viste de saco gris, su presencia es humilde, nadie sospecharía que estamos al lado de un gigante del periodismo. El Señor CH se encarga de ilustrarme acerca de la brillante carrera del Señor Ordaz: “Escribió unas crónicas pocamadre sobre la epidemia de influenza del año pasado. Y luego fué a Haití cuando el temblor y se aventó otras”.
La señorita V, absoluta admiradora de este señor, burbujea de emoción como botella de champaña recién descorchada. Se muere de ganas de ir a saludarlo pero no se atreve, se retuerce las manos y puedo adivinar que, de llevar rebozo, lo traería ya todo mordido. Toda la noche la animamos a que lo interpele, hasta donde me enteré; jamás se animó. “Por fin entiendo a los groupies de OV7” dijo.
Por otro lado, la felizmente enamorada señorita B se desaparece y luego nos presume que el señor Ordaz le dió un beso en la mejilla. Su sonrisa es tan amplia y tan luminosa que casi tengo que mirar hacia otro lado. Casi pude ver la flechota dorada de Cupido asomándosele por la espalda. El afortunado depositario de su amor estaba a pocos metros de ella. Puedo decir que hacen una bonita pareja.
La señorita LL amenaza con empezar a bailar sobre el piso cuyas losas blancas ya lucen todas embarradas del lodo de la cerveza derramada y la mugre de la suela de cientos de zapatos. Ya no cabe una sola lata vacía más en las diminutas mesas de cristal. El señor CH se despide y yo admiro por enésima vez su hermosa chamarra nueva. Encargo mis cosas a la atenta mirada de águila de la señorita LL, y me lanzo al baño.
Frente a los lavabos me espera otro encuentro: con una joven abuela llamada Lucía. Lucía es la encargada de que el tocador de mujeres permanezca limpio. Cada año es la custodia de este lugar tan importante de la fiesta de prensa de FIL. Le pagan 300 pesos por cinco horas más las horas extras si las hay. Vive por el estadio Jalisco. No hay platito para las propinas. Le pregunto por su esposo, resulta que el señor cuida el baño de hombres. “A todos lados andamos juntos” me dice bien feliz, es la segunda sonrisa luminosa que veo en la noche.
Regreso junto a mi grupo y charlo ahora con la señorita Y. Está estrenando sombrero y fumando. El humo de quien sabe cuántos adictos a la nicotina flota en el salón. Frente a la pista brillan las luces fluctuantes de varias pantallas, la bailadera está en su apogeo. Cuando poco a poco nos decidimos a bailar, pasan pura música de cuando estábamos en la secundaria.
Una pareja se besa apasionadamente al lado de un pilar. Él trae un sombrero emplumado, a ella el pelo le llega a media espalda. Él se sostiene sobre sus muletas. Le falta una pierna. Los dos sonríen. La misma sonrisa que ya he visto dos veces en esta noche.
La señorita Y se acaba su último cigarro y nos vamos. 3:00 am.
Los niños y las niñas comen riquísimo en el comedor de FIL Niños. Delicioso. Venimos de disfrutar como locos el magnífico espectáculo: “¡Qué chévere, ya viene el carnaval!”, en el que cientos de chiquillos bailaron al son de la fiesta de rock, blues, y música latina de la agrupación tapatía de Luis Delgadillo y Los Keliguanes. Los Keliguanes le cantaron a los dulces mexicanos, a la ciclovía, a la libertad como valor universal-cuando arengaron a los chicos y chicas a bailar en pareja, dijeron que: “Niño con niña, o niño con niño, o dos niñas, en México hay libertad sexual”-, también narraron la historia de un niño que soñaba ser aviador, prendieron a los pequeños como nunca lo había visto antes. Al grado de que el tropel de chiquitos y no tan chiquitos me dejaron medio embarrada en las paredes del recinto de espectáculos de FIL Niños. La fiesta resultante de sonidos, ritmos y colores -que incluyó varios zanqueros saltando entre los pequeños- puso a bailar incluso a una chiquita que estaba sentada al lado de mí llamada Perla. Al principio del show, Perla solamente aplaudía. Su amiga Mónica se moría de ganas de ir a saltar entre las largas extremidades de los altísimos personajes. Cuando me dí cuenta, Perla ya se había integrado al gran desmadre. Me dió mucho gusto, ella pudo vencer su timidez. A su edad yo me hubiera quedado sentada.
Ahora Perla le entra con singular alegría a una torta de carne deshebrada. Sus contertulios hacen lo propio sacando sus refractarios llenos de fruta y verdura picada, sus jugos en tetrapak, sus sandwiches de jamón o de atún, un niño incluso saca un paquetito de arroz con leche. Una niñita ofrece pepino en tiritas a los demás. Una escena como esa no se verá jamás en el comedor de adultos. Se me hace la boca agua…en FIL “grande” se come horrible, los alimentos son carísimos y malos. Los pequeños me miran, creo que mi mirada hambrienta los está poniendo nerviosos. Un pequeño se termina sus triangulitos de naranja, luego saca unos tacos. Son casi las tres. Qué tortura caray.
“¿De qué son?” -le pregunto.
“De barbacoa”-me dice, y añade, compasivo-“¿Quiere uno señora?”.
Pienso que desde mañana haré lo que los niños, me prepararé una suprema torta en mi casa. Y vendré a comérmela con ellos.
Mientras los pequeños siguen reponiendo las fuerzas que gastaron con Los Keliguanes, charlo un poco con tres chicos junto a los que disfruté la música -y el apretujamiento- del espectáculo musical. Los tres portan la monstruosa camiseta de FIL Niños, la verdad es que fué mi interés en hablar con ellos lo que me llevó a seguirlos y hasta el comedor de esta área de la feria. Cuando aún no comenzaba el espectáculo y ellos como guías se afanaban en acomodar a los niños, me llamó la atención la empatía que estos tres chicos tuvieron con los chiquitos. Se dirigían a ellos de una forma natural, despojada del autoritarismo que muchos adultos emplean al dirigirse a los pequeños.
Los tres estudian la preparatoria técnica en informática administrativa y se encuentran en FIL Niños haciéndola de guías para cumplir con su servicio social. Emilio porta dentro de su gafete un un naipe del joker, pienso que me las estoy viendo con un fan de Batman, pero no. Resulta que carga su mazo de cartas para matar los tiempos muertos. Tiene 17 años, una química tremenda con los niños y una sonrisa luminosa. Acaba de conocer a Fernando, también de 17 años y a Kermín, quien hoy cumplió los 19. Los tres opinan que el mejor show del área de espectáculos de FIL Niños es que vimos, el de los maravillosos Keliguanes.
Una chica, también de las guías, se nos acerca. Me mira con desconfianza.
“¿Eres de prensa?”- me pregunta.
“Si lo soy”.
“Es que el sábado vino un político aquí, los periodistas se apiñaron alrededor de él y no les importó empujar a los niños”.
Emilio, Fernando y Kermín están de acuerdo, la prensa maltrató a los niños el sábado, todo por obtener una foto del político que vino a pavonearse. Me indigno y suelto algunas maldiciones, eso no se vale. Los chavos se ríen y la chica pierde un poco la cara de pocos amigos. Luego les pregunto si les gustan los niños. La chica dice que le encantan, “son un amor, y hay que saber animarlos”. Kermín añade que: “Si no les das confianza se arma un relajo, es cuando menos te hacen caso. A veces son las maestras las que se ponen todas autoritarias y los niños ni las pelan”. Me quedo impresionada. Resulta que hay pedagogos natos. Creo que tengo la respuesta, tal vez es porque estos jóvenes no hace mucho que dejaron de ser niños.
Emilio sonríe. “Yo no he dejado de serlo”.
Los espectáculos en FIL Niños son variadísimos, hay teatro, títeres, pantomima, cortometrajes, y por supuesto, música. Desde mañana la entrada está abierta a público en general desde las 9 am. El último espectáculo arranca al filo de las 19:00 horas. Consulten el programa completo en la página de FIL Niños.
Pues que ando merodeando por la FIL desde ayer. Y digo desde ayer y no desde el sábado porque me cayó una chamba de hacer unos monos para un diario local. Después de pasar encerrada 72 horas dándole a los retratos, resultó que no les funcionaron. Bueno, pues me encabroné. Perdí mi tiempo, mi material y además dinero. Estoy esperando que termine la feria librera para negociar qué onda con el pago. Lana que, por cierto, irá directa y sin escalas whatsoever a terminar con mi diminuta deuda con la banca. Diminuta pero jodona. Como una piedrita en el zapato.
Y pos puede que haga un viaje fuera del rancho antes de que acabe este loco y rarísimo 2010 en el que me he pasado buscando mil cosas sin encontrarlas aún. Otra cosa: estoy también un poco encabronada con las gentecitas de la tintorería Aquamatic: llevé unas prendas la semana pasada, fuí por ellas el viernes y resultó que el broche de mi maravilloso suéter rojo-como-la-sangre estaba dañado, el cinturón de mi gabardina: perdido. Pues que me lo van a buscar, y el broche, dicen que lo arreglarán. La respuesta aún no llegua, estamos a miércoles y pienso que la gente no debería hacer un trabajo mediocre jamás. Pero en fin, la mediocridad es la norma por lo general, en todo. Eso también me hace encabronar.
Pero desde ayer que paré mis patitas en la Feria Internacional del Libro, la cosa mejoró. Ví amigos que no veía en un buen rato, me topé caras conocidas, cazé algunas historias, ando por ahí con mi pasecillo de prensa, mi cámara, mi laptop, mi curiosidad y toda mi disponibilidad.
Bendita la vida por los amigos y amigas, me salgo de casa y no hago sino comprobar que no estoy sola. Siguen los lobos aullando por ahí.
Me voy a la FIL. Sigan la cobertura compostera aquí.
Y last but not least, mi amigo Jorge Báez y dos de sus amigos transmiten todos los días de la FIL, desde las 8 pm por las ondas efemeeras (o sea de FM) de Radio UdeG, el magnífico programa radiofónico Buenos Muchachos. ¡No se lo pierdan! es en el 104.3 de frecuencia modulada.
En los pasillos de esta edición de la FIL, cuya invitada de honor es la región española de Castilla y León, -lugar donde nació el español- nos encontramos un stand que está promocionando otra feria de libro que tendrá su sede permanente en la ciudad de Los Ángeles y su primera edición el año que entra los días 29, 30 de abril y 1 de mayo.
Nos referimos a la feria LéaLA, un proyecto respaldado por el Programa Universidad de Guadalajara sede Los Ángeles y la Feria Internacional del Libro, FIL.
Esta feria se apoyará en un programa literario de gran calidad, contará con la participación de algunos escritores de la lengua castellana, como Carlos Fuentes, Alberto Ruy Sánchez, Elena Poniatowska y Francisco Hinojosa entre otros. LéaLA agrupará también, -según nos dice su sitio web- a las mejores editoriales de México y España, abriéndole el español un camino en Estados Unidos a la industria del libro.
Será la primera vez que el mercado lleno de posibilidades del libro en español -un sector creciente en la industria global y editorial y el segundo más grande del mundo- se encontrará aglutinado en California.
La entrada a LéaLA será completamente gratuita, espera una concurrencia diaria de 10,000 personas, también contará con una zona consagrada a los niños y las niñas, con cuentacuentos y talleres.
Para quienes se ubican en la ciudad de Los Ángeles, la sede será el Concourse Hall, en el Los Ángeles Convention Center.
La FIL ha plantado una semilla del otro lado del río. Una semilla que busca también ayudar a reinvindicar la riqueza cultural del español entre gente que probablemente la ha perdido o para quienes ha pasado a ser segunda lengua.
Nos paseamos alegremente por la maravillosa área de 4 mil metros cuadrados consagrada a los niños y niñas en la FIL. Me atrevo a decir que esta debe ser, por lo menos a vuelo de pájaro, la mejor FIL Niños de todas las que se me ha dado ver en la feria. El tema en torno al que gira el espacio de la feria dedicada a los pequeños es “Los Monstruos son puro cuento”.
El año pasado se realizó un sondeo entre los visitantes a FIL Niños. Los asistentes eligieron el tema que ahora se despliega en derroche de colores y formas monstruosas a lo largo y ancho de esta gran pequeña parte de la fiesta librera. En FIL Niños, el fomento a la imaginación y la lectura viene en esta edición vestido de pelos, colmillos, alas y múltiples patitas. Hay talleres para niños desde 3 hasta doce años, la temática de cada uno está basada en alguna obra literaria que contenga monstruos como personajes. Entre las obras que inspiraron a alguno de los talleres están: Frankestein, El Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Drácula y El fantasma de Canterbury.
Los monstruos también están presentes para prestarles libros a los niños y niñas que esperan sus turnos en los talleres. A lo largo del recinto de FIL Niños hay varias salitas de lectura, con sus sillas y decenas de títulos.
También hay, para beneplácito de los visitantes adultos, una pequeña y maravillosa galería que nos explica la génesis de todos los monstruos que pueblan los muros de FIL Niños. Uno pensaría que salieron de las mentes de un grupo de diseñadores adultos armados de wacoms, pero felizmente no es el caso. Cada uno de los seres colmilludos, peludos, viscosos, de múltiples patas, innumerables ojos y adorables o terroríficas fisionomías fué primero dibujado por un niño o niña proveniente de varias escuelas de la ciudad. En estos dos muros ubicados en el pasillo de los talleres dedicados a los niños de 3 a 6 años pueden verse algunos de los dibujos que los diseñadores de la carrera de Diseño Gráfico de la UdeG tuvieron que interpretar para llenar la FIL Niños de seres fantásticos.
FIL Niños abre sus puertas a público en general, mañana desde las 5 pm, el jueves y viernes desde las 3 pm, y el sábado y el domingo desde las 10 am hasta las 8 pm. La entrada es libre con su boleto de entrada a FIL.
Y esto no se trata sólo de maravillosos talleres, también hay espectáculos. De esos hablaremos mañana.
Llegué a la FIL tres días tarde. Crucé la explanada apresudamente, más por mimetismo que por ir con el tiempo encima. Cuatro chicas me pidieron mi gafete de prensa a la entrada. Vestían camisas blancas y pantalones negros. Apoyados en sus antebrazos, portaban sendos bastones negro brillante, de esos que se ven amenazadores en los policías. En ellas lucían como accesorios. Las cuatro iban muy bien arregladas, peinadas y con chapetes, los ojos brillando entre las líneas dobles del delineador. Sonreían mucho, nerviosamente. Se intercambiaban miradas cómplices, como de amigas en tertulia de café. Las palabras bordadas en sus playeras, a la altura del corazòn, rezaban: “Centurión”. El vocablo me remitía a algo imponente, marcial, protector. A la época romana con su milicia implacable. Pero el cuarteto de centuriones femeninos de la entrada de la máxima fiesta de los libros en español no inspiran miedo alguno. Más bien dan ganas de preguntarles qué demonios hacen ahí.
Una de ellas me escolta hasta el mostrador de prensa. Se queda junto a mì en lo que me entregan mi gafete. Me dice que se les han colado muchas personas sin pagar en los últimos días y que las han regañado mucho. Dice que no puede darme una entrevista porque tienen prohibido hablar con los medios de comunicación. Yo no deseo enterarme de los truculentos secretos de la seguridad de la FIL, sòlo quiero saber cómo una chica de aspecto tan dulce, y ademanes tan suaves fué a dar con un trabajo de este tipo. Ella se sigue negando.
Frente a nosotras pasa una mujer joven, presurosa y encorvada sobre sus stilletos negros. Digo en voz alta que no sé en que estaba pensando la entaconada por venir a a FIL con semejante calzado. Sus pasos resuenan alejàndose mientras bajo la mirada y observo los zapatos de la centuriona: lleva los pies enfundados en calcetas oscuras dentro de unas gastadìsimas y agrietadas sandalias de plástico arrugadas por el uso. “Es que pasamos todo el día paradas. Es muy pesado”.
-“¿Les dan de comer?”-pregunto.
-“No, sólo nos permiten ir a desayunar. Salimos a las tres”
-“¿Les pagan la comida?”
-“No, la tenemos que pagar nosotras”
Me entregan por fin mi pase de prensa. Me despido de la sonriente centuriona. Ella vuelve a la puerta a saltitos, chancleando sobre el piso del vestíbulo. Ojalá no las vuelvan a regañar. Que el resto de la FIL les sea leve.
El temple es una técnica pictórica que no se llama así nomás porque sí. Se debe tener mucha paciencia y refundir las ansiedades en algún discreto cajoncito o ignorarlas un poco para poder ejercerla a sus anchas. Se pinta empleando pigmentos de colores los cuales se deben mezclar con una solución hecha a base de yema de huevo y diversos fluidos. Yo la estuve usando con simple agua destilada, según la preparación Orozquiana. Además, el temple debe aplicarse sobre un soporte (papel,madera,tela) previamente imprimado con cola de conejo impregnada de varios minerales que le den un tono blanco. La cola de conejo consiste en huesos pulverizados de -oh sí- conejo que, puestos a remojar una noche antes, forman una especie de gelatina viscosa que le prestará la adherencia necesaria a la mezcla. El cálculo exacto de los materiales a la hora de preparar la imprimatura es algo crucial, la responsabilidad debe ser completa al usar los ingredientes. Una equivocación podría desembocar en que la obra resultante se arruine.
Como me pasó a mí. Puse demasiadas capas de imprimatura en la tela. Eso derivó en catastróficas craqueladuras.
El temple debe ser aplicado en capas delgadas, como si fueran velos. Dejando suficiente tiempo para que se seque cada una antes de aplicar la que sigue. Aquí es donde entra la paciencia. Hay que esperar. Y como yo no esperé, también todo se fué al caño. En fin que hice todo mal. Una lástima porque el cuadrejo me había gustado.
Aquí les pongo fotos de la obra condenada. Vayan con cuidado con el temple, es maravilloso pero exige igual. No se parece ni al acrílico, ni al óleo, ni a la acuarela. Las obras en esta técnica tienen un brillo satinado como de retablo bizantino. Preciosas.
Se acabó la promoción. Los pases dobles encontraron a sus auténticos dueños. ¡Nos vemos mañana al filo de las 20:00 horas en las instalaciones de Cinépolis Galerías!
El viernes pasado me encontraba forcejeando con dos cuadros, mi bolsa, mi mochila y todo mi ajuar de pintora que va a su clase en algún lugar de la transitada avenida Patria, como a eso de las 9 am. Levanté mi mano para parar un taxi. Varios o no me vieron, o llevaban pasaje, o como iban en el carril del centro o en el de la izquierda pues nomás no me pudieron recoger. Mi cuadrejo trabajado se empezó a llenar de polvo, la gente de la parada de camión miraba curiosa el mono pintado en mi bastidor y a mí se me hacía tarde. Por fin se detuvo un carrito amarillo, abrí presurosa una de las puertas traseras, metí mis cosas, la cerré y luego me introduje en el asiento copilotezco tratando de hacer caso omiso a los pitidos, claxons y mentadas de madre de los demás automovilistas. Pensé que la gente está muy, muy mal cuando no puede tener siquiera la paciencia necesaria para esperar tres minutos a que algo se dé.
Mi chófer era una chava. Se llamaba Selene y estaba loca. En el trayecto a mi destino me platicó que le encantan las series de televisión, que estaba bajando la séptima temporada de las Esposas Desesperadas, y que prefiere hacer eso a verlas en la tv porque ABORRECE quedarse con la duda de algo.
Selene es blanca, flaquita, con unos ojos castaños inquietos y pelo largo, lacio y claro. Lo lleva sujeto en una cola de caballo. No puede tener más de 25 años. No lleva ni media gota de maquillaje. Es muy sonriente y trae un Blackberry.
Luego, cuando vió mis bastidores se percató de que soy pintora y comenzó a platicarme de la serie Heroes, donde, al parecer, sale un tipo llamado Issac que también garrapatea telas, y cuando lo hace, pinta el futuro, o sea, lo que va a pasar. Como yo no pude reciprocarle con esa serie puesto que no la había visto, saqué el tema de la serie Lost, y ahí ella resultó ser toda una experta. Le dije que a mí me hartó después de la tercera temporada por todas sus mafufadas, y que al final todos hayan resultado muertos pues, la verdad, para la pequeña parte sumamente pragmática de mi mentalidad, fué una especie de insulto. A veces me gusta que me expliquen todo con tesis doctoral. Cuando ví Lost estaba en un corchete de aplastante realidad y por eso no la toleré. Selene se encargó de explicarme de que iba la supuesta magia de la isla; pero la verdad no encontré satisfactorias las espuestas. En eso, ella olvidó como se llamaba el líder de “Los otros”, yo le dije que Ben, luego ella quiso citar el nombre de un tipito que ayudaba a Ben. Ahí no la pude ayudar. Fué entonces cuando me enteré de cuánto detestaba Selene quedarse con la duda de algo. Sacó su Blackberry, buscó en la internet, hasta que mejor prefirió llamarle a su novi@; “amorcito” le dijo, “¿cómo se llamaba el hombre guapo que ayudaba a Ben, el que se pintaba los ojos?” yo estaba preocupada porque Selene no veía el camino, al fin su amorcito le dijo que el nombre que buscaba era Richard. “Si, Richard, ¡claro!!” dijo carcajeándose. Resultó que ella tampoco era capaz de esperar tres minutos.
Me dejó un ratito después. Le pedí su número. Puede que un día necesite una taxista. O platicar con otra hermana geek (porque soy afortunada y ya tengo varias) o cronicar otro personaje fascinante de tantísimos que caminan anónimos por esta ciudad.
Cuidaos, gente interesante, guarden sus historias.
La promoción fue cerrada el miércoles 17 de de noviembre de 2010 a las 2:02 pm. Gracias a todos por participar. Los ganadores recibieron un correo electrónico con la información necesaria.
Hoy en el Callejón nos vestimos de Gran Gala, y para celebrar que este día también salió el solecito, El Callejón Magenta y Columbia Pictures les vamos a regalar a los nuestros asiduos lectores veinte pases dobles para la premiere exclusiva de la cinta “Red Social”. Este Magno Evento de cochinada tendrá lugar el día jueves 18 de noviembre a las 20:00 horas en Cinépolis Galerías en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, México.
¿Qué hay que hacer para ganar? Pues han de enviar un correo electrónico a la dirección pandeperro@gmail.com en el que contesten a las siguientes tres preguntas:
¿Cuando tildas a alguien de geek, a qué te refieres?
¿Crees que las personas que entran dentro de la etiqueta geek muestran ciertos atributos físicos y en su vestimenta que los identifiquen como tales, cuáles son según tu opinión?
¿Qué crees tú que mueve a una persona a abrir un blog, cuál piensas que sea su motivación?
No olvides incluir tu nombre completo y tu teléfono. Los ganadores recibirán un correo electrónico de vuelta con las instrucciones para asistir.
¡En el Callejón les agradecemos su interés para participar!
Hoy volvía de ver a unas amigas con quienes fuí invitada a un encuentro de chicas geeks. Nos reunimos a planear de qué hablaremos en tan magna ocasión en que la parte femenina de la composta.net representará con clase y orgullo a nuestra comunidad de bloggers y podcasters.
La cosa, el meollo pues, está en que en los últimos días he visto a mucha gente. Muy diversa, de distintas sendas de vida, de edades dispares, de trabajos disímiles, de circunstancias de todo tipo. Lo que ellos y ellas tienen en común es que me conocen, ellos y ellas son mis amigos o bien, llevan mi misma sangre.
Unos habitan mundos en los que respiran en pareja y se mueven en rumbos arbolados, deambulan por hogares llenos de la luz del sol; otros visten de riguroso y elegante negro, tienen una pulsátil vena hedonista y escuchan excelente música, en su mundo, la ilusión parece estar apagada, el cinismo reina rampante, sus intelectos son despiadados, afilados como navajas, tienen un corazón nobilísimo bajo los ropajes oscuros. Para otros, la soledad preside sus horas, su mundo interior es intrincado, innavegable a ratos, desencantado siempre, un venero inagotable de imágenes, ignoran cómo poner límites y los demás suelen abusar de ellos. Algunos viven en un momento gris de supremo desengaño, la realidad parece demasiado opresiva, ofrece pocos argumentos que puedan convencerlos de seguir aquí, son hipersensibles, empáticos, y miran a quienes -casi- nadie mira. Otros están en una lucha por mejorar lo de afuera, y automáticamente, mejora lo de adentro. Tienen nuevas ligas con otras realidades, y estoy segura que algo terminará por coronar tantos esfuerzos. Otras viven en esferas estables de rosas tornasolados, en zonas de confort desde donde no pueden intuir los barrotes invisibles de su prisión.
No sé qué mundo terminaré habitando yo, lo cierto es que ahora me muevo por todos los antes mencionados, algunos me atraen mucho. Soy como una polilla, aquellos con mucha luz me jalan, quiero aterrizar en uno así. O crearlo. Nada hay fijo para mí ahora. La baraja está desplegada. Miro cuidadosamente mis cartas.
Elijo los habitantes de mi mundo, con total libertad. Y un poquito de miedo también.
“Es mi responsabilidad darle voz a los sufrimientos de los hombres; los interminables sufrimientos que se apilan, tan altos como las montañas”
“Yo era feliz, pero “feliz” es una palabra de adultos. No tienes que preguntarle a un niño si es feliz, puedes verlo. Lo son o no. Hablar de ello es igual que querer asir el viento. Es más fácil dejar que sople sobre ti”
-Kathe Kollwitz
Creo que cada persona habita un mundo distinto. Cada persona; con sus gustos, amores, aversiones, caminos, amistades, alegrías, decepciones, soledades, músicas, imágenes, surcos en la nieve, surcos en la piel del alma, amplitud al inspirar, los brazos abiertos o cerrados, cautelas, inocencias, dolores, éxtasis. Cada quien habita su mundo interior como mejor puede, lo poblamos desde el humus de nuestra sensibilidad. La experiencia del mundo es tan única y tan personal como cada ser humano. Algunos mundos son paupérrimos, otros, insondables en la oscuridad de sus sombras o en la blancura de su luz. Estoy en este camino, llamado “del arte”, y a poco menos de una década de transitarlo, he llegado a la conclusión temporal de que lo que llamamos “arte” no es más que una develación de estos mundos interiores.
Me fué mostrado hace pocas semanas, por medio de las ventanas de un magnífico libro, el mundo interno de una mujer alemana llamada Kathe Kolllwitz. No es posible separar al artista de su contexto. Kollwitz- -un alma de las insondables- vivió las primeras dos guerras mundiales sufriendo la muerte de uno de sus hijos y de un nieto en los sangrientos combates que se sucedieron.
Se supo dibujante desde muy joven, -lo que quiere decir que eran las líneas más que las manchas su lenguaje- se convirtió en una de las grabadoras y dibujantes más respetadas, develándonos las preocupaciones que la obsesionaban: la pobreza, la crueldad de la guerra, la vulnerabilidad de los más débiles, el dolor terrible de las madres que perdían a sus vástagos, la angustia atroz de tantos niños y niñas bajo la sombra del conflicto, acosados por la miseria, por el hambre del cuerpo y del alma, por la siempre presente cercanía de la muerte, a la cual Kollwitz en uno de sus grabados incluso la representa como una amiga.
Este es, posiblemente, el grabado más famoso de Kollwitz: "Mujer con niño muerto"
¡Los niños de Alemania mueren de hambre! -Grabado en barniz blando
He de confesarles que cuando ví el trabajo de Kollwitz, me dieron ganas de mejor dedicarme a otra cosa. Así de grande es. Pude introducirme e imaginar, aunque haya sido solamente por un momento, en los zapatos de esta mujer artista, esposa y madre que no pudo quedarse callada ante los actos que consideraba de una brutal injusticia, crímenes intolerables. Debido a sus actividades pacifistas denunciando al régimen Nazi -sus trazos lucieron en pósters, carteles y manifiestos de la época- ella tuvo que vivir recluida desde 1933 hasta su muerte en 1945, acaecida sólo unos días antes de que la guerra terminara.
También realizó más de 50 autorretratos a lo largo de su vida. Se representa sin vanidades, con una honestidad que desarma, se aprecia el paso del tiempo en su fisionomía y también el enriquecimiento de su calidad artísitca.
La artista contó una vez, que cuando su hijo Peter -el que murió en combate- tenía sólo siete años, ella se encontraba afanándose en terminar una placa de grabado con el pequeño en brazos. Agotada, dejó escapar un gemido de cansancio. Peter la miró y le dijo: “Mami, no te preocupes. Está quedándote bonito”.
La obra de Kathe Kollwitz no es “femenina”, es universal.
La entrada número cien llega, sin bombo y platillos, pero sí desde nueva ubicación geográfica: misma ciudad, diferente rumbo, depa nuevo. Volví por el rumbillo por el que he habitado casi toda mi existencia. Aún no tengo teléfono ni internet, y ni falta que me hace por este preciso momento en el que lo gorreo desvergonzadamente. Lolo tiene ya casi nueve meses y está hecho todo un adolescente insoportable. Tiene podridos a los vecinos con sus desgarradores maullidos y porqué no decirlo, también a mí. Le urgen unos abrazos. Ya en serio, la vecina del uno es una suerte de brujita enjuta, con piel delgada cual capa de cebolla. Su cuello es como un montón de papel de china arrugado. Se le tensan los pellejos de su pescuezo cuando habla, y no podría apartar los ojos de esa parte de su anatomía si no fuera por sus cejas; un par de trazos cerosos como de crayón carmencita que describen dos arcos, como los de la bruja de Blancanieves. La mujer luce además una hirsuta mata de pelo color zanahoria que recoge en una especie de chongo. Jamás en mi vida me he llevado bien con las mujeres que se llaman como ella: Socorro -qué nombre atroz-. En la primaria tuve una compañera con ese apelativo que siempre se las arreglaba para comerse mi lunch, en la secundaria una de ellas quiso ser mi amiga a base de hipocresías, y en mi vida “adulta” otra Socorrito es la némesis de mi amiga más antigua. Fuck. Y ahora, otra de ellas es mi vecina. A esta Socorro la tienen podrida los lamentos de Lolo. Parece, además, que vive a la espía de verme salir para emboscarme y tildarme de maltratadora de animales. Yo no puedo sino mirar las líneas de sus cejas que con este calor torrencial de principios de noviembre se derriten lentamente. Pero Lolo irá al antirrábico la próxima semana, espero que su tormento termine.
Anoche fué Día de Muertos, escribí unas cosillas a propósito de mi nueva serie, aquí les pongo algunas:
Un elefante de cinco patas, Un ojo en cada rodilla Baila con suma gracia, Apoyado en su pata non.
La niña de cuatro piernas Tiene dos más cortitas -las de en medio A veces se apoya en ellas Dejando las otras suspendidas.
Danza por las calles la niña Como una calavera dislocada Al son de los latidos de un trombón Que suena en manos de la mujer sin piernas.
Los pájaros con rostros de hombre Cortejan a la mujer sin piernas Ella se siente sensual Aunque no pueda entregarse en abrazo doble.
La locomoción es cosa extraña La mujer ha crecido siete piernas La niña se ha desatornillado dos Y a horcajadas sobre los hombre de la adulta te observa.
Un funeral para una pierna Quizá es cosa extraña Pero esta mujer los ha celebrado Para cada una que ha perdido en cada guerra.
¡Déjate crecer las piernas sin demora! No te las muerdas, no las amputes, no se las prestes a otros Que un fémur es un bien muy caro Y los muñones comunes.
Hay un anciano con un cuerno en la cabeza sin pelo Custodia una gallina con cola y piel de gato Ella pone huevos rellenos Repletos de plomo de ceniza.
La ciudad canta con sus edificios que se comban Las chimeneas silban humo elástico Que forma redes mas allá del mar. La niña de cuatro piernas a veces parece una mujer La mujer sin piernas a veces parece niña.
Su lecho lo guardan un dodó y un alca Bajo la cama una tortuga y el rinoceronte negro Las cosas que ya no existen son sus iguales Y las cosas que a duras penas nadie ve en esta vida Ellas se las topan al doblar las esquinas.
La escarola gotea agua copiosamente Cruzaste mil charcos al arrastrarla Tus dos pares de zapatos son unas sopas Los calcetines cuerdas empapadas El vestido se siente pesado Como tu alma, como tus pensamientos El trueno retumba sobre los edificios combados.
La mujer sin piernas sólo observa Queriendo asir aves masculinas con su mirada -como si sólo eso bastara Pero ellos sólo se posan cerca Al filo de su sillón imitan los parches De cualquier manera -sin tocarla jamás A ella no le sirven de nada.
Querríamos mucha cortina y mucho teatro Para ocultar lo que sentimos Pero la cortina y el teatro ardieron hace tiempo Ahora yacen en cenizas Las gallinas se las han comido.
Con cuatro piernas se siente inmóvil Con cuatro piernas y toda la libertad no sabe a dónde Con cuatro piernas se siente sola Con cuatro piernas y todo el miedo de no saber cómo Con cuatro piernas ella es todo un drama Ignora las leyes de la locomoción.
Andábamos por ahí en la web el otro día y nos encontramos esto:
A continuación lo traducimos para beneplácito de l@s visitantes de este callejón de cochinada:
Las ventajas de ser una artista mujer:
1.-Trabajas sin la presión del éxito.
2.-No tienes que estar en exposiciones con hombres.
3.-Puedes escapar del mundo del arte en tus trabajos freelance.
4.-Sabes que tu carrera podría despegar después de que cumplas los ochenta.
5.-Tienes la certeza de que cualquier clase de arte que hagas será etiquetado de femenino.
6.-No te quedarás atascada en un puesto docente vitalicio.
7.-Ves vivir tus ideas en el trabajo de otros.
8.-Tienes la oportunidad de elegir entre la maternidad y la carrera.
9.-No te asfixias al fumar enormes habanos ni has de trabajar enfundada en gigantescos trajes italianos.
10.-Dispondrás de más tiempo para trabajar cuando tu pareja te bote por alguien más joven.
11.-Eres incluida en versiones revisitadas de la historia del arte.
12.-No tienes que pasar la vergüenza de ser llamada “genio”.
13.-Ves tu foto en las revistas de arte usando un traje de gorila.
Esta lista nos intrigó sobremanera. Más cuando es precisamente una mujer que quiere llamarse a sí misma “artista”, la que administra este blog. El punto uno me fascina, pues aunque la idea de “éxito” es un término completamente subjetivo dependiendo de la escala de valores de cada persona, me considero exitosa al tener independencia y además ser una enormísima mantenida por mis pobrecitos monos. Espero que el punto cuatro se me haga realidad mucho antes de cruzar el umbral de mi octagésimo cumpleaños. El punto cinco me pasa todo el tiempo. Aún no me encuentro en la encrucijada que plantea el octavo, me he medio ahogado por querer hacer a lo que se refieren en la primera parte del noveno, espero que el diez no me ocurra nunca y el doce es completamente genial.
Pues resulta que este increíblemente ácido, ingenioso -y verídico- poster es obra de un grupo de feministas activas desde mediados de los ochenta quienes se autoproclaman Guerrilla Girls.
Las mujeres que forman parte de esta agrupación portan máscaras de gorilas en sus apariciones públicas, -de ahí lo del punto 13 de la lista anterior y lo del nombre; la palabra guerrilla y el vocablo gorila en inglés suenan casi igual- se reúnen muy lunáticamente cada 28 días, y usan como seudónimos nombres de mujeres artistas ya fallecidas. Estas féminas enmascaradas buscan denunciar el sexismo y el racismo en todas sus manifestaciones, han llegado incluso a autoproclamarse “la conciencia del mundo del arte” (estas palabras pueden leerse al pie de la lista que publiqué al inicio del post).
La agrupación recibe donaciones de mujeres simpatizantes, también obtiene ingresos de la venta de sus posters y publicaciones, de los pagos de sus seminarios y charlas. Han sido objeto de grandes debates, se ha escrito sobre ellas en cientos de tesis doctorales, son entrevistadas por grandes cadenas televisivas como BBC o CNN, y en marzo de este año, Yoko Ono les otorgó el premio Courage Award for the Arts.
No puede regateársele a estas chicas ni la inteligencia ni la agudeza. Su ácido sarcasmo intenta corroer el óxido de los prejuicios, las nociones anquilosadas que aún en pleno siglo XXI se niegan a morir. Se ha avanzado considerablemente en la lucha por los derechos de las mujeres y las niñas, pero aún estamos lejos de haber alcanzado un equilibrio.
De repente se me ha ocurrido que siempre he tenido ganas de traer una máscara de gorila en mi bolsa y hacerme llamar Artemisia Gentileschi.
Todos los padres que tenemos hijas querríamos que se convirtieran en Guerrilla Girls cuando crezcan, y que nunca nos lo confesaran—Russell Banks, novelista.
La mustiosidad ataca de nuevo. Pues no sé porqué no le hice caso a toooodas las señales que me advertían en contra de tomar cierto rumbo hoy por la noche. No es verdad. Sí lo sé. Por compromiso caray. No lo vuelvo a hacer. Ví el espectáculo más grande de mustiez que jamás se me ha dado a ver en lo que va del añejo este. Y pues no puedo afirmar que me afectó horrorosamente, mas bien lo que ví me decepcionó. Diablos. No quería creer la evidencia. En fin. Mejor.
Recién recibó una lección en hombrología por parte de una chica de 20 años. Otra de no-se-qué-diablos-quiero por parte de un tipo de 30.
La siguiente crónica salió publicada en el número 20 de la revista KY. La autora es la moradora de este callejón de porquería a quien también le ha dado por cronicar. No dejen de buscar la KY en la calle, es gratis, es mensual y es fabulosa.
Mónica tenía dos meses de embarazo cuando una noche escuchó el llanto de su hijo no nacido. Eran las 10:30 pm. A la mañana siguiente, una hemorragia le anunció que lo había perdido. Pero ella ya estaba sobre aviso de que su hijo se marcharía. Su amiga Flor se lo había dicho un día antes: “Pero te dejará un recuerdo, lo escucharás llorar”. Mónica ya lo presentía. No la tomaron por sorpresa las palabras de su amiga. Dejó ir a su hijo en paz.
Tiene 23 años y tres hijos. Detesta su ocupación porque le causa mucha mala conciencia. Cuando le pregunto qué lecturas le gustan me responde que no lee más que la Biblia, y que la lee completita una vez al año. Su libro favorito es el Génesis. No terminó la preparatoria porque se embarazó y se casó. Tiene una inteligencia despierta y un idealismo anacrónico que no acaban nunca de encajar en el lugar donde trabaja: el mercado Corona. “El Génesis nos dice que Dios creó el cielo, una esfera suspendida sobre la nada. Si te fijas, la Biblia es un libro viejísimo de antes de que se descubriera que el mundo era en realidad una esfera suspendida sobre la nada” me explica sonriendo, con la mirada luminosa de alguien quien comparte un descubrimiento.
Si fuera menos brillante, tal vez, nadaría sin problemas en el conformismo, creo yo, pero ella sueña con poner su propia tienda de abarrotes allá donde ella y su esposo están construyéndose su casa con sus propias manos, en El Salto, a poca distancia del río Santiago.
La segunda planta del Mercado Corona es, en este tórrido mayo, un marasmo de humores, colores y sonidos que pierden su frescura casi en cuanto tocan la existencia. El ambiente es opresivo. Huele a pescado a punto de podrirse. Las chicas de las marisquerías bañan la mercancía a jicarazos tratando en vano de mejorar su aspecto. Las grandes piezas de res y puerco exhibidas sobre los azulejos blancos y sanguinolentos de los mostradores de las carnicerías lucen decenas de voraces moscas, de los marcos de las yerberías cuelgan ramos de ruda, romero y albahaca. Las campanitas amarillo brillante de las flores de manzanilla se apilan, con sus hojas ya medio retorcidas por la falta de humedad, sobre el suelo o sobre las mesas de los locales. Y su fragancia apenas se aprecia en medio del olor a sudor de tanta gente que se acumula en los pasillos a veces resbaladizos pero siempre estrechos. Es en este mar de cuerpos donde también te encuentras de frente con la santería, con artes adivinatorias como la cartomancia o la quiromancia, con todo el aparato de la mercadotecnia de la magia blanca al servicio de toda persona enajenada por la mala fortuna: el batallón de aguas espirituales, amuletos, aceites y perfumes consagrados, polvos mágicos, efigies de la Santa Muerte repletas de rebabas y por supuesto; los jabones mágicos multipropósito, cuyas cajas son en sí misma obras de arte popular.
Mónica puede hacer que dos personas que no están destinadas a estar juntas lo estén. Lo suyo es el oficio de la energía, de la voluntad dirigida. Hace velaciones, limpias y amarres. Y sin embargo, ha vivido su vida sin oponer resistencia alguna a sus circunstancias. Es quizá desde este punto dónde ella ha comenzado a descubrir lo que de verdad quiere.
“La biblia dice que en el cielo no hay lugar para los brujos, para los magos, para quienes trabajan con la manipulación. Siento que engaño a la gente al venderle cualquiera de estos productos, es nefasto mentirles, pero tengo muchos gastos y no puedo parar” dice al referirse a los jabones consagrados, a las aguas espirituales, a los inciensos, polvos mágicos, amuletos y veladoras que oferta en su puesto.
Su esposo, trabajador de la construcción, no comprende su remordimiento. Ella se ha sincerado con él “miles de veces” pero para él, la ocupación de su mujer es sólo un negocio. Cuando ella expresa que desea dejarlo, él la convence diciéndole que qué harían entonces si él pierde su trabajo. Y es que Mónica ha llegado a ganar, en un buen día, hasta 4,500 pesos. El promedio es de 500 pesos por jornada esotérica.
Me lee las cartas, detrás del diminuto mostrador hay una mesita destartalada y dos pequeños bancos de patitas inestables. Dispone los cuarenta naipes forrados de cinta diurex en filas de diez, una debajo de la otra e, inevitablemente me habla del amor. Le atina a todo. Le pregunto que con qué sueña. Me entero que sus sueños a veces están poblados de gigantescas ballenas cruzando aguas cristalinas. Pero las más de las ocasiones, sus noches las preside un escenario apocalíptico en el que observa bolas de fuego caer y a Jesucristo montado en una nube, con la cruz apoyada en un hombro, juzgando a la gente que aterrada, cae de rodillas ante Él.
“¿Tú qué crees que quiera decir eso?” me pregunta. No le digo nada, pero creo que su pesadilla tiene que ver con la intensidad de su culpa y la falta de variedad en sus lecturas.
Mónica mira hacia el pasillo, más allá de las pilas de polvos mágicos, perfumes consagrados y jabones; de huevo de gallina negra, para limpiar el aura, de la chuparrosa, para el amor. La cajita del jabón del jorobado trae impresas unas hojas de marihuana al reverso, según esto, si te bañas con él –con el jabón, no con el jorobado- tendrás armonía de espíritu y autoestima. No es que no supiera que esto no sirve, pero al saber que no hay ninguna intención detrás de la factura de estos productos, nada más que un terrible vacío de aguas pintadas y bicarbonato de sodio teñido y cerrado con grapas, ningún deseo de verdad de ayudar, atisbo brevemente la desesperanza de Mónica a través de mi propia desilusión. Nos miramos. Las dos tenemos la cara brillante por el sudor.
“¿Tienes más clientes últimamente? “- “Si, la desesperación hace que la gente venga más. He notado mayor afluencia ahora. El amor se está enfriando. No sé en qué mundo acabaremos. La desesperación los trae hasta aquí”
“Esto es una pecera llena de tiburones”-agrega refiriéndose a sus compañeros- “Todos esperando que caiga un incauto. Aquí no hay brujos buenos, todo es una mentira. Todos buscan sacarte el mayor beneficio. Aquí nada te dará resultados porque a nadie le importas. Esto sólo funciona por medio de certezas y aquí nadie la tiene. No puedes confiar en nadie en este lugar. La que dice que es tu amiga intentará sacarte algo para fregarte. Ya no quiero sentir que tuerzo las leyes de Dios.” y apostilla, muy bíblicamente: “Es una cueva de serpientes”.
Mónica tiene la certeza de quererse marchar de aquí. Pero sé que necesitará ayuda. No puedo atinarle a lo que le depara el destino, pero lo que sí puedo hacer es pedir por ella. Me siento triste, decepcionada por su opresiva realidad. No veo por dónde puede empezar a salir del segundo piso del Corona. Su estrecho puesto, desde donde lo veas, parece una jaula. Llegué aquí creyendo que me enteraría que su oficio le gustaba. Pero nuestra entrevista se convirtió en una suerte de confesión de una mujer desesperada por sus circunstancias.
Le digo que no se preocupe demasiado, que a la gente trabajadora terminan por pasarle cosas buenas al final, y que tal vez, en unos meses, si vuelvo por el mercado ya no la encuentre porque se está dedicando a algo más. Sonríe con ironía, como si yo no fuera incapaz de comprender nada, tal vez es verdad. Y añade: “Eso, o aquí me tendrás en esta mediocridad”.
Kamui Shirou tiene 15 años, unos hombritos enclenques y ojos enormes, líquidos, como de cervato. Ignora quién es su padre. Su madre sufrió una trágica muerte, pereció envuelta en las llamas del incendio que abrasó su casa en Okinawa, justo después de haber recibido una misteriosa llamada telefónica. El atormentado joven regresa a Tokio obedeciendo las últimas palabras que su madre le susurrara mientras el fuego aún no le había achicharrado la garganta y fundido la piel de los labios: “Kamui, ve a Tokio, tu destino te aguarda ahí”.
En Tokio viven los únicos amigos de la vida de Kamui: los hermanos Fuuma y Kotori Monou. La progenitora de éstos estaba perdidamente enamorada de la madre de Kamui desde que se conocieran en la preparatoria. Y es el violento fallecimiento de Saya Monou lo que empuja a Tooru Magami -la madre de Kamui- a dejar la capital nipona para instalarse el remoto archipiélago del sur del país.
Hasta aquí las cosas ya parecen algo complicadas, ¿verdad?, y eso que ni siquiera hemos comenzado a describir del todo la trama del manga llamado X en Japón, o X/1999 en el resto del mundo. Las autoras son el cuarteto de mangakas conocido como CLAMP. Está siendo publicado en español, -con una pésima calidad en la impresión- por el Grupo Editorial Vid.
X es la llamada obra maestra de estas autoras. Entre sus otras obras se encuentran series como Guerreras Mágicas y Sakura Card Captor. En el callejón adoramos a las CLAMP. Su obra fué nuestro primer amor cuando creíamos que seríamos otakus. Pero X, -con todo y su magnificiencia- no es nuestro manga preferido del cuarteto. De ese ya hablaremos en otro post.
Kamui Shirou también es un tipo bastante indeciso. Característica que no le viene nada bien cuando de la dirección que tomen sus afectos depende el destino del género humano. Shirou maneja poderes síquicos extraordinarios. Uno de los kanjis que componen su nombre significa “Dios”, y eso no es ninguna coincidencia. Todo lo cual nos lleva a hacer elucubraciones acerca de la identidad de su padre. Aunque después de 18 tomos, no creo que las CLAMP nos lo vayan a decir. Nos nos quedará sino hacer conjeturas, como en sus anteriores trabajos.
En todo este brete de la batalla por aclarar en qué acabará la raza humana, existen dos bandos: los Dragones de la Tierra y los Dragones del Cielo. Los primeros desean una purificación del planeta mediante el exterminio de los tóxicos homo sapiens. Los segundos desean preservar el status quo. Ambos lados se disputan a Kamui e intentan convencerlo para que una su magnífica fuerza a su causa. Eventualmente, Kamui descubre que ama a sus amigos de la infancia, y, en una escena que deriva en la secuencia más sangrienta que yo jamás haya visto en un manga, decide ser un Dragón del Cielo y combatir por preservar un mundo en el que sus seres queridos puedan vivir felices.
CLAMP tiene publicando X desde 1993. Se supone que el mundo finalizaría en 1999. Ya llegaron algo tarde. La serie quedó en pausa desde el 2003. Alcanzaron los 18 tomos. La obra, según sus autoras, alcanzará los 21 libros. Uno por cada arcano del tarot. Cuando la obra alcanzó el alto total se rumoreó que la dibujante principal del grupo sufría una depresión crónica. Más tarde se supo que, debido a los incindentes trágicos que venían azotando a Japón (el terremoto de Kobe, el asesinato de Sasebo) el cuarteto y la editorial Kadokawa Shoten decidieron ponerlo en pausa por tiempo indefinido dado la extrema violencia del manga y para respetar la sensibilidad del público. Las autoras no deseaban “dulcificar” la historia, a cuyo final se aproxima y promete ponerse más violento que nunca.
La serie ha sido adaptada en una película que vió la luz en 1996 y que llevó el mismo nombre. También fué llevada a la pantalla chica en el 2001 en una serie de 24 capítulos llamada X TV. La película tiene una excelente factura visual, -el guión es atropellado y confuso- su banda sonora es estremecedora -de la autoría de Yasuaki Shimizu– y el tristísimo tema “Forever Love” de X Japan suena al rodar los créditos finales. La serie en su versión televisiva toma rumbos diferentes al manga, aventurándose a ponerle punto final a los destinos de todos los personajes. Destino que, segura estoy, las CLAMP variarán en todo al terminar el manga.
Les recomiendo ampliamente este manga, el arte de las CLAMP es espectacular; la dibujante Mokona Apapa logra imprimirle un aire sofisticado, de elegantes detalles y una fluidez de seda al tradicional estilo ojón del manga. La guionista Nanase Ohkawa teje cuidadosamente a cada uno de sus personajes, adentrándonos con un ritmo exquisito a sus psiques y por ende, sus motivos. Ninguno de los implicados en la Batalla Final tiene razones simples para estar parado donde lo está y para actuar como lo hace. Lamentamos las muertes cuando se van dando. Y tampoco deseamos que el día señalado llegue. Porque ese día terminará X y su prolongado fin de los tiempos.
Hace mas o menos un año escribí aquí un post acerca de mudarse a Bélgica. Mi amiga Michelle y yo nos independizamos y vivimos por un año en este barrio -en este momento de súper moda- llamado Colonia Americana. Hoy estoy metiendo todas mis cosas en cajas. Mañana me voy de Bélgica. Michelle y yo tomamos caminos separados. Nuestro camino juntas termina hoy como roomies. Pero estoy bien segura de que nos acordaremos de este año dentro de muchas décadas, ya siendo viejecillas, y nos carcajearemos de buen grado, y reviviremos todo dentro de la densidad de nuestros recuerdos. Cuando estemos arrugadas y se nos halla cascado la voz (doy por sentado que ambas tendremos vidas largas) ya habrá muerto Lolo, el gatito de seis meses que adoptamos a finales de mayo y que ahora está ronroneando pegado a mi pierna mientras tecleo esto. Ahorita mismo Mich está en la sala editando fotos. El tráfico pita allá afuera. La vida sigue pasando. Anoche cené delicioso en la mejor compañía. Quisiera que el tiempo no pasara. A veces. Aprendí hace casi un año a andar en bici. Babel se va comigo a mi nuevo hogar. Lolo también. Hace un año tenía el corazón roto, haber salido de esta manera de la casa paterna me llevó a cometer una cadena de valiosísimos errores. De todos salí bien librada. Creo que es verdad lo que decía mi mamá: que siempre me veía a través de un agujerito. Alguien debió estarme viendo y cuidando todo este tiempo. Hoy será mi última noche en la Mansión Belga. Mañana dejará de serlo. Al filo de las 2 pm. El año dos de la independencia empieza en unas horas.
Y pensar que en diciembre me aterraban los días aguardando ser llenados del 2010. Hoy estoy emocionada. Ayer me llamaron dos de mis amigas más cercanas mientras pintaban, fué una conferencia tripartita. Me hizo sentirme feliz.
La vida es de ratitos, dice mi papá. Que este ratito dure mucho.
“Here is a song from The Wrong Side of Town, where i am bound to the ground, by the loneliest sound; and it pounds from within and its pinning me down…”
-Primera estrofa de “Home” de Depeche Mode
Circula ya por ahí el nuevo número de la revista KY. Aquí en el Callejón estamos bien contentitos porque hicimos la portada.
De izquierda a derecha, las mujeres bajo los paraguas son: Selma, Saskia, Lavinia y Klodia.
La historia de Selma Lúnula, la regordeta vendedora de chucherías en lo alto de un puente peatonal, vió la luz como una serie de dibujo y gráfica en el 2005. En los muros de La Selva Café.
Selma descubre a los “sin-paraguas”, niños que viven siempre húmedos, sin techo ni lugar donde guarecerse. La mujer de los pies como empanadas encuentra el Botadero de Paraguas, donde a la luz de los relámpagos mira cientos de paraguas rotos. Selma los repara con infinita paciencia, esperando lograr que uno de los “sin-paraguas” se vaya a vivir con ella, desgraciadamente, el niño rompe el flamante paraguas sobre sus rodillas. Luego les cuento porqué.
Saskia Lumosi ha andado por ahí desde el 2006, donde la primera parte de su historia colgó de los muros de la ahora extinta galería Casa de Ensueños. El año pasado la insolente y aventurera niña del vestido rojo se aventuró al metro abisal en una serie que estuvo expuesta en la Galería de la Estación Juárez del Tren Ligero.
La cantante del espíritu fragmentado en decenas de aves, Lavinia Borromeo, ocupó con su historia la segunda planta de Casa de Ensueños en 2006. Lavinia solía ser un fantasma, por lo que detesta absolutamente todo lo intangible y lo abstracto. Su voz es rasposa, sensual. Camina por el escenario del “Tiatro” con su micrófono cromado, arrastrando su vestido rosa por el entarimado, sedienta de atención y aplausos. Un poco más tarde, Lavinia abandonaría el recinto donde creía provocar llenos totales, cantaría en los tejados, se rompería un pie y conocería a la Vacia-corazones del cuarto piso, a Klodia Columbario.
La señorita Columbario tiene carrera larga. Primero estuvo con su aguda presencia en en el Centro de Arte Audiovisual en el 2003, luego en el desaparecido Fleurs Du Mort en el mismo año. Klodia es una chica tuerta con una habilidad muy especial: es la primera mujer del mundo que lleva a cabo “emociontomías”, abre con su cuchillo de cocina los corazones atribulados de sus pacientes y extirpa sentimientos estancados. Un día encuentra una flor moribunda en la calle y ese hallazgo le cambia la vida. Klodia y Lavinia se conocieron después. La historia de la génesis de su amistad fue expuesta en el 2006, en la Casa de la Palabra y las Imágenes.
Estas son sólo cuatro de las mujeres que habitan en El Lado Equivocado de la Ciudad. No me cabían más en la portada, falta Mirna, la costurera muda que cubrió la ciudad con su vestido, Los Perseguidores en su travesía al Gran Mar, los hermanitos Nadir y Cenit, el ermitaño con fobia a los teléfonos: Siax Lanke, la boleadora de zapatos Errut Trastabire, y la pequeña Anja Epitwee, quien buscando un objeto perdido descubre a un maravilloso perro-paraguas.
Y no he mencionado a los gourmets, ¡y lo que viene!
Ojo atento al Lado Equivocado de la Ciudad. Ojo a las historias que transcurren en la calle.
9 am. Parque del Refugio. Babel y yo esperamos la aparición de mi amiga Gloria. Anoche llovió a cántaros. Para mi regocijo, hay muchos charcos. Circulo sobre ellos a gran velocidad. Me encanta ver como salpica el agua alrededor de las ruedas, mirar las gotas subir por sus estrías de caucho (Babel es mi bici). Los personajes del carrusel del parque lucen como si hubieran dado una gran carrera: las gotitas de roció de la mañana húmeda los hacen verse sudados. Algunos tienen gestos francamente siniestros.
A las 9:10 me empiezo a desesperar -soy una ñoña de a puntualidad- hago una llamada a Gloria desde un teléfono público de monedas. Cinco pesos por la llamada a celular. Gloria dice que ya viene en camino. Cuelgo y me pongo a dar más vueltas sobre Babel, describo ochos y líneas onduladas, le doy la vuelta las jardineras, esquivo a los peatones, un señor pasa pedaleando y jalando un carrito de basura. “Le juego unas carreritas, señorita” me dice.
A las 9:20 llega Gloria, no viene sola. También nos acompañará Liz, su roomie. Ellas vienen a pata. Me bajo de Babel y nos dirigimos hacia arriba por Federalismo hacia nuestro fabuloso destino: el Tianguis de Mezquitán.
Finalmente lo diviso, pasando las florerías que quedan justo enfrente del panteón, empiezan a perfilarse puestos y más puestos de ropa de segunda mano. Mis ojos peinan las prendas desde lejos. Creo ver algunas cosas muy bonitas. No puedo esperar a encadenar a Babel y lanzarme a buscar, a hacer de un tesoro la basura de otra mujer. Liz nos sugiere un puesto al que ella siempre va, la seguimos después de que yo resulto incapaz de dejar a mi bici sola.
La montaña de ropa de a 5 pesos luce impenetrable. A primera vista no parece que haya nada que valga la pena, son demasiados los calzones usados como para acabarme de convencer de escudriñar esas telas con historias que adivino tenebrosas. Los colores lucen desvaídos y la ropa se ve chiclosa de tan arrugada. Me desanimo un poco mientras Liz y Gloria ya están descartando como verdaderas profesionales. Yo intento hacer lo propio sin despegar un ojo de Babel. Me sorprende encontrar marcas como Victoria Secret o Tommy Hillfiger. Hay algunas piezas que aún exhiben la etiqueta con el precio. En dólares. Poco a poco el tianguis se va llenando y el forcejeo, las miradas de pistola, los humores y los pisotones no se hacen esperar. Cambiamos de puesto después de que yo lanzo varias miradas lastimeras a los demás tendidos, además de hacerles notar a mis compañeras a-la-caza-de-un-estilo-bonito-y-baratísimo que no han hallado nada.
En la segunda pila hay mejor suerte: la pieza sale a 15 pesos, eso, según Liz, “garantiza” la mejor calidad de todo. Tiene razón. Yo encuentro unas medias verdes – ¡y nuevas!- casi enseguida, otros dos pares listados en pocos minutos. Una corbata roja. Estoy emocionada. Mis compañeras también han encontrado tesoros. Las oigo hablar de cómo modificarán sus piezas. A mí no me interesa cambiarles nada. Sólo espero llegar a mi casa para ponerlas 48 horas en remojo y quitarles la tierra y los ácaros venidos de la epidermis de quién sabe quién.
Casi hemos terminado. Gloria se muere de hambre. Hay un puesto de tacos de barbacoa en medio de tanto fashionista. Ellas van mientras yo le echo ojo a otros puestos: los hay de 30, 40 y hasta 60 pesos la prenda. Incluso hay ropa nueva que se ve completamente fuera de lugar con sus 190 pesos en la etiqueta. Volvemos al primer puesto. Sorprendentemente, la pila luce picoteada, escogida. Liz encuentra un short ochenterísimo. Se lo coloca sobre las caderas y se lamenta que no sea una falda.
El Tiangus de Mezquitán. Un lugar para la paciencia, el ahorro, la búsqueda y los trapos lindos. Arrímense todos los martes de 9am a 3pm. Por Federalismo justo frente a la puerta del Panteón del mismo nombre. La estación de Tren Ligero adivínela usted.
Gloria, yo y Liz volvemos, caminando por Federalismo. Esta última no para de rascarse los brazos. Dice que siempre le sucede cuando viene a Mezqui. Siente que se le han subido mil bichos. La tranquilizo diciéndole que las pulgas se ven a simple vista.
Nuestras bolsas no dicen Zara ni Bershka. Son negras como de basura. Contienen tesoros reciclados.
Esa gentecita ojona y de ademanes tímidos. De caras serias y lenguaje corporal cortado. Con voces suaves y encantadoras. No rompen un plato pero esconden tras el trastero pedacera de porcelana a montones. Uno confía en ellos, en sus ademanes tembleques, en su aparente inofensividad, en su aire de “yo sería incapaz de…” y luego se entera uno de lo que hacen por los rincones, de lo que desarman, de sus amores perniciosos o francamente prohibidos, de las traiciones ocultas en los rincones -como la pobre muñeca fea-, del veneno vertido a nuestras espaldas, de sus movimientos como de ajedrez -oblicuos, nunca frontales- para alcanzar sus macabras o luminosas metas. No hay que dejarse engañar por los mustios, por sus hilos de voz apenas susurrados y sus miradas luminosas como foquitos de 60 watts, o por esas sonrisillas de sorprendente factura -nos encantan-. Uno siempre sabe, aunque sea en un nivel inconsciente, que algo no está del todo bien con estos personajes. Escuchen su intuición. No escuchen los cantos de sirenas que estás personas emiten, buscando un incauto al cual embaucar. Los mustios también saben -y muy bien- qué tipo de persona es más fácil de enternecer o enganchar con su encanto como de piso recién trapeado con Pinol. Verán cómo se sorprenten con lo que ocultan los mustios.
Un ojo al gato, y otro al mustiecito-de-todos-los-días.
Son las tres y apenas me voy a sentar frente al caballete. Hoy creí que mi mañana sería corta y eficiente. Pero no. Fuí al súper, luego al mercado, después al banco -donde por quedarme a haer un trámite que me ahorraría las anualidades de las tarjetas (sí, leyeron bien, tarjetas en plural) me entetuvieron muchísismo tiempo-, luego al centro a comprar laca para proteger dibujo y al último al fiel Oxxo por lechita. Me llevé una bolsita negra con ruedas que me regaló mi mamá, ella no tuvo empacho en decirme que le había costado 14 pesos en un tianguis. La bolsilla jaló bien, hasta que creo que la cargué con demasiado peso y las pobres rueditas se iban pandeando. También me quemé la palma de la mano por la fricción del asa de poliéster. Bien fresa yo. Se me olvidó robar algo de tierrita para un vasito donde pondré los hijitos de mi suculenta. Al ratón creo que saldré a efectuar el terrenal hurto.
Ayer tuve un momento “ratatouille” mi mamá preparó un pollo como hace décadas no lo hacía. Lo probé y recordé mis ocho años a la mesa. La comida me catapultó al pasado. Cuando era igual de preocupona que ahorita. Y hablando de gente aprensiva, hoy al espejo me arranqué un montonal de canas: gruesas, rígidas como pelos de elote. ¿Será el inicio del viejazo?
Hoy también compré medio kilo de huevos -blanquillos- se me rompieron dos en la bolsa. Lo bueno es que pude rescatar las yemas para pintar. Han de saber que ahora estoy trabajando al temple.
Y la carnita la puse por raciones en bolsas ziploc. A casi un año de volar sola por fin aprendí cómo no congelar a lo menso.
Pues no postié nada en julio. Fué un mes algo difícil un poquito masomenos. Tuve una crisis creativa y otra de salud. Al mismo tiempo. Era una tosedera épica de esas de dar miedo junto con mocos y toda demás parafernalia. Además una mañana me encontró con los ojos sellados de conjuntivitis. Me asusté. El doctor dijo que era sinusitis. El remedio: una inyección y ronda de antivirales. Luego la visita a un homéopata que es como un sacerdote. Ahora, las gotas tres veces al día. Mandé a mi terapeuta al cuerno, arreglé un asunto de una expo, tuve un agarre terrible con una técnica nueva, y al final llegó agosto y todo se está enderezando. Este mes la portada de la revista KY es mía. No se la pierdan. Lolo -el gatoperro- tiene ya más de un mes conmigo. La Mansión Belga toca su final. Un año complicado se está terminando. Quién sabe que sucederá. Y con los meses me voy sintiendo más cómoda con mi condición de mujer soltera en ciudad grande. Más convencida de no aceptar jamás de nuevo una situación ambigua y dolorosa. Ando por el mercado con la sensación de estar escarbando en la basura. Quien sabe y pronto encontraré un tesoro. Por lo pronto hoy hay comida vegetariana y buenos amigos.
“Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran”
– José Saramago
El próximo mes de agosto encontrará a 13 personas ciegas dentro del recinto de la Casa Simón Bolívar (Simón Bolívar 194, entre La Paz y López Cotilla) tomando el primer taller de creación litearia para ciegos “Luz sobre la luz”.
Los trece escritores sensoriales serán guiados por el narrador Mario Bellatin en una aventura por la expresión en el lenguaje escrito.
Trece es un número fuerte. Cabalístico. El arcano trece es representado por la muerte en el tarot. Y es que la promotora Gloria Pérez tiene como uno de sus objetivos a lograr en este taller la confrontación de los alumnos con sus propias barreras internas. E incluso aunque el mismo Jorge Luis Borges escribió desde la ceguera, lograr la muerte del prejuicio de que la producción y el disfrute de la literatura es únicamente del dominio de la gente que posee el sentido de la vista es aún una meta lejana.
Aunque cada vez menos.
Este taller es el tercero de los que Pérez ha coordinado como parte de un revolucionario proyecto para ofrecer productos culturales a las personas invidentes. Se deriva del diagnóstico que la promotora realizó acerca de la oferta cultural para ciegos en el estado de Jalisco. A partir de los desalentadores resultados es que estas propuestas han estado llevándose a cabo para paliar el rezago en el que se encuentra este público. No sólo se trata de que se asuman capaces de crear, sino de que conozcan sus derechos a acceder a la cultura y a exigir que los espacios los reciban de una manera respetuosa, informada y adecuada.
Los resultados de los anteriores talleres impartidos: fotografía y pintura, dieron resultados tan sorprendentes como extraordinarios. Rompiendo paradigmas y dejando al descubierto lo segregacionista que resulta el mote de “visuales” que siempre ha acompañado a estas artes.
Mario Bellatin es director de la Escuela Dinámica de Escritores de la Ciudad de México. En sus talleres, Bellatin enfatiza los lazos que comparten todas las artes. Y para él, el escritor no debe escribir para la escuela, sino para crear. El autor incluso se encuentra estudiando Braille para estar aún más sensiblizado a la realidad de sus talleristas ciegos.
Si usted o alguien que conoce está interesado, los requisitos son sólo dos: tener ceguera total y comprometerse a asistir a todas las sesiones puntualmente. El taller es gratuito y está dirigido a jóvenes y adultos. Tendrá lugar desde el 16 al 20 de agosto de 16 a 20 horas. Lo único que debe hacer es ponerse en contacto con Gloria Pérez en el correo gloriaperezp@hotmail.com proporcionando sus datos generales, y a continuación se le enviará un cuestionario.
“El hecho central de mi vida ha sido la existencia de las palabras y la posibilidad de entretejer y transformar las palabras en poesía” -Jorge Luis Borges
“La poesía -manifestó [Borges] alguna vez tiene una entrañable amistad con la ceguera” -Roberto Alifano
Desde la infancia adoré -y también fuí traumatizada, cómo no- por esos dibujos animados japoneses llamados anime. Aquí en el callejón hemos coleccionado manga desde el 1997. Sin haber llegado jamás a ser otakus, hemos disfrutado inmensamente de las vertiginosas líneas, las sangrientas tramas y los carismáticos personajes que nos brinda lo mejor del cómic nipón. Hoy les hablaré de uno de mis animes favoritos. Salió en el mismo año en el que alegre e ingenuamente aprendía a hacer monos en una apestosilla cochera en avenida Vallarta: 1998. Y el manga en el que está basado vió la luz en Japón en 1995. O sea que ya llovió. Pero la película salió apenas este año, 2010.
Trigun fué parido por las manos y la mente del señor Yasuhiro Nightow. La historia nos lleva a cientos de años en el futuro. La raza humana ha tenido que abandonar la Tierra para colonizar otros planetas. El mundo desértico de Gunsmoke provee la atmósfera a los personajes que han de encontrarse para hacernos reír y llorar a lo largo de 26 capítulos.
Trigun tiene todo el aspecto de un western espacial con elementos de steampunk y ciencia ficción. En Gunsmoke hay enormes barcos-cruceros que se desplazan a lo largo de la arena, propulsados por motores de vapor. La gente porta rifles y viste muy a la Clint Eastwood en filmes como Unforgiven o The good, the bad, and the ugly. Los pueblos tienen nombre de meses del año, el agua escasea, y también hay compañías de seguros.
Es en este mundo en pañales donde circula la terrible leyenda del legendario pistolero Vash “La Estampida”, también conocido como “El huracán humano”. Este tipo alto, de apariencia indefinida -la gente nunca sabe a ciencia qué clase de rostro tiene- siembra el terror ahí por donde va. Ha destruido pueblos -y vidas- enteras, nació con una estrella negra, nadie desea ponérsele enfrente, y sin embargo, para quien logre atraparlo, hay una recompensa de 60 millones de doblondólares (la moneda oficial del planeta).
Sobre la estela de destrucción de este hombre van dos amables señoritas: Meryl Strife y Millie Thompson. Las dos chicas reciben la encomienda de vigilarlo las 24 horas del día para minimizar los daños que ocasiona. La compañía en la que trabajan: Seguros Bernardelli, se encuentra al borde de la quiebra por cubrir los gastos de les ocasionan los actos de este criminal.
Meryl y Millie eventualmente encuentran a Vash, y descubren, con inmensa incredulidad, que este tipo es francamente amable, idealista al extremo de no querer jamás matar a nadie -aunque esto le signifique recibir innumerables heridas-, y que su fama es el resultado de una aciaga cadena de infortunios.
A lo largo de la trama descubrimos las facetas de todos los personajes: al principio Vash es el típico idiota letal, al final es un hombre complejo que esconde tremendas sombras tras la fachada de sus falsas sonrisas. Meryl, la chica ñoña e inflexible, se enamora del pistolero sin sospechar que la diferencia de edades es mucho más profunda de lo que parece. Millie es una chica aguda y sensible debajo de su bobaliconería. Y están, por supuesto, el resto de los personajes que van apareciendo en el camino de estos tres. Uno de mis favoritos es Nicholas Wolfwood, un sexy sacerdote que porta una cruz metálica de su tamaño, en la que “carga todos su pecados”. La cruz está repleta de revólveres cargados. Nicholas bromea diciendo que la cruz es tan pesada porque “está llena de misericordia”.
Trigun es un anime en el que todos sus personajes están en la búsqueda de la redención. De una u otra manera. A algunos de estos, ésta sólo les llegará con la muerte.
El manga en el que está basada la serie animada consta de 14 volúmenes y ha sido publicada por la editoral Dark Horse en inglés. El manga es mucho más complejo que el anime, hay más personajes, es más violento y también más humorístico. Los dibujos de Nightow no son espectaculares, son más bien un tanto burdos, las proporciones no están muy bien logradas aunque la acción se lee perfectamente. El arte de la serie de TV es mejor, más acabado. El estudio a cargo de la realización fué Madhouse.
Trigun ha gozado de una inmensa popularidad. Vash se ha ido convirtiendo en el forajido preferido de muchos. Hay incluso un video -de excelente factura- en youtube en el que Spike de Cowboy Bebop va detrás de él. Aquí les dejo el link. La serie completa, doblada al español latino, también pueden verla todititita en en mismo sitio.
“El ratón Mickey es el ideal más miserable que jamás haya habido…Las emociones sanas le indican a cualquier joven independiente y muchacha honorable que esa sabandija inmunda, el mayor portador de bacterias en el reino animal, no puede ser un tipo ideal de personaje…¡Fuera la brutalización judía del pueblo! ¡Abajo el ratón Mickey! ¡Usemos la cruz esvástica!”
Artículo periodístico, Alemania, alrededor de 1935
Art Spiegelman tenía alrededor de diez años en 1958. Era una tarde de verano cuando salió a patinar con sus amigos Howie y Steve. Uno de sus patines se desató y cayó al pavimento. Sus amigos, incapaces de esperarlo, se adelantaron burlándose de él. Art, lloroso, volvió a casa y encontró a su padre trabajando en el porche. El padre le preguntó porqué estaba triste. El niño respondió que se había caído y que sus amigos se habían ido sin él. Entonces, Vladek Spiegelman dejó de serruchar y le habló desde su pasado: “¿Amigos? ¿tus amigos..? si los encierras juntos en un cuarto, sin comida, una semana entera…¡entonces verás lo que son los amigos!”
En 1978, Art Spiegelman volvió a ver a su padre después de una ausencia de dos años. Y, libreta en mano al principio, con grabadora después, logró que su padre, judío polaco sobreviviente del Holocausto, le contase toda su historia. El resultado de la profunda investigación de Art dió como resultado esa obra del cómic ganadora del premio Pulitzer en 1992: Maus.
Spiegelman nos lleva, viñeta a viñeta, en un viaje por la historia, las vidas cotidianas, los sentimientos, las pasiones, las dedichas y las luchas de su padre, su madre, Anja Zylberberg -quien se suicidó en 1968- y sus respectivas familias.
El dibujante nos muestra a su padre con una honestidad tan arriesgada como valiente: Vladek Spiegelman es al mismo tiempo un hombre brillante, encantador y lleno de recursos en la Polonia ocupada por los nazis como un tacaño intransigente, manipulador e insensible que pasa el tiempo quejándose, -entre muchas otras cosas- de que su segunda esposa sólo está con él por su dinero.
Art tampoco vacila en mostrarnos su inmensa culpa y el conflicto emocional que le trajo dibujar Maus. Llega a aparecer en varias viñetas hablando de esto con su terapeuta, otro judío polaco sobreviviente del Holocausto.
Y la genialidad de Maus no termina en la honestidad de la historia y la vulnerabilidad que el artista nos deja de manifiesto, no termina en la fluidez con que la historia se lee panel tras panel al punto de que se convierte en una obra que simplemente no puedes soltar hasta acabarla. La palabra alemana “Maus” que quiere decir “ratón”, es una clave de ese otro mensaje que el historietista maneja: a lo largo de los dos tomos, Spiegelman representa a los judíos como ratones, a los alemanes como gatos, a los polacos como cerdos, a los franceses como ranas, y así, varias nacionalidades son dibujadas con las fisionomías de distintos animales.
Muchos se han preguntado porqué el dibujante eligió cada animal, creo que cada lector tiene su teoría. Los ratones son seres sobrevivientes por naturaleza, elusivos, escurridizos y resistentes, tal vez son cualidades que el artista vió en su propio pueblo. Y los gatos, bueno, desde siempre han perseguido a los ratones, creo que es la razón más sencilla por la que eligió dibujar a los alemanes como felinos. Yo le agradezco a Art que haya usado animales antropomorfos. Pude saber a qué nacionalidad pertenecía cada personaje. Si los hubiera dibujado de manera realista, simplemente no los hubiera podido distinguir. Desde mi perspectiva latinoamericana, observo muy pocas diferencias -en la apariencia física- entre los europeos occidentales.
Y estos animales, con las austeras líneas que los describen, con la sencillez del trazo que los concibió, con sólo las cejas y los puntos negros de los ojos para transmitir sentimientos, logran estremecer al lector. Cuando el ratón llora, queremos llorar con él, cuando ríe, sonreímos, cuando lo separan de su familia, se nos hace un nudo en la garganta.
Cuando Vladek encuentra a Anja, -el amor de su vida- al final de la guerra, y ambos se funden en un abrazo, el panel apenas puede contener tanta emoción. En ese momento creemos que los finales felices de verdad existen. Pero los fantasmas del racismo y del fascismo se manifiestan, incluso, en los mismos sobrevivientes de esta tragedia: en el segundo tomo de Maus, Vladek pone de relieve su intenso desagrado por los negros cuando su nuera Francoise le da aventón a un tipo que pide raid a la vera de la carretera, y cuando éste se baja, expresa su alivio al comprobar que el negro no se robó las bolsas del mandado que traían en los asientos traseros del auto.
Aquí entra una pregunta que tal vez Art Spiegelman no pretendía que nos hiciéramos pero que sin embargo se transluce: ¿si en el corazón de un sobreviviente de la brutalidad de Auschwitz sigue latiendo el racismo, -del que ellos mismos fueron víctimas- entonces qué nos espera?, ¿qué podemos hacer para prevenir otro Holocausto?, ¿y si necesitamos otro aún más grande para entender..?
En 2007 visité Neuengamme, un campo de concentración que se localizaba al norte de Hamburgo. Nuestro guía alemán sostenía que el fascismo está aquí de nuevo, pero más sofisticado, y por lo mismo, más letal.
No nos quedemos callados, hablemos sin miedo, tal como lo hizo Art Spiegelman.
This book is dedicated to Polly Nichols, Annie Chapman, Liz Stride, Kate Eddowes, and Marie Jeannete Kelly. You and your demise: of this things alone we are certain. Goodnight, ladies. – Dedicatoria a las víctimas de Jack el Destripador, de la primera página de la novela gráfica “From Hell”
Desde pequeño, William Gull soñaba con ser elegido para una gran tarea. Una tarea que enzalzara la gloria de Dios en la tierra. Era un niño de curiosidad desbordante, y nada lo detenía en sus pesquisas para encontrar respuestas a sus interrogantes. Destazaba pequeños animales para descubrir los órganos que ocultaban sus peludos vientres, e incluso llegó a abrirle y cerrarle un ojo al cadáver de su padre frente a su doliente madre sin que ésta se diera cuenta. Tal vez sólo quería mirarlo a los ojos una última vez. O quizá ya se translucía la frialdad de su alma. Con el tiempo se convirtió en un médico de renombre en la Inglaterra victoriana. Hombre de éxito y prestigio, se casó no por amor, sino porque el estado del matrimonio le añadía respetabilidad y estatus. En la noche de bodas prácticamente violó a su mujer en medio de la oscuridad.
Fué aceptado en la hermandad masónica. Y nombrado médico de la casa real.
Su sueño comenzó a cristalizarse cuando la Reina Victoria en persona le pidió un enorme favor, un favor que, por supuesto, beneficiaría a todo el Imperio Británico. Gull practica una cirugía cerebral a Annie Crook, una chica internada en un manicomio. Crook solía trabajar como dependiente en una tienda del East End de Londres. Esta chica comete el imperdonable error de casarse en secreto con el príncipe Alberto, y además, tiene una hija con él. William Gull daña su glándula tiroides privándola de la cordura para siempre. De esta manera, la amenaza de escándalo se disipa brevemente, hasta que un grupo de cuatro prostitutas de Whitechapel – amigas de Annie Crook y testigos de su boda con el príncipe- desesperadas por conseguir dinero para comprar su paz a una banda de rufianes que las están amenazando, intentan chantajear a la familia real pidiendo una recompensa a cambio de su silencio.
Es entonces cuando los servicios de Sir William Gull son requeridos de nuevo. Así es como la leyenda de Jack el Destripador, escrita con sangre en las losas de las callejuelas de Whitechapel, también es recreada por dos manos extraordinarias: la de Alan Moore en el guión, y la de Eddie Campbell en el canutero, entregándonos una novela gráfica conmovedora en su brutal representación de estos sucesos en la Inglaterra de finales del siglo XIX.
El nombre de esta obra es “From Hell”, la casa editorial es Top Shelf, y consta de 572 páginas en su edición compilada.
Portada de la novela gráfica. La puedes encontrar en Comicastle
La dupla Moore-Campbell no pudo haberlo hecho mejor: la obra es una belleza. El guión de Moore nos adentra en la psique amoral de Gull, nos revela sus motivos, arroja luz en la sombra negra que es el alma de este hombre, transfigurado por la fuerza de su misión. El arte de Campbell nos lleva por las entrañas de ese otro personaje pivotal de la obra: la ciudad de Londres y todo su pasado pagano con sus claves antiguas, sus símbolos, su dolor y su gente.
William Gull rebana la garganta de la desdichada Polly Nichols mientras la hace recitar una alabanza a Ganesha, el dios hindú con quien compara a a Joseph Merrick, el hombre elefante quien en estas viñetas luce el rostro tapado
El barrio donde ocurrieron los crímenes: Whitechapel, era en aquellos aciagos años de fin de siglo un lugar densamente poblado por judíos, y en una estemecedora imagen, Moore propone un paralelismo al inicio de los asesinatos con la concepción de Adolfo Hitler en Austria: Klara y Alois Hitler hacen el amor y justo antes ella tiene una pesadilla: una iglesia desbordada por sangre judía. Adolfo Hitler nació en abril de 1889, lo que ubica su concepción mas o menos en agosto del año anterior: justo cuando se dieron los crímenes.
El guión nos presenta también a muchos personajes de la época: Karl Marx, Joseph Merrick y Oscar Wilde entre ellos. La técnica de Campbell lleva la critica social al terreno de la plástica cuando retrata las jornadas disímiles de Gull y una de sus miserables víctimas: Polly Nichols. Las viñetas que representan la opulenta vida del médico están ejecutadas en tinta con agua, dándole una sensación visual de ensueño y suavidad a la imagen, en contraste; la cruel realidad de la prostituta es delineada con sombras duras, líneas caóticas y quebradas.
Es la prensa amarilla la que bautiza al asesino en su afán de vender más diarios. Scotland Yard, puesta sobre aviso de la misión de William Gull, no levantará un dedo para detener la masacre. El inspector Frederick Abberline, una mera ficha en el tablero de la conspiración e ignorante de la corrupción a la que se enfrenta, investiga los crímenes internándose en ese infierno carente de esperanza llamado Whitechapel, sin saber que lo suyo es una causa perdida.
La misoginia del ambiente no deja de estar latente viñeta a viñeta: a nadie le importan estas muertes, porque por su condición son invisibles, porque ya no son jóvenes, porque son prostitutas, porque son mujeres, nadie las echará de menos.
Tal vez por eso Moore les dedicó la obra.
“I cannot reveal anything except of this: of course, we knew who (the Ripper) was, one of the highest in the land” El inspector Frederick Abberline, citado por Nigel Morland, editor, en The Criminologist, 1979.
Cumplí años hace dos semanas. Y desde el lunes tengo un gatito. Han pasado hartas cosas. A mi cumpleaños vinieron las personas que me interesaban. Por ahí se dejaron caer personas que hubiera deseado no ver pero se abrieron de ipsofacto. A tres semanas del año nuevo hay muchas cosas nuevas. El calorón ha vuelto a recordarme la torridez de la ciudad. Ni siquiera la fresca Mansión mantiene la temperatura a raya y deambulo por ahí toda chiclosa. Tengo hambre pero pensar en comida caliente me deja sin ganas de tragar Por lo pronto hay una perrita tuerta y un gatito que parece test de rorschach.
Estoy a come y come verduritas. Tengo una semana comiéndome una manzana al día. Esto puede sonar muy normal. Pero no para mí. Siempre les he tenido una aversión tremenda a lo comestible del reino vegetal. Soy una carnívora -eso creía- irredenta. Pero la colitis me volvió a agarrar. El sábado definitivamente la reconocí. “Ah…estás de vuelta méndiga”-pensé. La tuve en 2006. Y ha regresado. Debe ser debido al síndrome post-expo que traigo. La aparente resequedad de las ideas. Y el tremendo calor que impera en la ciudad. Hay cosas que me resultan difíciles de digerir en mi vida. Y qué cosa, hace una semana sentí mucha paz. Hoy sigo preparando bastidores. Tengo un tremendo mugrero. Mi cumpleaños está a la vuelta de la esquina y no quisiera seguir con la señorita Itis de visita. Pero ni modo. A fluir. A seguir mis propios consejos. Hoy entrevisté a una chica que lee las cartas en el mercado Corona, tuvimos tan buena química que ya nomás nos faltaba el cafecito caray. Y esta semana debe cambiar la cosa. Pero eso está en mis manos. Qué alivio.
“We are no longer the knights who say Ni! We are now the knights who say ekki-ekki-ekki-pitang-zoom-boing!”-Tal como lo dijeron los Caballeros que antes decían Ni en “Monty Python and the Holy Grail”
Hoy se cumplen 35 años de de que la pelicula “Monty Python and the Holy Grail” o, “Los caballeros de la mesa cuadrada”, como fué llamada en Latinoamérica, fuera lanzada en Estados Unidos. Para comemorarlo, más de 60,000 personas han bombardeado con citas proveyentes tanto de las cuatro cintas del genial sexteto de cómicos británicos como de sus sketches televisivos, la red social facebook.
La cinta, lanzada en 1975 y protagonizada por los Monty Python (Graham Chapman, John Cleese, Terry Gilliam, Eric Idle, Terry Jones y Michael Palin) está basada -vagamente- en las aventuras que el Rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda viven para encontrar el más elusivo, sagrado y venerado objeto de todos los tiempos: el Santo Grial. Si al final de su periplo encuentran la reverenciada pieza de vajilla o no, es algo que no les revelaré aquí por si no la han visto. Lo que cuenta es cómo los ingleses se valen de la leyenda del Rey Arturo para hacer una ácida crítica social de la Inglaterra moderna a través de una puesta en escena medieval absolutamente divertida, inteligente y absurda. La falta de presupuesto es notoria a lo largo de sus 91 minutos de duración -fué rodada en sólo un mes-, pero eso no impidió que se convirtiera en un clásico, y las consecuencias del escaso presupuesto inspiraron algunas de sus escenas más memorables. Un ejemplo de ello es el hecho de que, debido a la imposibilidad de alquilar caballos reales para el film, los caballeros aparecieran en pantalla junto a sus escuderos, que entrechocaban dos cocos entre sí para imitar el sonido de los animales. Esta original idea se convirtió en una de las muchas señas de identidad de la película.
Hay muchos personajes inolvidables, por supuesto, aparte de los caballeros. Mi favorito es el salvaje conejito de Caerbannog -interpretado por la mascota de una buena anciana y un mono barato de peluche embarrado de sangre de utilería-, a quien deben derrotar usando la santa granada de mano de Antioquía -una parodia al Orbe Soberano, pieza fundamental de las joyas de la corona de Inglaterra, presente en todas las coronaciones- no puedo dejar de mencionar a las sensuales chicas que habitan el Castillo Antrhax, sin más ocupación que bordar provocativas piezas de lencería -a donde va a parar Galahad, el casto caballero y luego es “rescatado” por Lancelot– los soldados franceses, los caballeros que dicen Ni, y no podían faltar los villanos por excelencia: la policía.
La cinta tiene un final completamente inesperado pero encaja a la perfección con el grado de delirio y absurdo que alcanza el humor de la película.
Ya no les cuento más, véanla. Y bótense de la risa. No se pierdan las otras cintas de los Python (And now for something completely different, Monty Python´s Life of Brian y Monty Python´s The Meaning of Life) y los sketches del programa de televisión que tuvieron a finales de los sesentas en el Reino Unido: Monty Python´s Flying Circus.